La luna de miel de Gabriel Boric, ya como presidente en ejercicio, iba viento en popa, luego de una instalación este viernes pasado llena de simbolismos destinados a convocar y emocionar a su base de apoyo.
La receta funcionaba, y se repitió sábado y domingo, con distintos actos orientados a reforzar las alegorías de horizontalidad, feminismo, equidad, justicia, y respeto a los derechos humanos y pueblos originarios.
Sin embargo, dos aspectos se salieron de guión, y propinaron el primer problema del ahora presidente Boric. Dos aspectos vinculados a un actor que parecía olvidado en el cajón de los recuerdos de la política chilena aún antes del estallido social: la Iglesia católica.
En rigor, el primer hecho ocurrió el pasado sábado, con ocasión al tedeum ecuménico por el cambio de mando, en la Catedral de Santiago, donde Boric tuvo que compartir el rito con Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzatti, dos de los ex mandamases del catolicismo chileno, acusados de complicidad y encubrimiento por abusos sexuales.
El asunto incomodó a Boric, pero no fue sino hasta el domingo cuando el mandatario sacó la voz en un acto ciudadano en La Pintana al día siguiente:
Dos aspectos se salieron de guión, y propinaron el primer problema del ahora presidente Boric. Dos aspectos vinculados a un actor que parecía olvidado en el cajón de los recuerdos de la política chilena aún antes del estallido social: la Iglesia católica
“Hay algo que me molestó ayer en la Catedral. Me molestó ver en la Catedral al señor Ezzati y a gente que ha actuado como encubridora de graves delitos contra los niños que están aquí presente. No lo noté ayer, pero me lo hicieron ver, y quiero decir que esas cosas no las podemos seguir naturalizando. Porque en este Gobierno van a estar presentes los niños y las niñas, a ustedes les estamos hablando”.
Hasta ahí, todo parecía un simple traspié. Pero, la situación se complicó más dado un segundo hecho vinculado a la Iglesia, esta vez en relación directa con el nuevo Gobierno.
Nuevamente, los hechos nacieron el sábado pasado, pero se precipitaron este domingo. De tal modo, se filtró un comunicado de los jesuitas en el que se felicitaba a Felipe Berríos, dado que “encabezará un nuevo programa nacional de trabajo en los campamentos de Chile”.
El nombramiento fue confirmado por el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes (PS), quien señalo a La Tercera ese mismo sábado que "la idea está en construcción y se trata de un equipo supraministerial, que está en proceso de conversación y que sería encabezado por él”.
El nombramiento de un sacerdote en un cargo gubernamental no fue algo que pasó desapercibido y generó críticas y molestia en redes sociales.
Sin embargo, estas no empezaron a tomar fuerza sino después de que el tema lo abordara el columnista Óscar Contardo -autor de Rebaño, un libro periodístico de 2011 que narra los abusos sexuales de los sacerdotes católicos en Chile-, quien twitteó en la noche del sábado: “Hoy fue un día negro para los sobrevivientes de abuso sexual eclesiástico. La actitud y el nombramiento que ha llevado a cabo el gobierno entrante ha provocado un daño enorme en las víctimas. También ha dañado la confianza de quienes votamos por él”.
El principal argumento de Contardo es que es inverosímil que Berríos no supiera de los masivos abusos de los jesuitas, ante lo cual no hizo nada por denunciar.
Se recordó en redes sociales que fue el propio Berríos quien bautizó como ‘Polvete’, a Renato Poblete, un jesuita que se reveló como un depredador sexual, a quien los jesuitas y el propio Berríos prodigaron diversos elogios. En su momento, Berríos insinuó que el juego de palabras era inocente, nacido de los programas de autocorrección de Windows.
