Estamos donde tú estás. Síguenos en:

Facebook Youtube Twitter Spotify Instagram

Acceso suscriptores

Sábado, 20 de Septiembre de 2025
[Interferencia América Latina]

La conexión chilena con el 11 de septiembre de EE.UU. 

Carel Fleming (desde Washington D.C.)

Esa coincidencia temporal no ha pasado desapercibida. Para algunos es apenas el azar; para otros, un guiño simbólico cargado de intencionalidad política. De allí surge ahora la teoría que busca explicar por qué Al Qaeda eligió precisamente esa fecha para golpear el corazón de Nueva York y Washington. Una de las hipótesis más sugerentes apunta a los vínculos entre militantes chilenos exiliados y movimientos revolucionarios en África y Medio Oriente. 

El 11 de septiembre es una fecha que resuena en la memoria colectiva con ecos distintos según el lugar del mundo. En Chile, 1973 significó el inicio de una dictadura militar tras el bombardeo de La Moneda. En Estados Unidos, 2001 marcó el mayor ataque terrorista en su historia moderna. Dos hechos separados por décadas, pero unidos por un mismo día en el calendario y con una teoría que ahora los vincularía.

Esa coincidencia temporal no ha pasado desapercibida. Para algunos es apenas el azar; para otros, un guiño simbólico cargado de intencionalidad política. De allí surge ahora la teoría que busca explicar por qué Al Qaeda eligió precisamente esa fecha para golpear el corazón de Nueva York y Washington.

Una de las hipótesis más sugerentes apunta a los vínculos entre militantes chilenos exiliados y movimientos revolucionarios en África y Medio Oriente. Tras el golpe de 1973, muchos miembros del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) viajaron a Libia, Cuba y otros países, donde participaron en programas de formación militar y política.

Se dice que en esos campamentos no solo recibieron entrenamiento, sino que también enseñaron tácticas de combate a grupos insurgentes de diferentes regiones. El “saber revolucionario” chileno, forjado en la experiencia latinoamericana, habría encontrado eco en luchas mucho más allá de los Andes.

Bajo esta lógica, Al Qaeda habría escogido el 11 de septiembre de 2001 como una especie de homenaje a aquellos instructores chilenos, considerados “maestros” en la disciplina de la insurgencia. Una fecha cargada de memoria para América Latina, resignificada ahora en clave global.

El relato es atractivo y tiene la fuerza de una novela conspirativa: combatientes chilenos exportando saberes que décadas más tarde inspirarían la mayor operación terrorista de la historia contemporánea. Una narrativa que conecta dos tragedias con un hilo invisible de insurgencia.

La teoría que durante años ha recorrido las agencias de inteligencia en el mundo, pero de la que nadie habla, es la fecha del por qué el ataque en Estados Unidos fue un 11 de septiembre. Para algunos ex funcionarios del gobierno norteamericanos, es como “honrar” a los maestros del MIR chilenos que hicieron clases en África y narraban el golpe militar en Chile en que se usaron aviones contra el palacio de La Moneda.

Esta línea de investigación no se tomó en cuenta en Estados Unidos porque en el comienzo se involucró a Iraq, y la teoría de los “maestros miristas” los alejaba de la invasión a Saddam Hussein y las armas de destrucción masiva. 

Detectives chilenos, de la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales (BIOC), creada en 1992, investigaron al MIR y a grupos subversivos, pero ya sabían, desde la época de la dictadura militar, del entrenamiento y apoyo que recibían en Libia y Cuba. Después del ataque a Estados Unidos los policías informaron a la embajada norteamericana en Chile sobre la teoría de la coincidencia de la fecha, pero los diplomáticos en Santiago no fueron escuchados por sus jefes en Washington ya que les pareció irrelevante la fecha y sus ojos estaban puestos en Iraq. Es por eso que no hay documentos de inteligencia desclasificados en Estados Unidos que se refieran a la teoría o que aparezca referencia alguna a Chile.

Para Al Qaeda, lo central no era la fecha en sí, sino la capacidad de ejecutar un ataque espectacular con impacto mediático global. El calendario un símbolo menor, lo decisivo fue el efecto político y psicológico.

De todos modos, la persistencia de esta teoría habla de la necesidad humana de encontrar significados ocultos. Cuando dos tragedias se cruzan en un mismo día, la tentación de atribuir un vínculo secreto se vuelve irresistible.

Chile y Estados Unidos, tan distintos en su historia y en su rol internacional, quedaron unidos por una coincidencia inquietante. El mismo día, en años distintos, aviones se transformaron en armas y cambiaron el rumbo de la política y de la memoria colectiva.

La huella del MIR

La teoría que vincula el 11 de septiembre de 2001 con el golpe chileno de 1973 encontró uno de sus orígenes en la figura de Marcelo Calfuquir Henríquez, militante del MIR que, tras el exilio, vivió largos años en Trípoli como enlace con el régimen de Muamar Gadaffi. 

