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Sábado, 2 de Agosto de 2025
Loreto Lyon y Cristóbal Molina

Organizadores de Bienal de Arquitectura 2023: "Déficit habitacional no puede ser llevado como hasta ahora, tiene que haber un cambio"

Lissette Fossa

A una semana de finalizada la bienal, sus directores sacan cuentas alegres del encuentro que atrajo a más de 22 mil personas en Santiago; donde hablaron de la crisis de la vivienda y los desafíos que enfrentan las ciudades en el país. “Los arquitectos tenemos un rol de mejorar la calidad de vida de las personas, pero para eso necesitamos políticas públicas que apoyen este tipo de proyectos”, comenta Loreto Lyon.

Definitivamente no pasó desapercibida para los santiaguinos la versión XXII de la “Bienal de Arquitectura y Urbanismo: Hábitats Vulnerables”, que instaló varias estructuras para exposiciones y conversatorios alrededor de La Moneda, y que puso una especie de carpa inflable, de color plateado, en la plaza de la Ciudadanía. Mientras que en redes sociales abundaban las teorías sobre qué era la estructura, su significado y hasta memes al respecto, lo cierto es que el singular inmueble atrajo a miles de personas, que luego se quedaban en conversatorios o visitando la muestra de maquetas de proyectos.

La bienal fue organizada por primera vez por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, junto con el Colegio de Arquitectos; congregando a 22.500 personas en nueve días. Se realizaron 41 encuentros de conversación, 12 conferencias magistrales, dos entregas de premios nacionales y 7 encuentros de cine; abiertos a todo público. 

El cierre de la bienal fue el domingo pasado y sus organizadores sacan cuentas alegres de un proceso que este año incluyó diálogos con alcaldes y comunidades de vecinos, como Ukamau. Los “hábitat vulnerables” fue el tema central, que incluyó espacios como barrios populares, la vivienda social, el patrimonio amenazado en zonas más históricas y accesibilidad.

"A través de estas instalaciones de arquitectura, que buscaban estar por un tiempo en el lugar, logramos atraer a mucha gente que incluso no eran arquitectos y conversar”, comenta Lyon.

Los directores de la bienal de este año, Cristóbal Molina y Loreto Lyon, ambos arquitectos, conversaron con INTERFERENCIA sobre sus impresiones sobre la bienal, que sin duda buscó innovar respecto a las versiones anteriores, al instalarse en el centro de la ciudad.

“Yo creo que una de las grandes cosas positivas es que este año, más que en una bienal, se convirtió en un evento cultural, que logró activar espacios públicos que ya llevaban cerrados a la ciudadanía tanto tiempo. Y a través de estas instalaciones de arquitectura, que buscaban estar por un tiempo en el lugar, logramos atraer a mucha gente que incluso no eran arquitectos y conversar”, comenta Lyon.

“Ha sido una bienal muy significativa, ha trascendido la discusión entre arquitectas y arquitectos, y ha tenido presencia en el debate público, se ha hablado mucho de ella y hubo encuentros muy interesantes. Creo que fue un acierto el ocupar los espacios públicos en torno a La Moneda para levantar las diferentes estructuras”, agrega Molina.

En esta entrevista con INTERFERENCIA, los directores reflexionan sobre los temas más debatidos por los asistentes de la bienal; su crítica a las normativas que han generado hacinamiento y marginalidad en la ciudad; y sobre el rol de los arquitectos en proyectos urbanísticos, como la renovación del eje Alameda-Providencia en los próximos años. 

Se comentó mucho en redes sociales sobre la forma de esta estructura donde hubo conversatorios y charlas. No pasó desapercibido.  ¿Cual era la idea de instalar esta estructura, además en un espacio frente a La Moneda? ¿Qué buscaban representar, o qué querían generar en el debate público?

