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Sábado, 2 de Agosto de 2025
[Una voz en la ciudad]

Querida marraqueta, regresa, por favor

Terencio

“Desesperado por esta ausencia de la marraqueta de la infancia, en medio además de tanta panadería de masa madre y recetas europeas que no le hacen el peso al pan batido o francés (que creemos que es francés cuando en realidad es belga, como Hércules Poirot, Marguerite Yourcenar, las Papas Fritas (french fries) y Agnès Varda) me puse a dar vuelta Internet en persecución de la verdadera marraqueta santiaguina”.

Cuando era chico casi guagua, cerca de mi casa en Vecinal, casi en la esquina de El Bosque con Apoquindo, en la vereda suroriente había una panadería al lado de la Peluquería Parada que ya no existen. Todas las mañanas a eso de las ocho acompañaba a mi mami a comprar el pan. Y nos llevábamos un kilo de marraquetas, que estaban calentitas y con una corteza oscura y quebradiza y crujiente. Era la misma época en que el lechero pasaba a dejar sus botellas de leche casa por casa en el barrio. Los panaderos, vestidos de delantal blanco enharinado, nos contaron una vez que llegaban a aquella panadería a las cinco de la mañana a su subterráneo para que los vecinos y vecinas pudieran tener su pan desde las siete de la mañana.

Nunca volví a probar en Santiago marraquetas como esas. Y es peor, las marraquetas se han echado a perder muchísimo, diría que demasiado. Las que venden en los supermercados (Líder, Jumbo y así) vienen en unas bolsas selladas y se guardan en el freezer -cosa que solo vi una vez que un amigo del colegio que vivía en San Crescente al llegar a Presidente Errázuriz, una vez que me invitó a su casa sacó un par del refri y las calentó en la tostadora, ¡el horror!-. Ahora todas se guardan así, además que no son ya calentitas, su corteza es casi tan blanca como la masa de su centro, y no es ni quebradiza ni crocante.

Podríase pensar que las marraquetas de locales como Lo Saldes, Castaño o San Camilo -una vez una amiga me dijo que estas cadenas de pan y repostería se distribuían en ese mismo orden desde el oriente al poniente de Santiago como se demuestra en los siguientes Mapas de Google con pines rojos- son un poco más como a la antigua. Pero nada. El mismo color blancuzco, la misma corteza latiguda.

Desesperado por esta ausencia de la marraqueta de la infancia, en medio además de tanta panadería de masa madre y recetas europeas que no le hacen el peso al pan batido o francés (que creemos que es francés cuando en realidad es belga, como Hércules Poirot, Marguerite Yourcenar, las Papas Fritas (french fries) y Agnès Varda) me puse a dar vuelta Internet en persecución de la verdadera marraqueta santiaguina.

No quiero que desaparezcan las panaderías de antaño y quiero que las marraquetas, como aquella, vuelvan en gloria y majestad: que, como dice un meme, haya pan y hueás pa’ echarle al pan.

¡Y hubo un bingo! cuando en un blog se recomendaba enfáticamente la marraqueta de la Panificadora Tobalaba que queda en esa misma avenida al llegar a Bilbao.

Así que un amanecer de sábado, hace seis semanas, luego de pasar a echar bencina pasé por ahí. Ya desde la entrada supe que había llegado al lugar correcto, porque había un cartel en su interior con un gran reloj falso de madera con manecillas móviles que indicaba la hora a la que se había hecho el pan que estaban vendiendo: las seis y media de la mañana.

Y era cierto, el pan estaba calentito, el color de la corteza era café oscuro y al probarla al llegar a mi casa estaba quebradiza y crujiente.

No quiero que desaparezcan las panaderías de antaño y quiero que las marraquetas, como aquella, vuelvan en gloria y majestad: que, como dice un meme, haya pan y hueás pa’ echarle al pan.

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Comentarios

Comentarios

Buen relato y comparto plenamente lo que has escrito, es más, tb soy asiduo a la marraqueta crujiente, tostada y todas sus características que llevan cuando son hechas por panaderos antiguos, de hornos de ladrillo y con palas de maderas para arrastrar el pan una vez horneado, por acá, después de mucho recorrer por varias panaderías, finalmente tb encontramos la preferida y que mantiene sus tradiciones con una marraqueta crujiente y de un sabor sin igual, saludos

Muy buena nota y si se ha perdido bastante la marraqueta, esa la crujiente porque han desaparecido las panaderías con el apuro de vida, los supermercados han desplazado las panaderías y las marraquetas de verdad

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