Calfuquir fue tan cercano a Gadaffi que llegó a ser su traductor personal y quien manejaba la chequera del líder libio. Lo más irónico era que la cuenta bancaria pertenecía a un banco en Miami. Calfuquir fue el enviado especial de Gadaffi en Latinoamérica, época de las guerrillas en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Colombia. Al mirista chileno se le conocía como el “embajador informal”. 

Desde Libia, Calfuquir actuó por más de siete años como intérprete y articulador de contactos entre la izquierda chilena y la red internacional de apoyo que ofrecía el coronel libio a diversos movimientos insurgentes.

Otro miembro de la cúpula del MIR, Andrés Pascal Allende, visitó en numerosas ocasiones a Gadaffi quien les ayudó con millones de dólares y armas para la “Operación Retorno” (ingreso clandestino a Chile de militantes del MIR con entrenamiento en el extranjero). Gadaffi además coordinaba con el MIR la ayuda a Nicaragua y a otros grupos subversivos en la región. La ayuda económica luego no se extendió debido a que Gadaffi se aburrió de las pocas acciones subversivas para sacar a Pinochet del poder, las constantes peticiones de dinero y hasta los malos operativos en que les incautaban las armas como ocurrió en Brasil. 

De ese pasado surgieron relatos sobre chilenos que, además de recibir instrucción, también transmitieron experiencias revolucionarias a grupos africanos y de Medio Oriente. En ese cruce de historias se alimentó la especulación de que, décadas después, Al Qaeda habría escogido la fecha del 11 de septiembre como homenaje indirecto a esos “maestros latinoamericanos”.

Chile, Libia y Al Qaeda

Libia fue el centro de insurgencias (años 70–80). Gadaffi abrió campos de entrenamiento y refugio para movimientos revolucionarios. Llegaron guerrilleros de África, Medio Oriente y América Latina. Entre ellos, militantes del MIR chileno, como Marcelo Calfuquir y Andrés Pascal Allende, que usaron Libia como plataforma de apoyo tras el golpe de 1973.

En Afganistán, durante la guerra contra la URSS, miles de voluntarios musulmanes —los llamados árabes afganos— se entrenaron y combatieron. De esa red surgiría Al Qaeda, fundada formalmente por Bin Laden en 1988–89.

Entre los voluntarios estaban también libios islamistas, enemigos de Gadaffi, que más tarde formarían el Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG).

Mientras Gadaffi apoyaba a guerrillas extranjeras, en su propio país reprimía duramente a los grupos islamistas radicales. Los miembros del LIFG huyeron a Afganistán y se acercaron a Al Qaeda.

Así, aunque Libia fue un terreno de entrenamiento para muchos, Al Qaeda no fue aliada del régimen de Gadaffi, sino más bien refugio de sus opositores.

El hecho de que en Trípoli convivieran latinoamericanos exiliados (como miristas chilenos) y militantes islamistas del Magreb alimenta la idea de contactos cruzados.

Algunos testimonios señalan que los chilenos llegaron a impartir instrucción a otros grupos, lo que abre la puerta a especulaciones.

Décadas después, al producirse el 11-S, se unieron los puntos: Libia, exiliados chilenos, islamistas, Al Qaeda, aviones y la fecha del 11 de septiembre.

La coincidencia de fechas (11 de septiembre de 1973 y 11 de septiembre de 2001) y la presencia comprobada de miristas en Libia y más aún la existencia de islamistas libios vinculados luego a Al Qaeda, hizo creíble para algunos que el ataque del 2001 fuera un homenaje “indirecto” a los maestros chilenos de la insurgencia.

No obstante, esa conexión permanece en el terreno de la conjetura. Ni los comunicados de Al Qaeda ni las investigaciones oficiales sobre los atentados hacen referencia a Chile, al MIR o a Calfuquir. Sin duda, la trayectoria del MIR en Libia ayuda a comprender por qué la hipótesis tomó fuerza en ciertos círculos de la inteligencia en el mundo. 

Quizás nunca sepamos si hubo realmente un guiño consciente detrás de la elección del 11 de septiembre de 2001. Los ahora ex miembros del MIR nunca hablaron de esta teoría en público quizás para no llamar la atención de Estados Unidos que encerraba y torturaba en Guantánamo a cualquier sujeto que tuviera relación con el atentado. Lo que sí sabemos es que ambas fechas se cargaron de simbolismo y dolor, y que juntas construyen un espejo extraño entre el sur y el norte del continente.



Los Más

Ya que estás aquí, te queremos invitar a ser parte de Interferencia. Suscríbete. Gracias a lectores como tú, financiamos un periodismo libre e independiente. Te quedan artículos gratuitos este mes.



Los Más

Comentarios

Comentarios

Añadir nuevo comentario