- Loreto Lyon: La instalación de este pabellón fue un encargo al arquitecto Smiljan Radic, junto a Nicolás y Pablo Schmidt, y con esto buscábamos activar un espacio de la ciudad que hasta ese minuto incluso no se podía acceder. Y en esa activación, pensamos en que tenía que ser un pabellón efímero, porque iba a durar poco tiempo, pero que lograra un impacto tal que atrajera a las personas, no sólo a arquitectos, sino a la sociedad, al mundo político. Y ahí decidimos que tenía que ser un pabellón que obviamente tenía que transgredir lo que estábamos habituados a ver, tenía que llamar la atención, al igual como lo hacen miles de ofertas culturales, como Santiago a Mil, en enero. Teníamos claro que esta estructura iba a ser inflable, efímera y que iba a activar el espacio público.

También este espacio, una vez estabas adentro, era un lugar completamente neutro, equitativo, igualitario, incluso la disposición de sillas, pantallas, buscaba no tener jerarquías, sino un espacio que era igual para todos. Para que todos los participantes se sintieran parte de los conversatorios y debates, y así sucedió. Uno adentro olvidaba el entorno y uno se enfocaba en la conversación en curso. Creo que cumplió su rol, que era llamar la atención y a la vez ser un espacio equitativo.

"Nuestra preocupación por la accesibilidad universal estuvo desde el primer minuto. Posiblemente fue un malentendido de ciertas cosas, pero la estructura en sí, permitía el acceso universal a su interior".

- Cristóbal Molina: La intención fue instalar de una forma provocadora, de cierta manera, una estructura efímera y experimental que en sí mismo fuera llamativa, que generara visibilizar la bienal, y a la vez, que fuera una experiencia para todos los visitantes. Fue una estructura que fue muy visitada, estamos muy contentos, porque tuvimos más de 22 mil visitantes, que es un número inédito para la bienal de arquitectura. 

También hubo críticas a esta estructura frente a La Moneda, porque hubo personas con discapacidad que habían afirmado que tuvieron problemas de accesibilidad y desde ahí la criticaron. ¿Ustedes tomaron estas críticas con atención? ¿O quizás respondieron a esas críticas?

- CM: Nuestra preocupación por la accesibilidad universal estuvo desde el primer minuto. Posiblemente fue un malentendido de ciertas cosas, pero la estructura en sí, permitía el acceso universal a su interior. Sólo que la apertura de la estructura inflable uno la podía regular, para controlar el aire en su interior, pero si estaba bien utilizada la puerta de acceso siempre se podía entrar sin problema. Esta fue una característica y las personas que la visitaron no tuvieron problema para eso.

- LL: También hay que entender que como estructura inflable, que iba a estar ahí por poco tiempo, desde el principio pensamos en accesibilidad para todos, pero claro, esa accesibilidad no era desde una rampa convencional ni una entrada convencional, al ser una estructura efímera. Y claro, la estructura al ser inflable podría haber sido difícil para algunas personas entrar, pero todas las personas podían entrar y moverse libremente, tuvimos muchas visitas de personas con coches, sillas de ruedas, y por eso estamos muy contentos.

La gente en general no tiene mucho contacto ni la oportunidad de conversar o debatir con arquitectos sobre su ciudad y sus casas, específicamente. ¿Qué temas vieron que le llamaban la atención a las personas que visitaron la bienal, considerando también toda la crisis que hay en torno al acceso a la vivienda, y al diseño de las viviendas en Chile?

- LL: Se abarcaron distintas temáticas respecto a la vivienda en la bienal, pero creo que la mayor fue respecto al déficit habitacional, tomado desde el gobierno, como Estado, que debe proveer de estas viviendas, y cómo se ha hecho antes y cómo se debería hacer ahora. Porque no es un tema nuevo, es un problema que se ha enfrentado desde hace años y la forma en cómo se ha hecho también se relaciona con los conflictos que hay en la ciudad. 

