Un grupo de narcotraficantes en Venezuela conocido por dominar ciudades desde las cárceles, por desmembrar cuerpos de enemigos o de quienes violan las reglas establecidas por la organización y que, según investigadores, estableció una alianza con el Primer Comando de la Capital (PCC) ya no se limita a operaciones en la frontera de Roraima y ya está presente en al menos cuatro estados de Brasil. Documentos obtenidos por Agência Pública muestran que la policía atribuye los crímenes cometidos en Roraima a presuntos miembros de la facción Tren de Aragua y también sigue rastros de sus pasos en los estados de Santa Catarina, Paraná y Amazonas.
En Boa Vista, según la Policía Civil, el Tren de Aragua ya domina el tráfico en los barrios de Tancredo Neves, Buritis, Caimbé, Liberdade y Asa Branca y en los campamentos instalados por la Operação Acolhida –una acción del gobierno federal que, desde 2018, ha estado ayudando a refugiados y migrantes venezolanos en suelo brasileño, cerca de la estación de autobuses de la ciudad. El exdelegado de la División General de Homicidios (DGM), subordinada al Departamento de Homicidios y Protección Personal (DHPP), Leonardo Barroncas investigó crímenes relacionados con la facción venezolana entre 2021 y 2022 y destaca el carácter violento de sus acciones.
“¿Debería consumir drogas? [El grupo] mató, decapitó, cortó el cuerpo e introdujo la pierna, el brazo y la cabeza en el abdomen; Enrollaba en esas lonas negras y montaba en esas bicicletas de carga, tirándolas a los contenedores de basura, en los lotes baldíos”, describe Barroncas.
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El investigador del Foro Brasileño de Seguridad Pública, Rodrigo Chagas, cita a la periodista venezolana Ronna Rísquez, autora del libro Tren de Aragua: la banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina, para describir cómo el Tren de Aragua estableció un pacto con el PCC en Bolivia. “El tráfico de armas fue algo que la Policía Federal, según Ronna Rísquez, ya indicó que hubo un intercambio del Tren de Aragua con el PCC”, puntualizó.
La frontera entre Brasil y Venezuela también sería un punto de negociación entre ambas organizaciones criminales, según Chagas. “Ya hay muchos reportes [en los municipios fronterizos] y todo indica que ya opera principalmente en el comercio minorista, mayorista de drogas y en espacios de organización para migrantes aquí”, dijo.
Desde agosto de 2022, el Ministerio Público de Roraima (MPRR) imputó a cuatro sospechosos de formar parte del Tren de Aragua por el asesinato del venezolano Bryan José de Jesús Hernández, encontrado desmembrado en un terreno baldío en Boa Vista, en mayo de 2022. Entre los imputados estaba Pedro Luis Sánchez Magallanes, de 31 años, quien fue detenido en Joinville (SC) siete meses después de la denuncia. Según la policía, es sospechoso de al menos otros tres homicidios en Roraima.
Agência Pública se comunicó con la Defensoría Pública de Roraima, pero hasta el momento no ha habido ninguna manifestación en defensa de Magallanes.
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A la luz del manual de estrategia de los cárteles para expandirse en América Latina
A la luz del manual de estrategia de los cárteles para expandirse en América Latina
El investigador Rodrigo Chagas señaló que la crisis política que enfrenta la administración de Nicolás Maduro y el flujo migratorio de la población provocaron que la organización criminal se expandiera a otros países de Sudamérica “Terminan cooptando o actuando violentamente hacia estos migrantes y utilizándolos. Los inmigrantes son mano de obra para consumir drogas, armas y cosas así. Por lo que podemos entender (que tenemos información), se estructuran en torno a estas actividades y se están extendiendo […] por toda América Latina”, explica. “[El grupo] va a Colombia, Perú, tenemos información de ellos en Chile, que son los países donde hay más venezolanos”, agrega.
“Es una organización criminal en la concepción clásica: sumamente violenta, polivalente, elástica, cohesiva y que aprovecha todo tipo de resquicios sociales, legislativos y económicos para entrar y establecerse”, describió Marcos Lázaro, exdirector del Departamento de Homicidio y Protección de Pessoa (DHPP) de Roraima.
El jefe policial Lázaro, que investigó al grupo durante dos años, destaca características similares a las de los cárteles mexicanos: “Robos, narcotráfico, explotación sexual, explotación de inmigrantes en situación de vulnerabilidad y homicidios. Cometieron muchos crímenes. […] Implementan el terror, a través de asesinatos brutales y la difamación de los cadáveres. Entonces no se limitan a ejecutar. El Tren de Aragua contrata sicarios [asesinos] para acabar con la vida de sus enemigos”.
Además, no fue sólo el Tren Aragua el que ingresó a suelo brasileño, debido a la crisis económica y social que vive Venezuela. Según Lázaro, otra facción venezolana intentó establecerse en Boa Vista: el Tren de Guayana. Y el revanchismo entre ambos habría sido importado a la región. “[La disputa territorial] nos resultó extraña, porque el Tren de Aragua tiene una cultura de alianza, no de conflicto. Y aquí en territorio brasileño, antes de que firmaran una alianza en Venezuela, importaron esta guerra”, dijo.
