Al menos 50 muertos dejó ayer el bombardeo de Israel a un campo de refugiados en Rafah, ciudad al sur de la Franja de Gaza donde más de un millón de palestinos han sido desplazados. El ataque militar provocó también un incendio en las carpas de los refugiados, desatando una catástrofe humanitaria en un lugar ya devastado por la guerra, con mujeres y niños entre las víctimas.
La organización humanitaria Media Luna Roja Palestina aseguró que el propio Israel había designado la zona como “área humanitaria”, segura para los desplazados. La ONG Doctores Sin Fronteras calificó el bombardeo como un horror que “muestra una vez más que ninguna parte es segura” en Gaza.
El Ejército de Defensa de Israel (IDF) indicó que el se dio para acabar con militantes de Hamás, resultando en la muerte de dos oficiales del grupo armado entre la treintena de víctimas.
El Ejército de Defensa de Israel (IDF) indicó que el se dio para acabar con militantes de Hamás, resultando en la muerte de dos oficiales del grupo armado entre las cincuenta víctimas. El IDF también reconoció los reportes de daños a civiles y se encuentra haciendo una revisión del operativo.
Horas antes del bombardeo al campo de refugiados, Hamás disparó ocho misiles a Tel Aviv, el primer ataque de largo alcance a esta ciudad desde enero, siendo contenidos por los sistemas antiaéreos de Israel.
Múltiples videos circularon en redes sociales dando cuenta de la gravedad de la masacre en Rafah, incluyendo registros de fallecidos quemados entre las carpas del campo de refugiados y el video de un niño que resultó decapitado luego del ataque aéreo.
El bombardeo a una zona supuestamente segura se da apenas a dos días de que la Corte Internacional de Justicia, el principal tribunal judicial de la ONU, ordenara a Israel cesar con su ataque militar en Rafah.
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