"Te diría que uno de los temas más importantes, es que este nuevo déficit de vivienda o habitacional no puede ser llevado como se ha llevado hasta ahora, tiene que haber un cambio, y ese cambio debe estar legado a armar pedazos de ciudad, es decir, el déficit habitacional debe cumplir las expectativas de las personas"

Varios conversatorios fueron con organizaciones de campamentos y gente que se ha organizado y ha conversado con autoridades, ya sea alcaldías o el Estado central.

Te diría que uno de los temas más importantes, y que nos importaba conversar, es que este nuevo déficit de vivienda o habitacional no puede ser llevado como se ha llevado hasta ahora, tiene que haber un cambio, y ese cambio debe estar legado a armar pedazos de ciudad, es decir, el déficit habitacional debe cumplir las expectativas de las personas que la necesitan pero con todo el equipamiento, los espacios públicos y servicios que son necesarios para que esas comunidades funcionen. Porque si se quedan en la periferia sin esos servicios, sin equipamiento, van a seguir pasando los problemas que tenemos ahora. Y por otro lado, por parte del diseño, el arquitecto se debe anteponer a que estas casas se van a ampliar sí o sí, para que estas casas sean buenas y que cumplan con la norma y que no sean riesgosas. Es importante que el diseño, la arquitectura, se anteponga a esas futuras ampliaciones a la vivienda.

- CM: Tuvimos 41 encuentros y muchos giraban en torno a la crisis habitacional. Es un desafío muy importante, que estuvo presente en muchos encuentros. Ese diálogo siempre fue participativo, en las mesas hubo personas sentadas del mundo de la arquitectura, de la sociedad civil, del ámbito municipal, de los ministerios. Hubo una conversación franca y abierta sobre el análisis del problema y cómo solucionarlo. 

Efectivamente, una de las ideas que cuenta Loreto fue que hay que no sólo construir viviendas, sino también barrios. En ese sentido, uno de los programas que se lanzó fue el plan de ciudad justa, que trata de hacer más equitativa la construcción de viviendas y ciudad y se discutió mucho el aporte de la arquitectura para mejorar la calidad de vida y la ciudad, para un país más igualitario.

Por eso no es casualidad que el debate se diera frente a La Moneda, nos parece que es un tema país, que el tema de hábitat vulnerables es contingente. No sólo el acceso a la vivienda, sino también el deterioro y urgente recuperación de espacios públicos, protección del patrimonio, temas ambientales, etc. 

-LL: Como arquitectos, tenemos un rol de mejorar la calidad de vida de las personas, ser agentes de cambios y tenemos opciones para eso, pero para eso necesitamos políticas públicas  y gobernanzas que apoyen este tipo de proyectos o los incentiven, y a la vez tener comunidades integradas a la conversación desde un inicio de estas ideas.

"En los debates siempre aparece la importancia de relevar ese rol, que la arquitectura pueda contribuir a relevar ese rol, aportar con creatividad a construir mejores ciudades, espacios públicos y viviendas. Pero creo que el mayor debate debe darse en torno a las políticas públicas".

¿Cómo ve el gremio de los arquitectos el rol que tienen ellos mismos en la construcción de departamentos, de casas, trabajando con inmobiliarias? Uno ve departamentos cada vez más pequeños, pensados para familias pequeñas, etc. ¿Los arquitectos ven que ellos pueden influenciar y empujar proyectos más innovadores? 

- CM: Podría mencionar que los problemas de nuestras ciudades y territorios hoy en día son el reflejo de políticas públicas que han ido implementando. La ciudad ha entrado en una cierta crisis porque hay muchas fuerzas que influyen en la ciudad, una de esas es el mercado. Y también hay conciencia de que el desarrollo urbano ha sido bastante permisivo y en las últimas décadas se han generado situaciones que no son ideales para la construcción de ciudad. Y en eso arquitectos han participado de proyectos que finalmente no recogen los ideales que tratamos de impulsar desde la bienal. Nos parece importante discutir sobre buenas prácticas, cómo generar buenos barrios y en definitiva mejorar la ciudad.

