A raíz de los incidentes de la semana pasada (a comienzos de abril del 73) en la zona del "cordón Vicuña Mackenna" -en los cuales las milicias ultraizquierdistas, perfectamente equipadas y disciplinadas, se batieron con Carabineros- los círculos políticos, castrenses y policiales consideraban seriamente el evento de que la ultraizquierda (el MIR y sus "frentes", los grupúsculos violentistas afines y los sectores extremos del PS, del MAPU y de los cristiano-socialistas) coparan Santiago.
El copamiento, en verdad, ha sido ya planeado por la ultraizquierda -y se habla de él sin disimulos- como respuesta de una eventual... “aventura sediciosa" de la oposición, 'trátese de un golpe o de un nuevo paro, tipo octubre de 1972. Pero existiendo los planes, los elementos humanos y las armas, nada impide que los primeros se apliquen a otras oportunidades, que nada tengan que ver con la oposición, por ejemplo, un liso y llano "putsch" de ultraizquierda, o bien para inclinar hacia ésta la balanza en una lucha interna dentro del Gobierno y de la UP.
Las piezas claves de la ultraizquierda -o izquierda revolucionaria, como ella se autodenomina- son a ese efecto "los grupos de choque organizados al interior de servicios básicos, los... campamentos", los interventores y los... cordones industriales". Todos ellos -confidenció a QUE PASA un directivo de los cordones- actuarán cuando llegue el momento con "la cabeza fría, el corazón ardiente y la mano firme".
Los grupos de choque
La izquierda revolucionaria tiene organizados en los diversos servicios públicos esenciales grupos paramilitares que, en un momento dado, pueden apoderarse de aquellos. Estos grupos -que a menudo funcionan bajo el amparo del FTR ("Frente de Trabajadores Revolucionarios"), brazo obrero del MIR- existen en todos esos servicios: ENADI (gas licuado), GASCO (gas de cañería), CHILECTRA (electricidad domiciliaria), ENDESA (electricidad industrial), ETC (movilización colectiva), Dirección de Agua Potable, LAN, FF. CC., Compañía de Teléfonos, Correos y Telégrafos, etc., y además en reparticiones públicas que pueden contratar masivamente personal sin despertar mayores sospechas. De estas últimas, el ejemplo clásico es CORMU.
Es esencial para el buen éxito del plan de copamiento que estos grupos permanezcan "dormidos" -o sea, sin dar signos de su existencia- hasta el instante preciso en que deban actuar. Sin embargo, como no hay fuego que no dé algo de humo, de vez en cuando se revela, en forma incidental, lo que está sucediendo. Por ejemplo:
- Octubre de 1971: se descubre un equipo terrorista (FAR: "Fuerzas Armadas Revolucionarias") en Ferrocarriles, encabezado por el propio Director del Servicio, Nahum Castro, socialista con experiencia cubana.
- Marzo de 1972: a raíz de la denuncia de un supuesto complot contra el Gobierno, en Dirección de Agua Potable se reparten armas de fuego a un grupo de extremistas del servicio.
- Mayo de 1972: se descubre un activo tráfico de internación de armamentos en LAN-Chile.
- Abril de 1973: el FTR de la Empresa de Transportes Colectivos (ETC) paraliza completamente la locomoción estatal en Santiago, imponiéndose al Sindicato Único, cuya directiva era adversa al paro.
En una emergencia, pues, la ultraizquierda puede dejar a Santiago sin servicios públicos: agua, gas, luz, teléfonos, correos y telégrafos y locomoción del Estado. Ferrocarriles y LAN no serían tan fácilmente paralizables, pero ello también se conseguiría, en definitiva, mediante la acción de los campamentos y cordones.
Un hombre clave en cualquier cordón es el interventor de la industria adherida a aquél. El interventor maneja fondos, cargos, vehículos y materiales de toda clase que permiten la movilización de los extremistas.
Asimismo, más adelante se explica cómo el cordón Cerrillos podría dejar sin combustible a la locomoción particular, obligándola igualmente a detenerse.
Sin perjuicio de ello, al escribir estas líneas se gestaba un movimiento entre el personal que atiende las bombas bencineras de Santiago, que podría conducir a su intervención -lo que en el presente régimen equivale a estatizarlas. Con ello, la ultraizquierda -que acaba de arrebatar al PC el control del Sindicato de Atendedores- estaría en vías de obtener una forma aún más directa de paralizar también la locomoción particular.
Al lado de los grupos de choque en servicios básicos -grupos que no necesitan ser muy numerosos, basta que sus integrantes sean decididos, estén armados y pertenezcan al respectivo servicio, hallándose por ende interiorizados en su funcionamiento- en otras reparticiones la ultraizquierda ha organizado verdaderas milicias. El caso más claro, como decíamos, es el de Cormu, que ha multiplicado su personal por veinte desde noviembre de 1970, enganchando cesantes de la construcción para realizar obras fiscales. Estos cesantes -cuyas ideas políticas se pueden imaginar sin gran fantasía- se integran al Departamento de Acción Directa de Cormu. Su jefe ha sido o es Víctor Morán, encargado reo por la justicia del crimen a raíz de sus procederes como interventor de las empresas constructoras durante el paro de octubre.