“Felipe Berríos nunca supo que Juan Leturia manoseaba alumnos en su habitación, los jesuitas jamás le pidieron a ningún director de TVN que frenara una nota sobre el caso. Tampoco supieron lo que el cura Jaime Guzmán hacía con las fotos que les sacaba desnudos a sus alumnos, ni si se lo dijo su amigo Fernando Montes, quien nunca fue advertido por apoderados de lo que hacía Guzmán. Ninguno supo lo que hacía el cura Eugenio Valenzuela en su oficina con los seminaristas, ni tampoco Leonel Ibacache con los escolares con los que hacía escautismo. Nadie nunca supo que Renato Poblete, a quien candidateaban para santo, violaba mujeres, ni que los jesuitas alemanes que mandaron a Arica llevaron niñas pobres a Alemania para ser abusadas. No supieron de los abusos que cometía Felipe Denegri en su oficina de la CVX contra niñas escolares. No sabían nada. Ni un indicio. Ahora el gobierno feminista y consagrado al bienestar de niños y niñas nombra al sacerdote Felipe Berríos como encargado nacional de campamentos, porque es la persona que más sabe del tema en el país. No hay otro experto. De eso sí sabe, de los crímenes que cometían sus compañeros, amigos y mentores, no tenía idea. Nadie sabía. Nunca hubo castigo. Nada pasó. Hoy el presidente Boric fue a la catedral a orar junto a Ezzati y Errázuriz. Todos juntos, como hermanos”, escribió Contardo en su Facebook.
En la misma línea, se recordó en redes sociales que fue el propio Berríos quien bautizó como ‘Polvete’, a Renato Poblete, un jesuita que se reveló como un depredador sexual, a quien los jesuitas y el propio Berríos prodigaron diversos elogios. En su momento, Berríos insinuó que el juego de palabras era inocente, nacido de los programas de autocorrección de Windows.
De ese modo, el tema se tomó las conversaciones en redes sociales incrementándose el domingo, cuando varios twitteros influyentes se pronunciaron respecto de la decisión del gobierno. En la línea de defensa del sacerdote, se manifestó su experiencia en campamentos, y el hecho de que no está acusado bajo ningún cargo.
De todos modos, la discusión en redes fue suficiente para echar atrás la medida.
“Creo que era importante manifestar la molestia, porque son personas que hay suficientes antecedentes para que podamos entender que fueron cómplices de encubrir actos que son gravísimos contra niños y niñas, contra adolescentes. Y eso no es algo que podamos permitir”, dijo Boric a Canal 13.
Montes declaró el domingo que Berríos “no ha tenido nunca cargo, él está convocado a trabajar en un equipo. Considerábamos que el tema campamento es fundamental para el país y, por lo tanto, tenemos que sumar ampliamente a distintos sectores a trabajar. Dentro de esto, se convocó a Felipe para una instancia para discutir y ver distintas alternativas”.
Aunque, Montes -quien es católico y fundador del MAPU, una escisión de la Democracia Cristiana- de todos modos, ofreció algo de respaldo a Berríos: “una cosa son las congregaciones y otra cosa los personajes, que no es exactamente lo mismo y es parte de lo que hay que conversar”.
No fue suficiente la explicación de Montes, y el asunto ya estaba convertido en un problema para el gobierno -acaso el primero de todos-, por lo que Boric tuvo que tomar cartas en el asunto y traer la televisión a La Moneda para decir -a CNN- que Berríos “no tiene ningún cargo […] no es parte del Gobierno”, y que su incorporación a los equipos que está armando Montes “no es decisión tomada”, entre otras cosas.
Respecto del episodio del tedeum, Boric señaló -esta vez a Canal 13- que la presencia de Ezzatti y Errázuriz "fue imprudente por parte de la Iglesia".
“Creo que era importante manifestar la molestia, porque son personas que hay suficientes antecedentes para que podamos entender que fueron cómplices de encubrir actos que son gravísimos contra niños y niñas, contra adolescentes. Y eso no es algo que podamos permitir”, dijo el mandatario en la misma entrevista.
Comentarios
Quien está a cargo de la
Buenas tardes, escribo este
......lo siento por el cura
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