Este es un debate complejo, la ciudad es un ente complejo, donde hay muchas relaciones, y donde arquitectos  a veces no toman decisiones, son parte de un sistema donde tienen un rol. En los debates siempre aparece la importancia de relevar ese rol, que la arquitectura pueda contribuir a relevar ese rol, aportar con creatividad a construir mejores ciudades, espacios públicos y viviendas. Pero creo que el mayor debate debe darse en torno a las políticas públicas, esta discusión está en la esfera de la toma de decisiones de la política y el ámbito de la gestión pública.

- LL: Concuerdo, claro, con el tema de las inmobiliarias, hay arquitectos siempre que diseñan, pero bajo ciertos parámetros, políticas públicas, ordenanzas. Porque no sé, si uno ve los guetos verticales, hay gente que dice que es culpa de las inmobiliarias, pero también la culpa es de las ordenanzas y políticas que permitían estos edificios porque lo que se quería era repoblar el centro, por ejemplo.

Nosotros, como arquitectos, tenemos un rol como diseñadores de ciudad, pero también necesitamos políticas públicas que incentiven el diseño de la ciudad. Por eso uno de los temas que tratamos fue la ley de fomento de la calidad de la arquitectura. Y como dijo Fernando Pérez, premio nacional, es que la arquitectura es la construcción cargada de sentido. Porque construcciones hay muchas, pero es arquitectura cuando se carga de sentido y eso es calidad también. Eso mejora la calidad de vida de las personas.

"Creo que tenemos que apostar por una ciudad más amable, más peatonal, más accesible, por ejemplo, tener pavimentos buenos, no rotos, y más sombría , es decir, más verde y con más árboles".

Por eso se necesita una ley que fomente la calidad, para que por ejemplo no se construyan torres de 22 pisos en lugares donde no hay que construir torres así, quizás en otros lugares sí, pero en un lugar del centro de santiago, patrimonial, se hace un daño inmenso.Entonces, necesitamos esas leyes, decretos, etc. Por eso en la bienal juntamos también arquitectos con autoridades a debatir, porque hay responsabilidad en la falta de leyes que aseguren la calidad de la arquitectura en nuestras ciudades. 

Justo ustedes estaban instalados en la Alameda, frente a La Moneda, y hace poco se anunció el proyecto que pretende renovar el eje de la Alameda, donde la idea es que arquitectos también podrán diseñar una ciudad más amable, sobre todo para el peatón. Imagino que conversaron sobre eso y hay ideas que ustedes pueden aportar.

- LL: De todas maneras, creo que tenemos que apostar por una ciudad más amable, más peatonal, más accesible, por ejemplo, tener pavimentos buenos, no rotos, y más sombría , es decir, más verde y con más árboles. Y entender que este gran suelo peatonal une o conecta todas las arquitecturas cargadas de sentido de edificios que podemos tener en la ciudad, y es muy importante que sea de calidad.

- CM: Y es fundamental cuidar la ciudad. Estos debates pueden contribuir a valorar ciertos espacios que nos pertenecen a todas y todos. En ese sentido, debe haber una propuesta de diseño adecuado para espacios públicos, pero también requiere un resguardo y protección del patrimonio, regular la publicidad, regulación de fachadas, etc. 

Cuando uno valora otras ciudades que han cuidado sus espacios históricos, es porque ha habido allí una hoja de ruta para tratar de construir ese espacio público y ciudad como espacio que pertenece a todas y todos.

- LL: Respecto al proyecto eje Alameda-Providencia, uno de los conversatorios- la mayoría fueron temas que postularon organizaciones sociales- fue sobre activar espacios de alto valor social y ahí se invitaron a diferentes personas, arquitectos, autoridades, activistas ciudadanos, y ahí se discutió este proyecto de la alameda.

La bienal es un espacio importante para conectar a los ciudadanos, y sobre todo personas que son de sectores populares, con los arquitectos. No muchas veces estos sectores pueden dialogar con estos profesionales, y debatir sobre cómo viven la ciudad, los lugares que se diseñan, las plazas, casas también.  Quizás sean necesarios más espacios de este tipo. ¿Qué piensan ustedes?