Los “cordones industriales” nacieron en junio de 1972 con el primero y más activo -hasta hoy- de ellos: el Cerrillos. Se formó para impulsar la intervención de las empresas Perlak (conservas), Polycron (textil), Fantuzzi (enlozados) u Aluminios “El Mono”.
Los muchachos del Departamento -con sus característicos cascos y movilizados en vehículos fiscales- actúan disciplinadamente en las manifestaciones de la UP, y sobre todo en la acción física contra elementos opositores. La “ejecución directa” pasó a ser el 16 de marzo una siniestra verdad cuando el Departamento invadió la parcela 64 de La Reina, dando muerte a dos muchachos demócrata cristianos -Enrique González, de 16 años, y Sergio Vergara, de 17- crimen por el cual han sido encargados reos, o detenidos e incomunicados funcionarios de Cormu: Ramón Peñailillo, Sergio Páez (jefe del Departamento de Tránsito), Patricio Medina, Zvonimir Millic y Edmundo Varela.
Si la “ejecución directa” de Cormu se ha hecho así famosa, no es sin embargo esta repartición la única en tener un Departamento semejante: los hay asimismo en Corhabit y en Corvi. El jefe del último, O’Higgins Palma, se halla hoy día en la cárcel pública, por el intento de asalto a un polvorín en San Antonio, pocas horas antes de la elección del 4 de marzo.
Los campamentos
Son verdaderos “ghettos”, constituidos sobre la base de “tomas” de terrenos, en los cuales se han levantado poblaciones provisionales. Tienen autoridades y milicias propias, “tribunales populares” (el de “Nueva La Habana”), presidido por Alejandro "Mickey” Villalobos, discutió en abril de 1972 la posibilidad de cortar el miembro viril a un poblador acusado de violación, y control de ingreso y de salida. La policía civil y uniformada, prácticamente no puede entrar allí, como se vio en los sucesos de Lo Hermida, en agosto de 1972.
Según un documento confidencial comunista 51.162 habitantes del Gran Santiago viven en campamentos, de ellos el PS controla a 16.108; el PC, 11.517; el MIR, 5.386; la UP. en conjunto, 5.231, y el PDC e independientes, 3.132.
campamento_nueva_habana.png

El mismo documento, sin embargo, registra con inquietud los avances del MIR (por ejemplo, en los campamentos “Blanca Vergara”, “1° de mayo” y “José Tohá”, todos de Renca) y las desavenencias con el PS, presumiblemente por sus devaneos en los campamentos “René Schneider” y “Puro Chile-R”, ambos de Barrancas. De cualquier modo, los campamentos más famosos y combativos (los de “Lo Hermida” y “Nueva La Habana”) y los líderes más violentos (Víctor Toro, el “Mickey” y el ”comandante Raúl”) pertenecen al Movimiento de Pobladores Revolucionarios, MPR, la rama poblacional del MIR.
Los cordones y los interventores
Los “cordones industriales” nacieron en junio de 1972 con el primero y más activo -hasta hoy- de ellos: el Cerrillos. Se formó para impulsar la intervención de las empresas Perlak (conservas), Polycron (textil), Fantuzzi (enlozados) u Aluminios “El Mono”. Obtuvo su objetivo doblando la mano al PC y de su ministra del Trabajo, Mireya Baltra (cuyo único consuelo fue abofetear al dirigente socialista extremista de Perlak, Santos Romeo, en las puertas de la fábrica).
Después de lo anterior, la UP declaró positiva, pero “cancelada” la experiencia del cordón. Éste, sin embargo, siguió funcionando, agregando a sus filas innumerables industrias: Carrocerías Franklin, Mapesa, CIC, INSA, Chicles Adams, Fensa (cuyas bases impusieron a las directivas su ingreso al cordón), Sindelen, etc. Con el paro de octubre se vio la utilidad de combate del organismo y éste continuó expandiéndose: por ejemplo, abarcó la Constructora Miguel Calvo, que operaba muy lejos de Cerrillos, en la calle San Borja, junto a la Estación Central.
Hoy el cordón Cerrillos cuenta con un número de afiliados que los optimistas fijan en 100 mil y los pesimistas en 15 mil. Su presidente es el ex funcionario de Sindelen (expulsado por apropiación indebida de fondos), ahora interventor en Fantuzzi, Hernán Ortega. Se distinguió este cordón contra el “proyecto Millas” sobre área social. Pero es mirado con cierto recelo por los partidos de la UP, y aún más por la ultraizquierda, a causa del carácter exhibicionista de su directiva.
El paro y el ejemplo del Cerrillos hicieron surgir numerosos cordones, pero ninguno tan organizado y combativo como aquél. El que le sigue en importancia es el Vicuña Mackenna (Fabrilana, Molino y Fideos Luchetti, IRT, Elecmetal, Ronitex, Muebles Easton, Textiles Monarch, Licores Mitjans, Cristalerías Chile, Indugas, etc.); el último en estructurarse fue el cordón Mapocho (Quimantú, Cervecerías Unidas, etc.), que proyecta su sombra sobre el barrio alto.
