Desde hace dos años gran parte de los territorios donde opera la industria forestal chilena se encuentra bajo estado de excepción constitucional.

Primero fue por las restricciones generales en respuesta a la pandemia sanitaria, estado de catástrofe que duró hasta septiembre de 2021. Pero un mes después, en octubre, el ex presidente Sebastián Piñera decretó por primera vez estado de emergencia para gran parte de las regiones del Bio Bio y La Araucanía. Esto debido a problemas de seguridad y delincuencia, vinculados al robo de madera, y también la toma de terrenos forestales por parte de comunidades mapuche.

La situación de excepcionalidad constitucional que rige a esas regiones del país desde 2020 ha significado importantes restricciones a la movilidad, con un amplio despliegue de fuerzas militares y policiales para resguardar la zona.

“Pese a la parálisis que produjo la pandemia y al menor crecimiento de China, la demanda por parte de ese país sigue alta, lo que ha favorecido a la industria forestal chilena”, sostiene un representante de ese sector.

Pese a ello, durante este período la mayoría de las empresas forestales han registrados cifras positivas. Es el caso de las exportaciones de productos forestales, como la pulpa blanqueada de pino o eucalipto, madera aserrada, astillas, entre otros; cuyas exportaciones han sido objeto de fuertes incrementos.

Según datos del Instituto Forestal de Chile (Infor) -servicio público dependiente del ministerio de Agricultura- la exportación de productos forestales chilenos entre enero y agosto de 2022 alcanzó los US$ 4.647 millones, lo que significa un crecimiento de 22,9% respecto del mismo periodo en 2021. 

En su último boletín sobre el mercado forestal, de septiembre de este año, Infor estima que las exportaciones forestales podrían llegar este año a los US$ 7.000 millones, superando así el valor de las exportaciones pre-pandemia, cuando en 2018 se exportaron US$ 6.838 millones (ver gráfico).

“Es altamente probable que en 2022 las exportaciones forestales vuelvan a un nivel similar al récord de US$6.838 millones registrado en 2018”, señala el documento. Y agrega que “si durante los últimos cuatro meses del año los principales productos exportados se mantienen en torno a los niveles promedios de precios y volúmenes logrados este año, las exportaciones anuales podrían alcanzar, por primera vez, los US$ 7 mil millones”.

En efecto, las exportaciones llegaron a un nivel récord en 2018, pero al año siguiente los ingresos de las forestales cayeron de manera drástica debido a la caída del precio de la celulosa. 

Tal como se observa en los datos del Instituto Forestal (ver gráfico), en 2018 el precio de las pulpas de pino y eucalipto superaron los 700 dólares por tonelada, e incluso los 800 en el caso de la pulpa cruda de pino radiata. Hacia fines de 2019, el precio de estos productos había caído bajo los 600 y 500 dólares, precios que se mantuvieron en esos niveles en 2020. Pero a mediados de 2021, estos valores sufieron fuertes incrementos, cuando la pulpa textil de eucalipto superó el precio de 1.000 dólares la tonelada.

“Pese a la parálisis que produjo la pandemia y al menor crecimiento de China, la demanda por parte de ese país sigue alta, lo que ha favorecido a la industria forestal chilena”, sostiene un representante de ese sector.

Con todo, cabe mencionar que en septiembre y octubre de este año la industria ha anotado caídas en las exportaciones en comparación con esos mismos meses del año anterior. Pero de igual manera, en estos primeros diez meses del año, la industria ya ha exportado un total de US$ 5.713 millones, casi superando el total del año pasado.

INTERFERENCIA se comunicó con Celulosa Arauco Constitución, propiedad de la familia Angelini, que señaló a nuestro medio que “si bien la declaración de estado de excepción ha incidido en dar mayor tranquilidad a los trabajadores y a la comunidad, disminuyendo la percepción de riesgo en la zona, los resultados de las exportaciones forestales pasan principalmente por las fluctuaciones en los mercados internacionales, volúmenes exportados o precios de venta, entre otros”. 

El departamento de comunicaciones de Forestal Arauco agregó que “las cifras entregadas corresponden a un cálculo complejo, que considera diversas variables, lo que hace muy difícil atribuirlas sólo a un factor tan específico como el estado de excepción”.