"Las conversaciones fueron importantes, enriquecedoras, de aprendizaje colectivo, queremos sacar un libro que recoja esas conversaciones esta bienal, porque puede ser un aporte al debate público".

- CM: Nuestra propuesta era efectivamente unir en este espacio de conversación a arquitectos con otros agentes que influyen en el territorio, eso incluye también a las personas que viven allí. Y no sólo se dio en los 41 encuentros, sino que se convocó a mucha gente que antes no participaba en estas discusiones, y eso fue un acierto del lugar donde se realizó la bienal, la estructura en sí también, que atrajo gente que antes no estaba involucrada en estos debates. 

Por eso las conversaciones fueron importantes, enriquecedoras, de aprendizaje colectivo, en torno a problemas donde no hay respuestas únicas, que se tienen que conversar, queremos sacar un libro que recoja esas conversaciones esta bienal, porque puede ser un aporte al debate público.

- LL: Los procesos de participación en proyectos están cada vez más integrados, no podemos decir que se integra participación ciudadana desde un comienzo, sin embargo todavía hay normativas que van poniendo trabas a diseños de arquitectura y que no ejecutan las expectativas que se le da a la comunidad. Entonces, hay que tener cuidado en el proceso de estos proyectos. Por eso hicimos parte de estas discusiones a las autoridades políticas que pueden hacer cambios en las normativas, que es importante, porque se trata de la vida de los ciudadanos, comunidades y después se le echa la culpa a los arquitectos. Se dice que el arquitecto no puso árboles en una plaza, pero a veces el arquitecto no tiene nada que ver o esos árboles se sacaron del proceso de diseño. 

Muchas veces pasa que sacan cosas del proyecto en el proceso o sacan al arquitecto del proceso y a veces el resultado final no tiene que ver con el diseño planteado inicialmente. A veces los arquitectos somos tan víctimas o victimarios como las mismas comunidades. Eso es importante tenerlo en cuenta, que es importante que los proyectos lleguen a puerto con los arquitectos hasta el final, que es al final el que conversa y toma compromiso con comunidades sobre el diseño. Y que las gobernanzas locales entiendan la importancia de estas temáticas.

"Iniciativas como el proyecto de ley de fomento a la calidad de la arquitectura, tiene que ver con darle un sentido cultural a la manera en que se abordan ciertas inversiones públicas que tienen incidencia directa en la calidad de vida de las personas".

- CM: Una de las conclusiones de las conversaciones en la bienal es que se necesita hacer cambios y que la arquitectura contribuya de mejor manera a esos hábitat, a la construcción de ciudad y territorio. Por tanto, iniciativas como el proyecto de ley de fomento a la calidad de la arquitectura, tiene que ver con darle un sentido cultural a la manera en que se abordan ciertas inversiones públicas que tienen incidencia directa en la calidad de vida de las personas. Eso es una cosa muy puntual que podría generar cambios importantes, para poder no solo mejorar cómo se llevan los procesos, sino también generar instrumentos de participación que sean mejores, mejores instancias de discusión. Si eso está bien orientado, podría ser significativa la experiencia en cómo se está construyendo la ciudad y el territorio.

A propósito de eso, ¿vieron interés por esos cambios desde la clase política sentido de urgencia para generarlos?

- LL: Yo creo que sí, hubo alta participación de ministros, alcaldes, subsecretarios, etc. Lo importante era hacer entender que así como en la crisis por la pandemia los trabajadores de salud tenían un rol fundamental, en la crisis social a lo que nos enfrentamos los arquitectos tenemos un rol fundamental, para abordar la ciudad, mejorar la calidad de vida de las personas y entender que la calidad de vida de las personas va asociada al entorno donde habitan, por eso lo llamamos la bienal hábitat vulnerable.



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