Los distintos sectores de la izquierda tienen posiciones también diversas frente a los cordones:
- El PC los quiere formados exclusivamente por sindicatos e integrado en la CUT (y si no tienen tales caracteres, no vacila en organizarles otros paralelos que sí los tengan; así ha sucedido en Barrancas-Quinta Normal, Santiago Centro-San Miguel y aun el Cerrillos-Maipú).
- El MIR-FTR los concibe integrando a todos los organismos de masas del sector (JAPS, campesinos, pobladores, centros de madres, juntas de vecinos dominadas por la izquierda, consejos locales de salud, etc.), o sea, constituyendo un verdadero soviet (en esta concepción, los cordones vienen a ser los "consejos comunales de trabajadores" que -hace ya tiempo- venía preconizando el MIR).
- El PS acepta la idea del MIR aunque difiriendo en detalles de estructura y propiciando un Congreso Nacional de Cordones Industriales que el PC rechaza.
Hoy la idea de los cordones -rebautizados "comandos comunales de trabajadores", casi el mismo nombre discurrido por el MIR, es oficial de la UP. Ha sido aceptada por el comunismo, a regañadientes y -todavía más a regañadientes- por la CUT. Esta ha debido abandonar su concepción primitiva -organizar los sindicatos por ramas industriales dirigidas por los partidos de la UP- e intenta desesperadamente asimilar a los cordones, que pueden vaciarla de todo poder real.
Cartografías de la Memoria, Mapa del poder popular 1: El espacio de producción, 2019

Un hombre clave en cualquier cordón es el interventor de la industria adherida a aquél. El interventor maneja fondos, cargos, vehículos y materiales de toda clase que permiten la movilización de los extremistas. La mayor parte de los interventores de las industrias de los cordones han sido:
Los violentistas de los grupos de choque, campamentos y cordones disponen de inmensos elementos de acción. Estos incluyen: vehículos fiscales y de las firmas intervenidas para desplazarse; arsenales de metralletas (en especial checoslovacas), carabinas y revólveres, con abundante munición; instructores nacionales y extranjeros (alemanes, checos, bolivianos, brasileños, etc.), los últimos reclutados entre los revolucionarios del mundo entero que han obtenido asilo en Chile y, por último, un variado surtido de armas de lucha callejera: laques de goma (un tiempo se fabricaron en INSA); esferas de loza que se elaboraban en la planta Carrascal; varas largas que se transforman en lanzas agregándoles una punta de acero ad-hoc, que se lleva separada; el "linchaco" o "palo vietnamita" (dos trozos de madera unidos por una cuerda), para golpear o ahorcar; cadenas; hondas, etc.
¿Quién resistiría? La respuesta es sencilla: sólo las Fuerzas Armadas. Ni los equipos opositores ("Patria y Libertad", "Comando Rolando Matus"), ni los organismos de defensa de barrio (tipo "PROTECO") estarían a la altura de la asonada de ultraizquierda.
Los extremistas disponen también de una red de comunicaciones radiales, de automóvil a automóvil. Recordemos, al respecto, el "Mini Austin” con un potente equipo radiotransmisor que participó en un hecho de sangre frente al Hospital de la FACh y en el cual viajaban funcionarios públicos socialistas, (julio de 1972).
EI golpe
Cada uno de los sectores señalados tendría en el "putsch" de la ultraizquierda su papel bien claro. Los campamentos cortarían rutas vitales: la Avenida Kennedy, la Avenida Las Condes, el camino al aeropuerto de Pudahuel (vuelos internacionales) y a Valparaíso, la Panamericana (norte y sur) y las vías férreas.
Papel semejante jugarían los cordones. El Cerrillos, además, dejaría a Santiago sin gas licuado ni gasolina, ocupando los terminales de los oleoductos Concón-Maipú y Talcahuano-Maipú, los estanques de ENAP, COPEC, SHELL y ESSO y los depósitos de gas de ENADI (ex ABASTIBLE) y de GASCO. ¡Todos estos objetivos están juntos, en dos o tres cuadras, medio a medio del cordón!
Además, ocuparían el aeropuerto.
Simultáneamente, todos los cordones se apoderarían de las industrias respectivas, paralizándolas y constituyéndolas en centros de resistencia.
Los grupos de choque coparían los servicios esenciales y las milicias podrían dedicarse a la lucha callejera y a la "ejecución inmediata".
¿Quién resistiría?
La respuesta es sencilla: sólo las Fuerzas Armadas. Ni los equipos opositores ("Patria y Libertad", "Comando Rolando Matus"), ni los organismos de defensa de barrio (tipo "PROTECO") estarían a la altura de la asonada de ultraizquierda.
Quizás por ello es por lo que dirige ahora sus cantos de sirena a los suboficiales y tropa y a los "hermanos de clase", carabineros... rasos.
Comentarios
Añadir nuevo comentario