La compra de la empresa de distribución eléctrica CGE por parte de la compañía china State Grid International Development Limited (SGID) encendió las luces del establishment local, cuyos representantes no se demoraron en advertir que les preocupa que una empresa estratégica de energía chilena quede en manos del Estado chino.
Uno de sus voceros más respetados y mediáticos, el economista Francisco Covarrubias, advirtió sobre los efectos negativos que puede traer esta operación el martes en el programa Mesa Central de Teletrece Radio. En esos círculos no cae bien que los “comunistas” lleguen al país, y menos gusta que el Estado chino, que ya aprendió a jugar bajo las reglas del capitalismo, ande por ahí adquiriendo empresas chilenas.
Pero no hay poco de cinismo en ese análisis, considerando que desde hace muchos años que las principales empresas de energía dejaron de estar en manos chilenas. Endesa, el símbolo de la electricidad en Chile que fue privatizada en los años 80, en los 90 se vistió con la bandera española y hoy, ya como Enel, tiene detrás al estado Italiano.
Mayor es el cinismo cuando fue la propia derecha quien impulsó y defendió el modelo privatizador y económico, que rige las reglas del sector energético chileno, y que ahora es receptor de capitales del gigante asiático. Un modelo que sacó al estado chileno de la propiedad de las eléctricas. Un modelo donde se deja al arbitrio de las empresas generadoras qué central eléctrica construir y qué tipo de energía usar. La justificación para dejar toda la generación de energía en manos de los privados, era que el mercado siempre se iba a regular. Esto dio paso a que por muchos años los proyectos del sector de energía se desarrollaran sólo con una mirada economicista.
Qué sentido tiene analizar la concentración de una empresa como CGE en manos del Estado de China, cuando ya se acepta la existencia de Enel, una compañía bastante más grande en Chile, cuyo principal accionsita es el Estado italiano.
Y ahora que la china SGID llega a la propiedad de CGE, que es la segunda empresa de distribución eléctrica más grande del país, se encienden las alarmas. ¿Pero alarmas de qué? En Chile la distribución eléctrica es un monopolio natural. Las personas no pueden elegir quién les da la luz en sus hogares. Según donde uno vive, tiene la empresa que nos abastece.
Como es un monopolio y para evitar abusos, es un sector regulado donde el Estado no está en la propiedad de las empresas, pero fija las tarifas que pagan los clientes. Por lo tanto, CGE en manos de grupos chilenos como históricamente fue, en manos de los capitales españoles, como era hasta ahora, o en manos del Estado de China, como será en el futuro, debe cumplir con las reglas existentes.
Entonces, más que dudas de índole económicas, lo que parece estar detrás de esta discusión es más bien la ideología, una influencia geopolítica o el susto a la influencia de un Estado comunista en Chile. Esto sin que exista un análisis profundo sobre los reales alcances que pueda tener lo que estamos viendo.
Mientras, aparecen portadas en El Mercurio, que elevan la importancia de este tema para la derecha, y dan cuenta que la Fiscalía Nacional Económica analizará esta operación y verá la concentración que está teniendo China en la propiedad del sector eléctrico local.
Llamativa está aproximación del órgano encargado de velar por la libre competencia. Sin embargo, al mirar con más profundidad, qué sentido tiene analizar la concentración de una empresa como CGE en manos del Estado de China, cuando ya se acepta la existencia de Enel, una compañía bastante más grande al ser la principal empresa generadora y de distribución eléctrica de Chile, y cuyo principal accionsita es el Estado italiano.
La irrupción de la Fiscalía Nacional Económica parece más una señal política. Sobre todo considerando que la gran discusión sobre los monopolios en el sector eléctrico chileno se vivió a fines de los años 90, cuando Endesa fue comprada por Endesa España. En esa oportunidad se permitió que la principal generadora y la principal distribuidora eléctrica de Chile quedara en una sola mano, con todas las consecuencias que implicó esto. Los organismos antimonopolios de la época sólo instruyeron al nuevo propietario español que debía desprenderse de Transelec, que era la mayor empresa de transmisión.
Si aceptamos que las empresas de servicio estratégicas estén en manos de privados, hay que aceptar que estos pueden hacer lo que quieran con sus acciones, porque la propiedad privada, junto con la opción de comprar y vender son los pilares del capitalismo. En este sentido, el Estado de China sólo está usando los espacios que el modelo económico de Chile está dando.
Y si a alguien le incomoda lo que está sucediendo, la invitación es a medir bien las consecuencias de las señales que se quieren dar, sobre todo considerando que China es el mayor comprador de nuestro cobre. Y el cobre sigue siendo el sueldo de Chile.
Comentarios
Fácil el problema es que el
Simple su último párrafo
Por dios, esta persona que
China es y seguirá siendo el
Los chilenos debemos ser
Son una horda de alienados
No pero cuando la empresa es
Lastima que los que comentan
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