El otro gran actor de la industria forestal chilena es CMPC, holding de la familia Matte que tiene participación en este sector industrial a través de compañías forestales como Mininco, la que desarrolla gran parte de sus actividades en zonas en las que ha habido estado de excepción. Desde esa compañía quedaron de entregar una respuesta a este medio en los próximos días.

Cabe señalar que la bonanza de la industria forestal se ve reflejada en las ganancias de estas firmas. En una revisión de las cifras financieras de ambas compañías -las más importantes de este mercado- se puede observar que las ganancias brutas de estas empresas tenían buenos números en 2018, para anotar fuertes caídas en 2019 (ver gráfico a continuación). 

Las ganancias brutas de Arauco en 2018 eran de US$ 2.232 mil millones, para bajar a US$ 1.419 mil en 2019, y a US$1.287 mil durante 2020. El fuerte repunte de 2021 queda de manifiesto cuando se observa que el rendimiento de Arauco en esta misma cifra fue incluso mejor que en 2018, anotando ganancias brutas por US$2.668 millones en 2021. 

Mismo caso se aprecia la situación de CMPC, la que pasó de tener ganancias brutas de US$ 863 millones en 2020 a US$1.694 millones en 2021. M´Más del doble. 

Todo indica que en 2022 esta tendencia se mantendrá, considerando que al revisar los últimos estados trimestrales de ambas compañías -con datos de enero a septiembre de 2022- arrojan que luego del repunte de  2021, las ganancias brutas de ambas compañías ya alcanzan cifras similares a las del 2021 completo, de manera que es de esperar que dichas ganancias superen a las de 2021 hacia finales de este año.

En todo caso, analistas del sector creen que el alza del precio de la celulosa podría detenerse en 2023, y que el precio podría caer en hasta 30% durante el próximo año, frenando la recuperación de esta industria, según un artículo publicado en el Diario Financiero.

El efecto del estado de emergencia

Cuatro investigadores han relacionado el repunte de la industria forestal chilena con el estado de excepción: Edgars Martínez (investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social - CIESAS, México), Héctor Nahuelpán (integrante de la Comunidad de Historia Mapuche), Álvaro Hofflinger (Doctor en Políticas Públicas de la Universidad de Texas en Austin), y Pablo Millalen (Doctorante en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas), publicaron un estudio académico sobre esta materia en NACLA Report on the Americas y una columna en INTERFERENCIA: El reacomodo: entre el reconocimiento estatal y la militarización de Wallmapu.

Respecto a esta relación señalan que: “Primero, porque el estado de excepción tiene por finalidad proteger el desarrollo del patrón primario exportador en los territorios, donde la industria forestal es central. Para el 2021, la industria forestal representó el 1,7% del PIB nacional. La gran mayoría de las materias primas forestales están encaminadas a satisfacer a un mercado global (China, EE.UU., Corea del Sur, Japón, México y la eurozona). El punto es que Chile, desde los años 80, ha intentado crecer económicamente y confrontar las crisis mundiales profundizando este patrón, por tanto, a costa de intensificar la inversión forestal, pero son diversas las investigaciones que ilustran los límites de esta dinámica. Inclusive en términos de crecimiento, ya que los recursos naturales son finitos y las consecuencias territoriales y ambientales son muy altas”.

Representantes de la industria forestal aseguran que el estado de emergencia en la macrozona sur ha tenido poco impacto en sus negocios.

Y añaden: "Existe suficiente evidencia internacional que apunta a que quienes tienen mayores beneficios de procesos de militarización no son los sectores vulnerables, sino las grandes corporaciones". Y agregan: “El estado de Excepción protege un modelo que, además de tener un alto impacto ambiental, no ha demostrado una mejora palpable en las condiciones socioeconómicas de las poblaciones locales”.

Representantes de la industria forestal, en tanto, aseguran que el estado de emergencia en la macrozona sur ha tenido poco impacto en sus negocios, pero "ha ayudado a que muchísimas personas puedan vivir más tranquilas, pero respecto a nuestras actividades empresariales su impacto ha sido mínimo”, sostiene un representante de la industria, que no quiso dar su nombre por no contar con la autorización de sus superiores para comentar de manera oficial. “Lo que nos ha favorecido estos meses son los altos precios internacionales de la pulpa”, sostiene. “El frente interno, con todos sus dolores en la Araucanía, ha sido completamente secundario”.