“Son himnos y en cada concentración hay canciones que no faltan, que las canta el mismo pueblo, son canciones movilizadoras. Pero hay otra canción que queda en el alma del pueblo y en eso Violeta Parra era la artista popular por excelencia. Porque Violeta no hizo canciones movilizadoras en el sentido contingente, ponte tú de una concentración, sino que Violeta, y yo creo que es el objetivo fundamental de la canción auténticamente popular, revolucionaria, hizo esa canción que moviliza los sentimientos del hombre, que le produce estados de conciencia…” dijo Víctor Jara en una entrevista de radio al periodista Nicomedes Santa Cruz previo a un concierto que daría en Perú el 30 de junio 1973.
Hoy, la canción El derecho de vivir en paz de Víctor Jara es el himno de las protestas masivas en el Chile despertó, marcadas por la represión policial y militar.
José Alcaíno de la comuna de Lo Prado, está vendiendo aguas y bebestibles con un alto parlante en que el que se escucha El pueblo unido jamás será vencido. Su carrito lo instaló en la Alameda a la altura del metro Universidad Católica, está sin trabajo, “me las tengo que buscar”. “Veo que el pueblo se unió y ya nos queremos más abusos, estoy de acuerdo y esta es mi forma de apoyar”, dice Alcaíno.
La canción compuesta por Sergio Ortega Alvarado y escrita en conjunto con la banda Quilapayún se grabó a comienzos de septiembre de 1973, cuando el grupo se encontraba de gira en Europa, días antes del golpe de Estado. El pueblo unido jamás será vencido es una de las canciones chilenas más conocidas a nivel mundial, es más, el nombre de la canción se transformó en una consigna en marchas y actos. Incluso la palabra pueblo hoy ha cobrado fuerza en las pancartas y gritos a los largo del país.
“Todos los que tocamos algún instrumento nos juntamos aquí para esto tan bonito, al fin nos podemos mirarnos a la cara, somos todos desconocidos, pero nos juntamos por un objetivo común y eso es cambiar el miedo. Son canciones valientes, por eso las recordamos”, dice el sociólogo Pablo Jara, vecino del sector del Metro Cummning que el viernes 25 de octubre participó en la convocatoria en el frontis de la Biblioteca Nacional Mil guitarras para la paz, en la jornada de la marcha más grande de Chile.
Ismalí Sepúlveda vive en Santiago centro, baila junto a una bandera mapuche, frente a las guitarras. “Son canciones que siempre han sido del pueblo, hemos salido a marchar por la educación, por no más AFP, porque ningún Gobierno ha hecho caso”. Mientras que Sebastián Piña, profesor de música, quien reside en Santiago centro, también participa cantando junto a su guitarra en la convocatoria. “Es momento que nos escuchen. Nos juntamos difundiendo a través de redes sociales, donde se ha visto además todos los atropellos a los derechos humanos. Son canciones que trascienden, e incluso les hizo coherencia a la gente más joven, porque la música despierta conciencia”.
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En siete días de manifestaciones que no cesan, El pueblo unido, El derecho de vivir en paz, El baile de los que sobran y En un largo tour, que fueron himnos de la lucha del pueblo chileno contra la dictadura de Augusto Pinochet, se cantan en diferentes puntos del país, bajo el actual toque de queda de Sebastián Piñera, y sus estrofas se utilizan incluso para confrontar las armas de los militares. En Twitter un video registra cómo un joven en Antofagasta grita “el pueblo unido jamás será vencido” tocando un instrumento rodeado por efectivos militares.
El derecho de vivir en paz de Víctor Jara sonaba en los alto parlantes del Teatro Municipal el pasado martes 22 de octubre a las 20:00, justo cuando comenzó el toque de queda en la ciudad de Santiago. Como si fuera un dejavù que recuerda los tiempos de dictadura, no solo en la capital del país, sino que también en ciudades de regiones como La Serena; ahí, la canción fue interpretada por una orquesta ciudadana improvisada. Además, en redes sociales se ha visto que algunos usuarios se organizan para escuchar este himno popular.
Víctor Jara es un emblema de la lucha contra la represión, pues fue asesinado precisamente por la dictadura encabezada por Augusto Pinochet, el 16 de septiembre de 1973. Los peritajes que hicieron sobre el cuerpo del cantautor hallaron 44 disparos perpetrados por militares.
El mismo sentimiento plasmado en El derecho de vivir en paz, sexto álbum de Jara, parece haber resurgido en los chilenos, quienes mientras se acerca el toque de queda mantienen la protesta y los enfrentamientos con Fuerzas Especiales de Carabineros y el Ejército. Así como reza la canción "la luna es una explosión que funde todo el clamor”, el anochecer sólo aumenta la intensidad de la exigencia del derecho a circular libremente, suspendido por Sebastián Piñera al declarar el Estado de Emergencia y el toque de queda.
“Yo te podría contestar que la canción casi no la defendemos nosotros porque la defiende la propia clase trabajadora. Nosotros nos hicimos como cantantes frente a ellos y con ellos, en los sindicatos, en asentamientos campesinos, dentro de las universidades…”, reflexionaba Víctor Jara en junio 1973.
Luis Ulloa de la comuna de Peñaflor, trabajador de una fábrica, ha salido todos los días a protestar. “Las canciones nos dan fuerza cuando nos unimos. A través de la música y las canciones, evocan algo, debemos sacar de un plumazo todo lo que dejó la dictadura de Pinochet”.
“Nadie nos quiso ayudar de verdad” es una de las frases de la canción de El baile de los que sobran de Los Prisioneros que mejor describe la segregación y desigualdad que hoy reclaman miles de chilenos.
Esta canción, compuesta por Jorge González del disco Pateando piedras de 1986, es una de las más emblemáticas de la música popular chilena de los años ochenta. “Su letra ilustra de manera amarga y desesperanzada las diferencias de clases existentes entre la juventud chilena. Mucho antes de que en Chile se incorporara al debate público el problema de la mala distribución del ingreso, Los Prisioneros describieron de un modo dolorosamente certero lo que era pasar doce años en un liceo numerado para luego egresar a la cesantía”, dice el sitio de Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional.
El grupo de rock de la comuna de San Miguel se transformó en un símbolo de lucha frente a la dictadura de Pinochet y actualmente El baile de los que sobran refleja el descontento de los ciudadanos no tan solo por el alza del pasaje del Metro, sino además respecto al sistema de jubilación, los altos costos de la salud y educación. Es decir la desigualdad.
Oías los consejos, los ojos en el profesor
Había tanto sol sobre las cabezas
Y no fue tan verdad
Porque esos juegos, al final
Terminaron para otros en laureles y futuros
y dejaron a mis amigos
pateando piedras.
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