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Viernes, 19 de Abril de 2024
Nueva Constitución

La nueva Cuba en la mirada de Max Marambio

Maximiliano Alarcón G.

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Max Marambio y Fidel Castro en Cuba
Max Marambio y Fidel Castro en Cuba

Este país latinomaericano que en los 60' entró en la órbita soviética y que luego lideró los movimientos de izquierda en América Latina hasta la caída del Muro de Berlín, está cambiando. Conversamos al respecto con este ex mirista y empresario que conoció de cerca a los hermanos Castro.

Admision UDEC

El pasado domingo 24 de febrero, mientras los ojos del mundo estaban puestos en Juan Guaidó y su fallida operación de entrada de ayuda humanitaria a Venezuela, en Cuba se realizaba un referéndum para aprobar una nueva Constitución, instancia que no se realizaba desde 1976.

Según los datos de la Comisión Electoral Nacional de Cuba, en el plebiscito participaron voluntariamente 7 millones 848 mil 343 personas, lo que corresponde al 90,15% de los 8 millones 705 mil que están habilitados para votar. De ese universo, el 86,9% aprobó la nueva constitución cubana.

Entre los resultados que más se han analizado durante estos días está la consagración del derecho al matrimonio igualitario, el que motivó una fuerte discrepancia social en Cuba. Pero, por sobre todo, las definiciones políticas y económicas son los temas de fondo en el país que inició su revolución hace sesenta años.

Para conocer puntos de vista interpretativos destacados de la nueva carta magna, INTERFERENCIA conversó con Max Marambio, un empresario que ha vivido allá y de los pocos que ha sabido hacer negocios en Cuba, y un ex mirista que ha sido muy cercano al proceso cubano, hasta 2010, cuando rompió relaciones con los hermanos Fidel y Raúl Castro. 

Después de 50 años desde que inició la Revolución Cubana y con todos los cambios en el contexto mundial ¿Cuáles eran las principales necesidades de una nueva Constitución en Cuba?

"Un plebiscito tiene sentido cuando está la intención de legitimar algo, y lo que está por legitimarse en Cuba es la necesidad de dar un cierto espacio para que la gente pueda ganarse la vida por sí misma, porque el Estado lamentablemente no tiene los medios para asegurar un desarrollo sostenible de la sociedad cubana", dice Marambio.

El empresario considera que es el proceso correcto, pese a que algunos temas fueron cambiando durante la fuerte discusión interna que se dio entre los cubanos. Un ejemplo fue lo ocurrido con la situación del matrimonio igualitario. Inicialmente estaba previsto que se reemplazara el concepto de "unión entre un hombre y una mujer" por "unión entre dos personas", pero finalmente quedó un bastante más ambiguo "forma de organización familiar", que aún no determina si se permitirá que personas del mismo sexo se casen.

"Parece ser que esto obedecía a la necesidad de marcar el tiempo de una nueva idea de cómo se va a dirigir el país".

"La consulta partió con una serie de preguntas que estaban amarradas, como el carácter socialista de la revolución, el rol Partido Comunista como pilar rector de la nación, cosas que no se pusieron en duda. Los cambios no fueron muchos, más bien se trató del reconocimiento de cosas que estaban naturalizadas en el pueblo cubano. Por tanto, el tema era darle cierta legitimidad y al mismo tiempo instituir algunas otras dependencias o aparatos de gobierno, que hablan de un tema de poder, para que quedaran estandarizadas en la nueva Constitución. Parece ser que esto obedecía a la necesidad de marcar el tiempo de una nueva idea de cómo se va a dirigir el país", reflexiona Marambio.

Una de las novedades más llamativas de la nueva Constitución cubana es la figura del primer ministro. Esta existió durante las primeras décadas de la Revolución, hasta 1976 específicamente, cuando fue reemplazado por el título de presidente ¿A qué responde la figura del primer ministro que se consagra en la nueva Constitución?

"Esto fue algo que se sacó bajo de la manga, no estaba en las consultas previas ni en las consultas generales de los estamentos del partido. Me figuro que esto tiene que ver con la precaución de poder controlar a quien se haya instituido como Presidente de la República, que en este caso es Miguel Díaz-Canel", dice el empresario.

