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Martes, 29 de Julio de 2025
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Lula vs. El Mercurio

Andrés Almeida

Un extraño y soterrado episodio diplomático ocurrió en Santiago, en el contexto de la cumbre de cancilleres los G-20 -una asociación que reúne a las principales economías mundiales- la que transcurrió en Rio de Janeiro, Brasil durante la semana pasada. Para la Cancillería brasileña no pasó desapercibido en particular un artículo: Lula, Gaza y el Holocausto, el editorial de El Mercurio de Chile, en el cual se critica al presidente brasileño por sus palabras respecto del conflicto palestino-israelí, acusándolo además de favorecer a Rusia en la Guerra de Ucrania y de buscar "revivir el liderazgo internacional del cual Brasil gozó durante sus dos primeros gobiernos, aunque, hasta ahora, con poco éxito”.

Este artículo es parte de la edición del pasado viernes 23 de febrero de 2024 de nuestro newsletter exclusivo La Semana, el cual disponemos ahora para todo público.

Un extraño y soterrado episodio diplomático ocurrió en Santiago, en el contexto de la cumbre de cancilleres los G-20 -una asociación que reúne a las principales economías mundiales- la que transcurrió en Rio de Janeiro, Brasil durante esta semana.

El evento, como es natural, tuvo de protagonista a Lula da Silva, el presidente del país anfitrión, quien previamente había estado particularmente activo en materia internacional, al punto en que protagonizó la principal reyerta diplomática tal vez de lo que va del año, cuando afirmó sobre lo que está pasando en Gaza que “no es una guerra, es un genocidio [...] lo que está ocurriendo con el pueblo palestino no ha ocurrido en ningún otro momento de la historia. En realidad, ha ocurrido: cuando Hitler decidió matar a los judíos”.

Las declaraciones de Lula inmediatamente provocaron la reacción de Israel, cuyo canciller, Israel Katz, convocó al embajador brasileño en Tel Aviv y declaró persona non grata a Lula “hasta que se disculpe y se retracte de sus palabras”. Algo que Lula no parece estar dispuesto a hacer, pues el gobierno brasileño a su vez convocó al embajador israelí en Brasilia.

Respecto de este incidente, corrieron ríos de tinta por todo el mundo, los que fueron perdiendo caudal en la medida en que avanzaba el G-20 y Lula lograba cambiar el tema. 

Sin embargo, para la Cancillería brasileña no pasó desapercibido en particular un artículo: Lula, Gaza y el Holocausto, el editorial de El Mercurio de Chile, en el cual se critica al presidente brasileño por sus palabras respecto del conflicto palestino-israelí, acusándolo además de favorecer a Rusia en la Guerra de Ucrania y de buscar "revivir el liderazgo internacional del cual Brasil gozó durante sus dos primeros gobiernos, aunque, hasta ahora, con poco éxito”.

Fue así como el embajador brasileño en Chile, Paulo Roberto Soares Pacheco, un diplomático de carrera, sin mayor trayectoria en Itamaraty, respondió en duros términos a El Mercurio, a través de una carta enviada a la misma redacción (acá puede leerse desde la cuenta de Twitter de la Embajada brasileña), atacándolo en su prestigio como medio de comunicación.

En la misiva, Pacheco acusa al medio de "desconocer o fingir ignorar algunos hechos y datos públicos, lo que me parece imperdonable para un medio informativo" en relación a varios eventos que refutan que el liderazgo internacional de Lula sea débil. Además, dice que el diario se "equivoca" en lo relativo a la supuesta posición pro-rusa de Brasil a través del BRICS, con lo que “El Mercurio demuestra su intención de atacar al Presidente Lula y a Brasil, por intereses que no me quedan muy claros".

Finalmente, Pacheco dice que "curiosamente, se omite la visita que el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, inició este miércoles en Brasil, lo que parece totalmente incoherente con el deber del periodismo de informar a sus lectores".

Pese a acusar al diario de la familia Edwards de llevar una campaña de desprestigio contra Lula -a mi juicio, la acusación más grave del embajador Soares-, el incidente no pasó a mayores, probablemente porque la agenda noticiosa de febrero -antaño bucólica- estaba volcada a otro incidente que podría tener impacto en la relaciones internacionales de Chile: el extraño secuestro del ex teniente del Ejercito venezolano y asilado político en Chile, Ronald Ojeda.

Al respecto, al menos personalmente, no me inclino de momento por las tesis más ampulosas, que hablan de una intervención de los servicios de inteligencia de Venezuela en Chile, y me quedo con la información que publicó Jorge Molina Sanhueza en Interferencia (Crónica de un secuestro: el caso de un Nissan Versa 1.6 abandonado por los plagiadores) y otros medios que han aportado más con información que con especulación, a sabiendas de que todavía hay más sombras que luces en el caso. Por cierto, nosotros seguimos investigando.

De vuelta del paréntesis por Ojeda, en el caso de Lula versus El Mercurio, fue curioso un segundo tweet de la Embajada, bastante destemplado, a mi juicio, en el que se acusa al diario ya derechamente de divulgar "una noticia falsa". 

La Embajada se refiere al artículo Blinken muestra su desacuerdo a Lula por declaraciones sobre 'genocidio', el cual estaría desinformando pues "en la noticia divulgada por la Embajada de Estados Unidos en Brasil no menciona nada sobre genocidio". El tweet, señala, además -sobre algunas discrepancias sobre Ucrania entre Lula y Antony Blinken, el secretario de Estado de Estados Unidos-, que eso está "lejos de lo que expresa la nota de la Embajada de Estados Unidos en Brasil: 'El secretario Blinken agradeció al presidente Lula por la participación de Brasil en el proceso del Plan de Paz de la Ucrania'.

Llama la atención varias curiosidades del tweet de la Embajada brasileña.

La primera, que es evidente, es que busca desmentir a El Mercurio en una noticia que escaló globalmente, porque -entre otras cosas- no es de El Mercurio, sino de la agencia France Press, al menos para el caso de lo que Blinken y Lula conversaron sobre genocidio, tal como el mismo diario lo atribuye explícitamente en la nota de marras. Para el caso de lo relativo a Ucrania, El Mercurio cita a "fuentes estadounidenses", para una versión que además es ampliamente conocida; que Brasil busca una salida diplomática, y Estados Unidos considera que no están dadas las condiciones.

Lo segundo es la ingenuidad -fingida o no- de los funcionarios de la Embajada de creer que la realidad está reportada en los comunicados de prensa del Departamento de Estado de Estados Unidos, y que con ellos se puede desmentir un diario como El Mercurio, y a France Press, por cierto.

De todos modos, lo más curioso del  caso es que cuando efectivamente la atención mundial estuvo en Lula y Brasil -punto para Itamaray-, Chile haya figurado solamente por una extraña polémica santiaguina, que solo revela la ausencia de la Cancillería y la Embajada, pero las de Chile, en los eventos de Rio de Janeiro, en el marco del G-20, donde Bolivia y Paraguay, sin ser miembros de esa entidad, por ejemplo, se dieron maña y tiempo para participar. 

Un rápido repaso por las actividades del embajador chileno en Brasilia, Sebastián Depolo representadas en su Twitter, así lo muestran, pues -a juzgar por sus posteos- sus intereses de esta semana están en los incendios de la Región de Valparaíso, una campaña de vacunación del Ministerio de Salud de Chile, en promover actividades de la Embajada brasileña en Chile, y una actividad con empresarios de AquaChile en Brasil.

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