No es algo sorpresivo, de hecho, es de manual. Cuando perdió Eduardo Frei Ruiz-Tagle en 2009 la Concertación hizo una ‘profunda autocrítica’. Cuando Alejandro Guillier fue derrotado en 2017, la Nueva Mayoría actuó de la misma manera. Esta vez el turno fue del Frente Amplio (FA), el partido del presidente Gabriel Boric y que lideró su actual gobierno.

El pasado 18 de diciembre, a cuatro días del triunfo de José Antonio Kast en la elección presidencial, el referente de esta colectividad, Giorgio Jackson, difundió entre los militantes un documento de 18 páginas titulado ‘El fin de un ciclo, ¿qué esperar ahora? Algunas pistas para procesar las elecciones de Chile’. 

En éste repasó acontecimientos relevantes que a su juicio incidieron en que la militante del Partido Comunista (PC), Jeannette Jara, perdiera en el balotaje frente al representante del Partido Republicano.

Por ejemplo, los indultos a los presos del estallido social, la compra de la casa de Allende, el error en las tarifas de electricidad, el Caso Convenios, el Caso Monsalve, entre otros.

Pero algo de lo que no se hizo cargo Jackson es de la falta de sustento ideológico del partido y de haber quedado como los maestros de la improvisación en la política nacional.

Pero algo de lo que no se hizo cargo Jackson es de la falta de sustento ideológico del partido y de haber quedado como los maestros de la improvisación en la política nacional.

Los problemas de planificación vienen desde los orígenes de este grupo. En 2017 nacieron como un conglomerado liderado por Revolución Democrática y el Movimiento Autonomista –que después de un quiebre pasó a llamarse Convergencia Social–, y rápidamente se lanzaron a la carrera electoral, sin haber definido un marco ideológico sólido.

En las elecciones de ese año obtuvieron el tercer lugar en las presidenciales y 17 parlamentarios. Esto fue un éxito en cuanto a resultados para un bloque tan nuevo, pero de ahí en más nunca pudieron salir de la máquina electoral y no se dieron el tiempo para trabajar en un ethos rígido que les permitiera tener un andar disciplinado.

Así llegaron a las primarias presidenciales de 2021 y también de manera improvisada levantaron la carta de Gabriel Boric, quien alcanzó a juntar las firmas en tiempo límite, pero que de todas formas sorprendió y ganó al candidato del PC, Daniel Jaude, para luego superar en la segunda vuelta a Kast.

Jackson no menciona esto en su autocrítica. No señala que llegaron a La Moneda sin tener una ideología clara ni un plan de gobierno desarrollado con tiempo. No dice que básicamente tomaron banderas de distintos movimientos sociales y que no tenían la experticia ni el compromiso para hacerse cargo de ellas.

El ex ministro señala en su documento el error de la desastrosa visita de la ex titular de Interior, Izkia Siches, a Temucuicui. Pero lo hace sobre el impacto político y mediático del hecho, más que del fondo del asunto: ellos levantaban las consignas del Pueblo Mapuche, no supieron qué hacer y al término del gobierno de Boric, este movimiento quedó prácticamente en las ruinas.

Al comenzar el mandato, el Frente Amplio envió a Siches a dicha zona prácticamente sin planificación, descuidando el hecho de que Temucuicui está dividida en dos y que para entrar debían tener coordinación con ambas dirigencias.

Al comenzar el mandato, el Frente Amplio envió a Siches a dicha zona prácticamente sin planificación, descuidando el hecho de que Temucuicui está dividida en dos y que para entrar debían tener coordinación con ambas dirigencias.

No es raro que no lo previeran si el referente que fijaron en La Moneda para este tema fue Salvador Millaleo, alguien mucho más ligado a los partidos políticos y a la academia que a los grupos organizados que son parte del conflicto de manera más directa en las regiones del Biobío y La Araucanía.

Todo esto significó que el gobierno de Boric abandonara al comienzo de su gestión la idea de llevar adelante una política de diálogo transversal con el Pueblo Mapuche, eligiendo el camino de la represión fuerte a los grupos más radicales.

Otros movimientos que se vieron impactados por la falta de compromiso del Frente Amplio fueron el feminismo y el ambientalismo.

El primero, fuertemente golpeado por el manejo de Boric tras conocerse la denuncia por violación en contra del ex subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, donde la preocupación por el manejo político del hecho, dejó la sensación de que al presidente le importaba más la presencia del acusado que el bienestar de la víctima y, de paso, le entregó a la derecha la posibilidad de acusar que el feminismo funciona sólo sobre algunos.

En cuanto al medioambiente, la situación también termina en un quiebre con los movimientos sociales.

En cuanto al medioambiente, la situación también termina en un quiebre con los movimientos sociales. 

Un dato que dice mucho al respecto es el presentado por Chile Sustentable, el cual indica que tan sólo un 18% de los compromisos del gobierno en la materia fueron cumplidos. 

Algo que sintetiza estos puntos es la derrota del Apruebo en el plebiscito de salida del primer proceso constituyente. Al respecto, Jackson apunta como errores a lo hecho por convencionales independientes que fueron parte de la instancia. Pero no menciona, por ejemplo, que Fernando Atria, principal referente del Frente Amplio en la Convención Constituyente, compartía en el espacio con su hija, quien fue contratada como asesora de otra representante del organismo.

Actualmente el Frente Amplio es un partido único, aún no realiza su congreso ideológico y hasta el momento se proyectan a ser una colectividad que responde a las agendas del momento más que a una convicción a largo plazo.