El fútbol y la política en Chile, como en todo el mundo, han tenido una relación estrecha y compleja a lo largo de la historia. Sobre todo, desde la dictadura militar y los primeros años de la transición democrática, cuando el público en los estadios aprovechó las facilidades que brindaba cada evento futbolero para expresar su malestar o sus reclamos sociales. Hoy, la conexión se ha vuelto más compleja con múltiples bemoles e historias a medio contar y no exenta de teorías de la conspiración. Como, por ejemplo, que el estallido social habría sido organizado y llevado a las calles (y sobre todo a las estaciones de metro) por barras bravas.
Efectivamente, durante la dictadura de Pinochet a través del fútbol la sociedad encontró tanto un espacio para la alienación, como una oportunidad para expresar su descontento, más no estaban dadas las condiciones para que el vínculo generara expresiones más organizadas o permanentes en el tiempo. Con la llegada de la democracia el balompiéchileno se transformó en un reflejo de la lucha por los Derechos Humanos y la construcción de un nuevo país. Jugadores, exjugadores, dirigentes y empresarios, comenzaron a posicionarse en temas sociales y políticos, y los estadios se consolidaron como escenarios para complementar el apoyo a los colores con manifestaciones contra la desigualdad y la corrupción. Y muchos, con la cabeza más fría y la mirada fija en objetivos no evidentes, entendieron el contexto como una gran oportunidad. En pleno 2024, los clubes y las barras bravas de Chile continúan siendo actores relevantes en la dinámica política del país. La "Garra Blanca" (Colo-Colo) y los "Los de Abajo" (Universidad de Chile) no solo se identifican con sus respectivos equipos, sino también con posicionamientos políticos y sociales.
El fútbol ha sido un factor clave en las recientes elecciones municipales, por ejemplo, en Valparaíso, donde dos de los principales candidatos a edil tenían una fuerte conexión con Santiago Wanderers: Rafael González, candidato del Partido Republicano y actual vicepresidente de la Sociedad Anónima que administra el club porteño, y fue severamente resistido por los hinchas quienes lo responsabilizaban de la mala gestión deportiva y económica que ha tenido la institución en los últimos años. Por otro lado, la candidata independiente Carla Meyer, quien contó con el apoyo público de figuras históricas del club, como Jefferson Castillo, Agustín Parra, Mauricio Viana y Moisés Villarroel.
En el contexto de la crisis económica postpandemia que golpeó a una sociedad polarizada por los debates sobre la nueva Constitución, las barras han sido un reflejo de las tensiones políticas y sociales. Durante el proceso de reescritura constitucional entre 2021 y 2024, hinchas de diversos clubes, en calidad de tales, organizaron manifestaciones tanto a favor como en contra de los textos en gestación, utilizando nuevamente los estadios como plataformas para visibilizar sus demandas. Pero también el fútbol ha sido un factor clave en las recientes elecciones municipales, por ejemplo en Valparaíso, donde dos de los principales candidatos a edil tenían una fuerte conexión con Santiago Wanderers: Rafael González, candidato del Partido Republicano y actual vicepresidente de la Sociedad Anónima que administra el club porteño, y fue severamente resistido por los hinchas quienes lo responsabilizaban de la mala gestión deportiva y económica que ha tenido la institución en los últimos años. Por otro lado, la candidata independiente Carla Meyer, quien contó con el apoyo público de figuras históricas del club, como Jefferson Castillo, Agustín Parra, Mauricio Viana y Moisés Villarroel. Destaquemos, ahora en la capital, la promesa de campaña del reelecto alcalde de Lampa Jonathan Opazo, quien le abre las puertas de su comuna a la U. de Chile para un proyecto de estadio para los azules. Aunque parezca cuento del lobo.
Pero, insistimos, así como la sociedad criolla se ha vuelto más amorfa, impredecible y difícil de interpretar, también se han multiplicado las posibles modalidades de conexión entre fútbol y política. Por ejemplo, el crecimiento del fútbol femenino en Chile se ha vinculado con la lucha por la igualdad de género y los derechos de las mujeres; las jugadoras de la liga femenina se han convertido en voces importantes de esta causa. Durante el presente año, han llevado a cabo diversas protestas y declaraciones públicas para exigir mejores condiciones laborales y salariales, así como una mayor inversión en el desarrollo del deporte femenino. Esta movilización ha ido más allá de las canchas. La selección femenina y los clubes han adoptado un discurso crítico frente a las estructuras de poder en la ANFP y han utilizado su creciente visibilidad para apoyar causas como la educación sexual, el aborto y la violencia de género. Así figuras como Tiane Endler, han emergido no solo como referentes del deporte, sino como líderes de opinión en temas sociales y políticos.
En 2024, el gobierno ha adoptado un enfoque más activo en la regulación y promoción del fútbol. Por un lado, se han implementado políticas para mejorar la infraestructura deportiva, especialmente en barrios vulnerables, con el fin de fomentar la inclusión social y reducir los índices de delincuencia. Además, ha habido un aumento en la inversión estatal en el desarrollo del fútbol femenino, reflejando un cambio en la prioridad de las políticas de género en el deporte. Sin embargo, esta intervención no ha estado exenta de polémica. La corrupción en la ANFP sigue siendo un problema latente, y la clase política enfrenta desafíos para mantener la credibilidad de sus acciones. Las denuncias sobre malversación de fondos destinados a la mejora de recintos deportivos y la falta de transparencia en la asignación de recursos han alimentado la desconfianza de la ciudadanía y de los mismos actores deportivos.
Esta digitalización ha permitido una mayor visibilidad de las demandas sociales, pero también ha generado un aumento en las tensiones entre diferentes grupos de hinchas. Además, los nuevos medios digitales han permitido a los jugadores y jugadoras asumir un rol más activo en la conversación pública. Las declaraciones de futbolistas sobre temas políticos ya no pasan desapercibidas, y sus opiniones influyen en la percepción pública y en la dirección de ciertos movimientos sociales
La amalgama se nos escapa de las manos si consideramos la influencia de las redes sociales. Los hinchas utilizan plataformas como Twitter, Instagram y TikTok para expresar sus opiniones sobre la actualidad política del país, así como para organizar manifestaciones y campañas de concienciación. Esta digitalización ha permitido una mayor visibilidad de las demandas sociales, pero también ha generado un aumento en las tensiones entre diferentes grupos de hinchas. Además, los nuevos medios digitales han permitido a los jugadores y jugadoras asumir un rol más activo en la conversación pública. Las declaraciones de futbolistas sobre temas políticos ya no pasan desapercibidas, y sus opiniones influyen en la percepción pública y en la dirección de ciertos movimientos sociales. En 2024, el papel de las redes sociales como herramienta para la movilización política y social en el fútbol es más relevante que nunca.
Lo que podemos observar, en definitiva, es que los actores políticos están ampliando cada vez más las posibilidades de hacer pie en el fútbol e incluso de instrumentalizarlo. Si bien es cierto algunas veces sus discursos y parte de sus actos parecen inofensivos, e incluso loables, no debemos dejar de estar atentos, porque el maridaje en la medida que está saturado de ingredientes, de diversa calidad y naturaleza, se puede expresar en un plato que nos produzca indigestión.
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