Este artículo corresponde a la edición del newsletter exclusivo La Semana del 12 de enero pasado, y ahora se comparte con todos los lectores.
La sociedad ecuatoriana está conmocionada por las crudas escenas que se han vivido en Ecuador, luego de una revuelta por parte de bandas criminales, que incluyó la toma del Canal TC en Guayaquil, con toma de rehenes en vivo, el ataque a civiles en la Universidad de Guayaquil, la ejecución de policías y la exhibición de armamento de alto poder de fuego, entre muchas otras escenas de una violencia inusitada, con un saldo de decenas de víctimas fatales y centenares de rehenes secuestrados en las cárceles.
Las razones de este episodio están -en el área chica- en la fuga de la cárcel de dos líderes de las principales bandas, mientras el nuevo presidente, Daniel Noboa, intentaba controlar los centros penitenciarios, que se han convertido en las bases de operación de decenas de bandas criminales ecuatorianas, las que esparcen sus territorios como manchas de aceite, en especial en la costa del país, y las cuales se hallan en un proceso de rivalidad entre ellas que llevó en 2023 a una ola de violencia por enfrentamientos entre ellas.
En un plazo más largo, a este momento se ha llegado por un marcado y sostenido estado de deterioro de la institucionalidad del país, dado una inveterada y corrosiva corrupción que afecta al gobierno central, la policía, los gobiernos locales, los jueces y los fiscales, y el abandono del Estado de los sectores más vulnerables del país, lo que ha hecho que las bandas operen con un desparpajo que solo puede provenir de la seguridad de su propia fuerza.
De todos modos, parecía que el país había llegado a 'un antes y un después' después del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio a días de la elección presidencial en agosto de 2023, con lo que las bandas criminales -directa o indirectamente- condicionaron los comicios que a la postre llevaron a Noboa al Palacio de Carondelet. Pero no fue así; había otro 'un antes y un después' a la vuelta de la esquina, que ha llevado a que el presidente ecuatoriano declare -literalmente- la guerra a estas bandas.
A este momento se ha llegado por un marcado y sostenido estado de deterioro de la institucionalidad del país, dado una inveterada y corrosiva corrupción que afecta al gobierno central, la policía, los gobiernos locales, los jueces y los fiscales, y el abandono del Estado de los sectores más vulnerables del país, lo que ha hecho que las bandas operen con un desparpajo que solo puede provenir de la seguridad de su propia fuerza.
Dado el estado de shock en el que está Ecuador, nadie está o puede estar muy en contra de la autoridad presidencial, y todas las fuerzas políticas están llamando a la unidad, lo que incluye al ex presidente Rafael Correa, tal vez el principal opositor. Esto, porque hasta ahora, la inseguridad del país estaba -de algún modo- acotada a los enfrentamientos entre bandas, por lo que buena parte de la sociedad ecuatoriana permanecía relativamente indiferente; 'que se maten entre ellos'. Pero, ahora cualquiera se siente directamente vulnerado, pues seguramente las bandas han pactado entre sí una tregua para enfrentar al Estado, el cual había empezado a amenazarlos en su conjunto dada la presión que hay luego del asesinato de Villavicencio.
En otras palabras, ahora la guerra es popular, lo que va a llevar a que toda la política ecuatoriana gire hacia las pulsiones autoritarias y agendas vinculadas a la industria bélica. Desde ya, el ex candidato Jean Topic, un émulo del salvadoreño Nayib Bukele y empresario de la seguridad, solicitó ser parte de las decisiones del gobierno en esta materia.
También Estados Unidos aprovechó la ocasión para intercambiar el armamento ruso y soviético de Ecuador, por el de su industria armamentística, con lo que probablemente esas armas ecuatorianas terminen llegando a Ucrania, y Ecuador entre en la lista de países inamistosos hacia Rusia.
Pero, que la guerra sea popular ahora no asegura que la vaya a ganar el Estado ecuatoriano. Esto, no tanto por los recursos y el poder de fuego que tengan las bandas, los cuales son amplios, sino porque el estado de corrupción del Estado parece terminal, y nadie sabe hasta qué punto afecta a las Fuerzas Armadas. Si es que es un nivel similar al de la Policía, Noboa está en graves problemas. Tan graves como los que tuvieron los gobiernos colombianos en los 90', bajo la sombra de Pablo Escobar.
