La International Football Association Board (IFAB), junto a la FIFA, han introducido muy recientemente una serie de modificaciones al reglamento del fútbol profesional que entrarán en vigor en la temporada 2025/26. En general, me parece que un deporte que ha sobrevivido un siglo y medio sin transformaciones radicales en su reglamento, y que vive uno de sus mejores momentos en cuanto a popularidad, debería ser bastante cuidadoso al pensar modificar sus reglas. Sin embargo, en los últimos diez años se han introducido casi tantas modificaciones como en toda la historia previa del fútbol.
Suponemos que las intenciones siempre son buenas; estas reformas buscan mejorar la dinámica del juego, promover el fútbol ofensivo y garantizar un entorno más respetuoso en el terreno de juego. Sin embargo, parece que la ponderación de los problemas, riesgos y costos fue bastante sui generis. Veamos:
1. Penalización por pérdidas de tiempo de los porteros. Con la finalidad de agilizar el juego y reducir las interrupciones, se ha establecido que los porteros no podrán retener el balón por más de ocho segundos. Si exceden este límite, el equipo contrario será recompensado con un tiro de esquina. Esta medida reemplaza la anterior sanción, un tiro libre indirecto, que se aplicaba tras seis segundos de retención y que en general no se aplicaba. El supuesto de la modificación es bastante agresivo: al parecer los jueces no lo cobran por parecer una sanción excesiva, entonces, hagamos que la sanción sea más trivial y el supuesto más grosero y así los árbitros lo cobrarán. Una perfecta estupidez intrascendente, innecesaria y superficial.
2. Implementación de la 'Ley Wenger'. Partimos mal, desde el mundo del Derecho del que provengo, les comento que es un hecho que la mayoría de las leyes con nombre terminan mal, porque tienden más a homenajear o resaltar la figura del impulsor u homenajeado que a tener vocación de practicidad y sistematicidad. En fin, sólo se cobrará offside en caso de que todo el cuerpo del jugador esté más cerca del arco rival que la del jugador que podría habilitarlo, descartando los fuera de juego milimétricos que hoy se cobran con apoyo del VAR. Precisamente la idea es favorecer el fútbol ofensivo, lo que no veo que se logre con centímetros más o menos, y evitar los cobros polémicos. Otra tontera, porque siempre habrá un hito milimétrico que marque la diferencia entre un jugador fuera de jugo o habilitado.
3. Uso de cámaras corporales por parte de los árbitros. En un esfuerzo por mejorar la transparencia y proteger a los árbitros de posibles agresiones verbales, se implementará el uso de cámaras corporales durante los partidos. Estas cámaras, situadas en el pecho de los árbitros, captarán tanto audio como video, funcionando como una "caja negra" que registrará las interacciones en el campo. Esta medida también podría servir de apoyo en las retransmisiones televisivas. No me enteré de que la transparencia del juego y la integridad de los árbitros estuviera tan amenazada, como para el enorme gasto adicional que importa esta medida. En este punto quiero hacer una reflexión de fondo: la grandeza del fútbol en gran medida deriva de su simplicidad, de que el juego de los niños en la calle o en una cancha de tierra con una pelota de trapo no es diametralmente distinto del que juegan los profesionales de elite. Y desde la incorporación de VAR en adelante, la FIFA no ha hecho más que partir de la lógica de la desconfianza incorporando medidas carísimas que transforman el deporte que se juega en las ligas y campeonatos estelares, en uno bastante distinto del que juegan los amateurs. Además de hacer el juego más trabado, con más interrupciones e incierto. Así es, se trata de una medida que atenta contra la esencia del juego persiguiendo de un beneficio incierto e irrelevante.
4. Restricciones en la comunicación con el árbitro. Para fomentar el respeto hacia los oficiales del partido, se ha establecido que únicamente los capitanes de los equipos podrán dirigirse al referí durante el juego. Esta medida busca reducir las confrontaciones y asegurar una comunicación más ordenada y efectiva en el terreno de juego. Otra sandez contra natura. Hoy los árbitros disponen de todos los mecanismos para evitar faltas de respeto de los jugadores; fundamentalmente tarjetas amarillas y rojas. Además, nunca estuvieron obligados a escuchar los argumentos de los jugadores. Y de hecho buena parte de lo que los jugadores dicen, los colegiados derechamente lo ignoran, sin mayor problema. Realmente no entiendo cual es el tema acá.
5. Modificaciones en las reglas del balón a tierra y toques de balón por personal no jugador. Se han ajustado las normativas relacionadas con el balón a tierra y las situaciones en las que el balón es tocado por personas ajenas al partido. Más regulación innecesaria de situaciones insólitas en que el reglamento actual, bien aplicado y con criterio, era más que suficiente.
Estas modificaciones, en síntesis, son indiciarias de que hay muchos puestos de trabajo y remuneraciones que justificar. Mucho esfuerzo y horas de trabajo que, derechamente, debieron haberse empleado en algo realmente útil.
Debo reconocer que tal vez existe una cuestión generacional y para los más jóvenes hay razones de peso para buscar un juego más inmaculado, pulcro y cercano a un ideal en materia de honestidad y justicia deportiva. Por lo mismo es razonable esperar para ver que resulta de estas modificaciones. Para mí, la última modificación que fue un real aporte al balompié fue asignar al ganador de un partido tres puntos en vez de dos, en 1994.
Quedo atento y orando para que no continúen incorporando nuevas reglas y dispositivos tecnológicos al juego, hasta hacerlo totalmente irreconocible para los que los amamos.
(*) Roberto Rabi González es escritor, abogado de la Universidad de Chile, profesor de Derecho Procesal y Penal e investigador de la Asociación de Investigadores del Fútbol Chileno (ASIFUCH).
Comentarios
Añadir nuevo comentario