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Lunes, 8 de Septiembre de 2025
[Crítica]

Lo que el tercer tiempo nos ofrece

Roberto Rabi González (*)

"A lo largo de seis cuentos breves, el autor demuestra sus recursos con convicción; una pluma aguda pero siempre sensata, narrando sin aspavientos, sin caer en la tentación de engrandecer el gesto técnico ni de poetizar en exceso la épica del gol, aventuras que enamoran, incluso a quienes no se han contagiado del letal y adictivo virus del balompié".

Mauricio Moyano no es un escritor avezado, pero lo disimula muy bien. Y, mejor aún, su pluma embriagadora chorrea la ambición propia de los escritores jóvenes y rebeldes que quieren ganarse un lugar relevante entre aquellos que escriben para la posteridad.

En su reciente libro de cuentos  “Tercer Tiempo”,  Mauricio, un ingeniero civil atípico, talentoso y afable, nos abre la puerta a un universo donde el fútbol amateur deja de ser solo un juego para convertirse en una metáfora de la vida. Cada pase, cada gambeta y cada gol son apenas la superficie de historias más profundas, donde la cancha —sea de hierba, de pasto sintético o de tierra— se vuelve el escenario de pasiones, conflictos, triunfos y derrotas personales.

A lo largo de seis cuentos breves, el autor demuestra sus recursos con convicción; una pluma aguda pero siempre sensata, narrando sin aspavientos, sin caer en la tentación de engrandecer el gesto técnico ni de poetizar en exceso la épica del gol, aventuras que enamoran, incluso a quienes no se han contagiado del letal y adictivo virus del balompié. La fuerza de estos relatos radica, precisamente, en su mirada sobria y entretenida, en esa capacidad de poner el centro de la narración en el juego mismo y en las emociones que despierta, más que en la caricatura de sus protagonistas.

En algunos de los cuentos, nos achicharramos bajo el sol inclemente del Norte Grande, sintiendo en la piel la dureza de esas canchas polvorientas donde cada pique parece ser una prueba de resistencia. En otros, viajamos hasta Sudáfrica, a un lugar donde el talento y la hechicería se entrecruzan, recordándonos que, en el fútbol como en la vida, el control absoluto es apenas una ilusión. También sufrimos la angustia de participar en una celebración de sábado por la noche que se extiende peligrosamente, amenazando con arrastrar al fracaso el rendimiento en la justa del  día siguiente, como si cada brindis fuera una nueva carga sobre los hombros.

El "tercer tiempo", ese ritual que sucede después del pitazo final —esa mezcla de camaradería, desahogo y melancolía— no es solo el título que da nombre al libro: es la atmósfera constante que atraviesa los relatos. Siempre latente, siempre al acecho, como una segunda vida que empieza justo cuando el partido termina.

Tercer Tiempo es, en definitiva, una colección de historias donde el fútbol se juega tanto con los pies como con el alma. Un libro para quienes entienden que en cada partido no solo se disputan puntos, sino también fragmentos de nuestra propia existencia. Un libro que termina transformándose en una gambeta tan endiablada que hace que disfrute del fútbol incluso aquel que lo detesta.

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Voy por ese "Tercer Tiempo". Hace falta oxigenar la galaxia futbolera, en estos días de escaso brillo en la cancha... Gran columna, felicitaciones.

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