"El cargo de primer ministro crea un triángulo de poder en el que están el presidente, el primer ministro y Raúl Castro, como primer secretario del PC"

Según la opinión del ex mirista, el actual presidente ya tiene un contrapeso, aparte del primer ministro recién creado, lo que generaría un triángulo del poder. El empresario dice que es Raúl Castro, desde el cargo de primer secretario del Partido Comunista, quien desde esta posición le permite tomar medidas sin tener que "considerar ningún aparataje". 

"Cuando dejan de presidente a Díaz-Canel, pienso que en algún momento se produjeron algunas circunstancias internas dentro de Cuba que hicieron conveniente crear a esta figura del primer ministro. La presentaron sin detalle, en una nebulosa que parece no tener mayor importancia, en un artículo que no estaba firmado, pero que marcaba las ideas que se iban a manejar en la Constitución del cargo de primer ministro. Lo único que se decía es que se iba a crear esta figura, pero sus funciones no están ni explicadas ni delimitadas".

"Esto es como un déjà vu en el que se reedita la idea del ´trabajador de cuenta propia' de la época del 'periodo especial', pero que ahora parece reconocer un sector importante, porque no les queda otra opción".

 Con Raúl Castro al mando, Cuba inició un proceso de apertura económica, la que hoy se consagra en la Constitución reconociendo a la propiedad privada, el mercado y la inversión extranjera como elementos importantes de la economía ¿Hacia qué dirección va económicamente Cuba?

"Hay cosas que parecen nuevas. La ley 50, que fue la primera ley de inversión extranjera que aprobó Cuba, se realizó poco antes de la caída de la Unión Soviética, que era el principal benefactor de la isla. Con eso se hicieron grandes cosas, como la financiación del moderno aparato de turismo, la única entrada de divisas en Cuba", señala Marambio.

El empresario plantea que la Ley de Inversión Extranjera, aprobada en 1982 y que ha sido actualizada años posteriores, tenía considerados varios temas que persisten en la actual carta fundamental, asimismo con los sistemas de producción mixtos.

"Muchas cosas tuvieron una declinación después del 'período especial', ocurrido tras la caída del campo socialista. Cuba tuvo penurias cuando Fidel sintió que la lógica de la Revolución se estaba resintiendo ideológicamente con la aparición de una segunda clase, ligada a los negocios, que no era la trabajadora, la única que el país aceptaba desde el punto de vista político. Entonces esto es como un déjà vu. La única diferencia es que de un tiempo a estar parte ha habido cierta tolerancia permanente con iniciativas que estaban limitadas en un glosario en donde se aceptaban los trabajos 'por cuenta propia', donde había gente, por ejemplo, que eran artesanos productores de botones. De tal modo, esto viene a reeditar una idea antigua, pero que ahora, al parecer, parece reconocer un sector importante, porque no les queda otra opción", apunta Marambio.

"Este 8% que se atrevió a rechazar es algo enorme. Una revolución".

Cerca de 706 mil personas -8,11% de los electores- rechazaron la nueva carta magna. Si bien es un porcentaje menor ¿Cómo se interpreta este sector que se inclinó por la opción "No"?

"Eso es una revolución. Si miras todas las consultas anteriores del país, del tipo de opinión o electivo, siempre el resultado era 99% a favor, el resto era irrelevante. Este 8% que se atrevió a rechazar es algo enorme. Las noticias que tengo es que estuvieron deteniendo personas, probablemente gente que arengó a sus vecinos a rechazar. No creo que los tengan presos mucho tiempo, pero se los llevaron. Estas cifras son inéditas en la historia de la Revolución y rompen la tradición. Hay que anotarlo como la primera vez que sucedió", acota.

¿Hay un cambio en la legitimidad de las elecciones? 

"¿Qué sistema conoces en que la gente vote con un 99% a favor? Si miras cualquier elección en el mundo que tenga un ‘sistema distinto’, generalmente las mayorías no suben de 70%. Eso es algo enorme. Pero si lo pones en comparación con la historia, es primera vez que la parte gubernamental no saca el 99% de los votos", dice.



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