A esta película se le describe como una sátira, y hay que aclarar de inmediato que no lo es. Y si lo es, se parece muy poco a sus congéneres, las que suelen tener la intención de hacer reír desde la mordacidad y de retratar realidades sociales complejas a partir de un elenco más bien coral, aunque estén centradas en un solo individuo.
En ese sentido, France: en primera plana (Bruno Dumont, 2021) está lejos de provocar carcajadas a costa de los poderosos o de caracterizar con precisión el ecosistema y la fauna que pulula por los medios franceses. Por el contrario, lo que tenemos acá es más bien una semblanza, construida a través de un seguimiento continuo del semblante de la actriz Léa Seydoux, quien interpreta a una periodista llamada France de Meurs.
La película gasta bastante tiempo en seguir a France durante su trabajo y acá sí se puede ver el ánimo satírico. En su reporteo provoca el escándalo y más que mostrar la realidad, la crea como un entorno llamativo de su propio rostro.
Y no es cualquier periodista. La película nos la presenta como uno de los principales referentes mediáticos de su país, amada por una ciudadanía que parece identificarse con ella y que le pide autógrafos y fotos apenas puede. Pues France es algo así como la voz de Francia y también su rostro: con el blanco en la piel, el azul en sus ojos y el rojo en sus labios.
Y sin embargo, y pese a la identificación con los ciudadanos y con los colores de la república, France vive, socializa y vacaciona en entornos más bien aristocráticos, pues ella pertenece a la nobleza contemporánea, con banqueros, empresarios, deportistas y otros, que se congregan –por ejemplo– en una cena donde se pronuncia un radical discurso a favor de traspasar el poder de los gobiernos a los CEO de las transnacionales. Para ir sincerando las cosas.
La película gasta bastante tiempo en seguir a France durante su trabajo y acá sí se puede ver el ánimo satírico. En su reporteo provoca el escándalo y más que mostrar la realidad, la crea como un entorno llamativo de su propio rostro. El rostro de (la) France, que todo el país no puede dejar de ver.
El ánimo satírico está presente también en su asistente Lou (Blanche Gardin), una especie de asistente/fan, cuya función es azuzarla, adularla y canalizar en su voz y sus gestos la cacofonía histérica de las redes sociales. La acompaña, la reafirma, pero no la controla. Y mucho menos después del accidente.
Este no fue más que una nimiedad, en apariencia. Un choque con un motociclista repartidor (Jawad Zemmar) –a quien le disloca una rodilla– pero que desencadena una crisis de conciencia en France. O una crisis de decencia, más bien.
Y a partir de ahí, lo que hay de sátira se diluye. O más bien se estira con los tiempos breves y muertos con France tratando de reconducir su vida fuera de los medios, en situaciones diversas y generalmente incómodas en que trata de ser una mejor persona, pero que está rodeada de gente que desea que sea siempre la misma.
France no quiere que el espectador se sienta más inteligente que los personajes; no quiere reconfortarlo con ello, sino más bien lo contrario.
El realizador, Bruno Dumont, se estrenó golpeando fuerte hace 25 años con La vida de Jesús, una semblanza distanciada y empática a la vez de los jóvenes en la ruralidad del norte de Francia, un entorno escaso en perspectivas y estímulos que los encajona sigilosamente en el embrutecimiento y la violencia. Las películas siguientes siguieron una línea semejante, pero en algún momento se interesó en la comedia, el drama histórico y otros géneros más reconocibles… hasta llegar a France.
La parsimonia al contemplar a la protagonista parece un resabio lejano de sus películas iniciales, y también le permiten distanciarse –afortunadamente– de lo que hoy se suele ver como sátira. Si bien hay una exposición de cierta miseria ambiente, esta no se basa en ridiculizar a sus personajes o insultarlos con los diálogos y gestos que se les atribuyen.
Dicho en simple, esto no es No mires arriba (Adam McKay, 2021), con su desdén olímpico por todo lo que se habla, se mueve y respira en pantalla, un desdén molesto y pedante que se desborda hacia la propia película y finalmente al espectador. France no quiere que el espectador se sienta más inteligente que los personajes; no quiere reconfortarlo con ello, sino más bien lo contrario.
De hecho, esta es una película incómoda de ver, y por muchas razones. La protagonista es atractiva pero no simpática; su fama la pone en un plano distinto al de los demás, y el protocolo para comunicarlos no funciona bien; su matrimonio y su relación con su hijo son ásperos porque ambos son una prioridad (con suerte) secundaria; y su labor periodística la obliga siempre a forzar las cosas para que se muestre lo que ella tiene en su cabeza antes que la realidad.
Ante ello, se podría pensar razonablemente que esto tiene carne de sátira, solo que disfrazada con cierta contemplación que le permite disimular sus fallos, como la extraña aventura extramarital con un joven que no es lo que parece, o la estupenda secuencia de un accidente automovilístico –uno grave–, la que sin embargo parece sacada de otra película.
Más que una sátira, esto es una tragedia de baja intensidad, que se dispersa y se diluye, y que sin embargo deja para el final una secuencia elocuente y memorable respecto de la situación de Francia y de su deriva terminal.
Incómoda e inconexa, France apuesta por sostenerse en su metáfora y en la cámara que la mira: en France, la periodista, viviendo en Francia y mirándola, aparentemente inconsciente de que la decadencia que la rodea también se alimenta de su rol como rostro de la máquina mediática. Una máquina que es causa, consecuencia y síntoma a la vez de un agotamiento general, en que se relajan todos los estándares y que parece tomarse la propia película también.
Más que una sátira, esto es una tragedia de baja intensidad, que se dispersa y se diluye, y que sin embargo deja para el final una secuencia elocuente y memorable respecto de la situación de Francia y de su deriva terminal. Donde la protagonista mira a la cámara con cierto placer, como quien observa a un auto deportivo a punto de estrellarse a toda velocidad con algo peor que la nada.
Acerca de…
Título original: France (2021)
Nacionalidad: Francia, Alemania, Italia, Bélgica
Dirigida por: Bruno Dumont
Duración: 133 minutos
Se puede ver en: HBO Max
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