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Sábado, 2 de Agosto de 2025
[ContraTapa]

Frank Farian: Video Killed the Radio Star

Ricardo Martínez-Gamboa

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Farian junto al dúo Milli Vanilli.
Farian junto al dúo Milli Vanilli.

Si bien era una “táctica común” esto de tener rostros que no cantaban, quien la desarrolló al extremo fue una sola persona: el productor alemán Frank Farian, quien estaría detrás de agrupaciones como Boney M o La Bouche (responsable, ya entrada la moda del Eurodance en los noventas, de “Be my lover”, la música favorita de los tagadás y parte de lo que se llama en este campo High NRG -high energy-), y que ha fallecido esta semana a los 82 años.

“Ba-ba-ba-ba-baila bolero” era el grito de guerra de una de las canciones más pegajosas que podían bailarse en una discoteque o club en los años ochenta. El video no lo hacía tampoco nada de mal, dos mujeres muy atractivas, llamadas Francesca Merola y Roberta Servelli entonaban los sones del dúo que se hacía llamar Fun Fun con una coreografía sugerente.

¿El único pero?

Ni Francesca ni Roberta cantaban ni jota. El tema era interpretado tras bambalinas por Antonella Pepe, Angela Parisi e Ivana Spagna -que luego se haría famosa por el single “Call Me”-; como dice la Wikipedia, “una táctica común usada en la escena europea de música bailable para esa época (por ejemplo, con artistas como Baltimora y Real McCoy)”.

Si bien era una “táctica común” esto de tener rostros que no cantaban, quien la desarrolló al extremo fue una sola persona, el productor alemán Frank Farian, que estaría detrás de agrupaciones como Boney M o La Bouche (responsable, ya entrada la moda del Eurodance en los noventas, de “Be my lover”, la música favorita de los tagadás y parte de lo que se llama en este campo High NRG -high energy-), y que ha fallecido esta semana a los 82 años.

Farian sería recordado sobre todo por el “Escandalo Milli Vanilli”, cuando en 1990 se descubrió que el dueto compuesto por dos modelos masculinos -Rob Pilatus y Fab Morvan- tampoco cantaban ni jota y debieron devolver sus recientemente recibidos premios Grammy.

Pero Farian la sacó barata.

Hagamos un poco de historia: la primera canción que sonó en MTV -en agosto de 1981-, el canal de videoclips que influiría sobremanera en la forma en que se promocionaba la música, fue “Video Killed the Radio Star” de The Buggles. Este tema mostraba que los cantantes del pasado, solo dependían de su voz para hacerse famosos o famosas, pero con el advenimiento de la televisión y de los propios videoclips, debían ahora sumar una presencia escénica que ya se había desarrollado en el cine, por ejemplo, en las cintas de Elvis Presley; o en los programas late-shows en los Estados Unidos o Francia, con las puestas en visionado de bandas tipo girl-groups o el Ye-Yé de Dalidá, Françoise Hardy o Brigitte Bardot.

Más villano que héroe, Farian es un ejemplo de una época en que la imagen fue todo y que impuso que la música podía disfrazarse de otra cosa.

Fue este cambio en los modos de difusión musical lo que llevó a productores inescrupulosos como el mismo Farian a pensar que una cosa eran las voces y otra los rostros. Y ello llegó a tanto que incluso en los noventas sucedía que las caras de bandas-club como la propia La Bouche, cuando pedían un poco más de dinero, simplemente fueran desvinculadas del proyecto, porque nada importaba en rostro para las canciones, solo que se pudieran coreografiar como si no hubiera mañana en la pista de baile.

Farian por supuesto hacía más que solo eso, y The Guardian en la pluma de Alexis Petridis repara en que, por ejemplo, Boney M, no solo descansaba en sus propios temas con bits endemoniados disco, sino que en muchos covers seleccionados con pinzas, como los que hacían de los temas de The Creation que, curiosamente fue elegido para el nombre del sello indie de Alan McGee que legó al mundo el shoegaze.

Además muchas de las canciones que recuperó este señor, como “Rivers of Babylon” -que menciona líneas del Salmo 137-, son hasta hoy parte esencial del depósito cultural del pop.

Más villano que héroe, Farian es un ejemplo de una época en que la imagen fue todo y que impuso que la música podía disfrazarse de otra cosa.

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