Es por eso, que un escenario muy probable es que haya en algún momento un 'Plan Ecuador', como hubo un 'Plan Colombia', baj0 el cual se apalancaron gobiernos autoritarios de derecha junto al Departamento de Estado de Estados Unidos, los cuales, en su accionar contra narcos y guerrilleros, no trepidaron en realizar gravísimas violaciones a los derechos humanos y los derechos sociales, lo que pasó especialmente bajo el mandato de Álvaro Uribe.
De hecho, ya en Ecuador se discute la necesidad de implementar extradiciones de los líderes a Estados Unidos. Esto, dados los vínculos de las bandas ecuatorianas con los carteles mexicanos de narcotráfico y otras bandas extranjeras, como el Tren de Aragua de Venezuela. Al respecto, hay que advertir que el fenómeno criminal ecuatoriano es bastante endémico, lo que lo hace más peligroso, de alguna manera, pues también está más arraigado a los territorios donde opera.
Además, el éxito del Estado ecuatoriano -el llamado Plan Fénix, del cual se desconoce prácticamente todo- no está garantizado, pues sobre Ecuador pesa un escepticismo crónico hacia las clases dirigentes, tanto de izquierda como de derecha. Es por eso que, cuando empiecen a emerger las primeras señales de corrupción, tal vez la opinión pública gire hacia otras formas de manifestación, como las protestas masivas que en la pasado han sido lideradas por las comunidades indígenas del país. Por su parte, estas comunidades ya han llamado a recogerse sobre sí mismas para defenderse, tanto de las oligarquías políticas, como de las bandas criminales.
De todos modos, tal vez, si es que la sociedad ecuatoriana se convence de que está en guerra contra "terroristas", como ha llamado Noboa a las bandas criminales, esa desafección social pueda tener un efecto menos aguzado. Habrá que ver.
Pero, que la guerra sea popular ahora no asegura que la vaya a ganar el Estado ecuatoriano. Esto, no tanto por los recursos y el poder de fuego que tengan las bandas, los cuales son amplios, sino porque el estado de corrupción del Estado parece terminal, y nadie sabe hasta qué punto afecta a las Fuerzas Armadas. Si es que es un nivel similar al de la Policía, Noboa está en graves problemas.
Como siempre en estos casos, consulto a mi padre, José Almeida, un antropólogo e intelectual ecuatoriano. Esto es lo que piensa (y sepan perdonar que venga de tan cerca): "Como efecto del miedo insuflado y amplificado por los medios, en magnitud de pavor, ahora 'todo el mundo' apoyaría esas medidas y desde luego la reelección del régimen de Noboa, es decir, de la derecha oligárquica, ahora disfrazada de 'redentora' y auspiciadora de una represión sin límite de cualquier disidencia. Y como te anticipe anteriormente, el golpe se inicia y culmina en los medios, con la manipulación del miedo como catapulta de sus verdaderas intenciones. Ahora veamos cuando la gente se oponga y salga a protestar. Me temo lo peor. Ojalá me equivoque".
Como algunos lectores y lectoras saben, nací en Quito, donde viví hasta los ocho años, en el seno de una familia ibarreña. Es por eso que voy a Ecuador con cierta frecuencia, y tengo una relación de pertenencia. De esos primeros años, tengo solo un recuerdo de violencia, fue un asalto en una pizzería en Quito, vivido por mis padres, donde delincuentes entraron armados al lugar, sacaron el dinero de la caja, y los relojes y billeteras de los comensales. Habrá sido a principios de los 80', y fue un hecho del que se habló por años en la familia. En cambio, recuerdos de la corrupción tengo muchos más, hasta el punto en que eran cotidianos, en especial asociados a la venalidad de los policías en la calle, los 'chapas', como se les dice popularmente, a quienes todo el mundo compraba por un puñado de sucres.
[Artículos interesantes al respecto]
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- La tragedia ecuatoriana, mi anterior newsletter al respecto, de agosto de 2023.
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