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Vida cotidiana de dominación y terror: “Cómo hizo el pueblo de Pablo Escobar con los pobres”
Hoy viviendo en Brasil, el venezolano Rodríguez [nombre ficticio] todavía tiene miedo de hablar del Tren de Aragua. Vio surgir la organización criminal y dominar el barrio donde vivía en Maracay, capital de Aragua, en el norte de Venezuela. El temor no era sólo a represalias, sino también a que su familia fuera asesinada.
“Había una persona que trabajaba con ellos. Se equivocó con una entrega o con algo y ejecutaron a [su] familia entera como forma de pago”, explicó el venezolano sobre el tipo de historias que se volvieron comunes en la zona.
“[El grupo] empezó a hacer servicios y trabajar en la fabricación de un tren que estaban construyendo vía Puerto Cabello y llegaría a Luz de Angra”, recuerda. Según él, entre los afiliados hubo una lucha por el poder y algunos de ellos ganaron al sindicato que representaba a los trabajadores de la construcción de la línea ferroviaria. “Entre los sindicalistas se mataron unos a otros para tomar la iniciativa. Así comienza el sindicato Tren de Aragua”, afirma.
El Tren de Aragua dominó el crimen organizado en todo el estado y en el vecino Guárico, y formó alianzas con pandillas más pequeñas que operaban en la región. “Protegen al barrio, a la gente pobre, por eso nunca los regalan, ¿entiendes? Porque les dan de comer; con esto lo protegen. Entonces ellos [los “protegidos”] nunca informan, como lo hacía la gente de Pablo Escobar con los pobres”, compara Rodríguez.
El venezolano también dice que los residentes debían seguir normas internas impuestas por el grupo y algunos fueron cooptados para garantizar el orden y vigilar la región. “Mira, el que roba [en el barrio] sabe que está muerto. Quien roba tiene que salir 'fuera [de esa zona]'. No pueden robar [a los residentes]. Esto es lo que llaman 'robo ratero '. Quien roba, muere. El que mata a una mujer está acabado”, resume Rodríguez.
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Líderazgo articulado dentro y fuera de la cárcel [¿y al lado del Estado?]
El principal líder del Tren de Aragua sería Héctor Rustherford Guerrero Flores, conocido como “Niño Guerrero”. El líder de la facción estuvo encarcelado de 2010 a 2012 y de 2015 a 2023. En ambos casos se fugó de prisión.
Guerrero fue juzgado y condenado por la Corte Suprema de Justicia de Venezuela, en septiembre de 2017, a 17 años de prisión por asesinato, narcotráfico, robos, portación ilegal de arma de fuego y falsedad ideológica.
Según la organización Insight Crime, con la detención del Niño Guerrero, el penal de Tocorón ganó notoriedad en todo el mundo por el estilo de vida lujoso de sus reclusos. La Fuerza Nacional Venezolana es la encargada de monitorear y establecer el orden en el lugar, que incluía piscinas, bares y hasta un zoológico con animales salvajes, construido por prisioneros, que tenían acceso a prostitutas.
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También fue desde el interior del penal de Tocorón que Guerrero daba órdenes y controlaba al Tren de Aragua sobre cómo operar rutas, a quiénes secuestrar o cooptar para el transporte internacional de estupefacientes.
En septiembre de 2023 se descubrió que Guerrero se había fugado de prisión por segunda vez. Debido a las repercusiones negativas, el gobierno venezolano creó un grupo de trabajo que movilizó a 11.000 policías en un intento por recuperar el control de Tocorón, bajo el control del Tren de Aragua. Se incautaron explosivos y armas de fuego de gran calibre y se detuvo a 68 personas. Según la Agencia France-Presse, las autoridades venezolanas incluso afirmaron que la organización criminal había sido “completamente desmantelada”. Guerrero, sin embargo, no ha sido localizado hasta el día de hoy y sigue prófugo.
“Asumimos que está en algún lugar porque no estaba aquí. Si estuvo aquí es señal de que ya está libre”, dijo en ese momento Remigio Ceballos, ministro del Interior, Justicia y Paz de Venezuela.
Fuentes entrevistadas por Insight Crime dijeron que el líder de la facción escapó con la ayuda de miembros del gobierno. La colaboración del Tren de Aragua con el Estado no es una teoría poco común. Una lectura similar cita el investigador brasileño Rodrigo Chagas al recordar una conversación con la autora venezolana Ronna Rísquez sobre el accionar de las fuerzas de seguridad venezolanas en la región de Las Claritas, a 240 kilómetros de la frontera con Brasil, una zona atractiva para la extracción de oro.
“[Pregunté] '¿Está el Ejército [venezolano] al frente de esto y también el Tren de Aragua? Ella dijo: 'Sí, trabajan juntos. Se articulan”. El Tren de Aragua cumple determinadas funciones en estos espacios, incluso en conjunto con agentes del Estado”, recuerda.
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