Cuando la crisis por el acceso a la vivienda se torna cada vez más feroz, aparecen algunos nuevos modelos que más que dar solución a ese problema, más bien se podrían enmarcar en las tendencias de inversión inmobiliaria a partir de la especulación.
Es así como en España ha proliferado durante los últimos años un nuevo tipo de venta: inmuebles que son vendidos sin que el futuro propietario cuente con las llaves de la misma, lo que también se conoce como “viviendas sin posesión”.
“El ‘stock’ de viviendas acumuladas por las entidades financieras puso en práctica desde hace unos años este tipo de ‘gangas’, una tendencia hoy en auge que tampoco está exenta de polémica y debate por parte de los profesionales del sector”, describe un artículo de la revista AD, especializada en arquitectura y diseño.
La misma publicación describe que “la crisis económica de 2008 generó una acumulación de inmuebles a los que las entidades financieras necesitaban “dar salida”. Este stock sembró la semilla de la conocida como venta de inmuebles sin posesión, es decir, aquellas viviendas adjudicadas a la entidad financiera a pesar de que el ocupante todavía no haya sido desalojado de la misma. Por lo tanto, hablamos de una vivienda cuyo futuro comprador invierte “a ciegas” y sin contar con la llave del propio inmueble”.
Así, “el hecho de que el anterior propietario aún permanezca en la vivienda y el futuro comprador no disponga de acceso y garantía totales son los factores que definen los atractivos precios de estas viviendas en venta”, sostiene la pieza periodística.
“Este stock sembró la semilla de la conocida como venta de inmuebles sin posesión, es decir, aquellas viviendas adjudicadas a la entidad financiera a pesar de que el ocupante todavía no haya sido desalojado de la misma. Por lo tanto, hablamos de una vivienda cuyo futuro comprador invierte “a ciegas” y sin contar con la llave del propio inmueble”.
En cuanto a la procedencia de este tipo de inmuebles, se describe que se caracterizan por ser fincas procedentes de diferentes ámbitos y situaciones. De ese modo, se pueden encontrar viviendas que vienen de ejecuciones judiciales debido a deudas bancarias con la Administración, particulares o diferentes empresas. Estos inmuebles son adjudicados aunque el propietario aún viva en los mismos y sin que el futuro propietario pueda tomar posesión.
También está el caso de inmuebles que aún están ocupados o poseen propietarios sin título suficiente que les legitime para permanecer en la vivienda.
Además, pueden caer en esta categoría las viviendas vacías o en desuso que permanecen pendientes de una nueva posesión y los inmuebles adquiridos en subastas.
En cuanto a los beneficios, AD explica que “resulta evidente que la principal ventaja de una vivienda sin posesión reside en su precio. Las condiciones relacionadas con estos inmuebles llevan a los bancos a ofrecerlos como una ganga”.
Aún así, también hay varios riesgos involucrados. Entre ellos, se menciona la falta de detalles respecto al estado actual y las características del inmueble, factor que obstaculiza la correcta previsión de presupuesto final.
Junto con eso, también hay que considerar que “en caso de que el actual propietario de la vivienda cuente con un título legítimo, el futuro comprador se convertirá en arrendatario, pero no en titular del inmueble”.
“Si la vivienda sin posesión que nos disponemos a comprar procede de una ocupación ilegal, posiblemente el propio banco se atreva a ofrecer un precio más barato. Sin embargo, el gato encerrado de esta operación arroja los gastos de ejecución del desahucio, los cuales deberá abordar el futuro propietario. Esto implica la contratación de un abogado y un procurador para tal fin”, advierten.
Otro punto a considerar es que el inmueble sin posesión “debe servir de garantía para un crédito. ¿El problema? Que para ello hay que tasarlo previamente sin poder acceder a la vivienda”.
“No todos son ventajas. El principal problema de comprar una vivienda en subasta es que el comprador no sabe si el inmueble está ocupado o no hasta que no entra en él. Esto es debido a que la autoridad judicial o el organismo que lanza la subasta no está obligado a indicar si el inmueble está ocupado ilegalmente o tiene un inquilino con un contrato de alquiler en vigor”.
Un artículo de Infobae al respecto describe que “comprar una vivienda a través de una subasta puede suponer un ahorro entre un 25% y un 45% respecto al precio de mercado, por lo que cada vez son más los que acuden a las pujas para adquirir una”.
Pero a la vez destaca que “no todos son ventajas. El principal problema de comprar una vivienda en subasta es que el comprador no sabe si el inmueble está ocupado o no hasta que no entra en él. Esto es debido a que la autoridad judicial o el organismo que lanza la subasta no está obligado a indicar si el inmueble está ocupado ilegalmente o tiene un inquilino con un contrato de alquiler en vigor”.
También puede darse el caso de que “el inmueble provenga de un embargo hipotecario y el deudor todavía permanezca en la vivienda”, advirtió al medio Sandra Aurrecoechea, abogada y socia de Marín & Mateo Abogados.
En estos casos el nuevo propietario puede tardar hasta un año y medio en recuperar la vivienda, por lo que “comprar un inmueble en subasta pierde atractivo cuando la intención es entrar a vivir en esa casa de forma inmediata porque el desconocimiento de la situación posesoria implica riesgos y sobrecostes muy importantes”, explicó la jurista.
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