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Jueves, 7 de Agosto de 2025

Una investigación independiente y no ideológica del asunto confirma y +aún amplifica los datos vertidos en este excelente reportaje. En primer lugar, está el tema de la sorpresa total, lo cual pone en tela de juicio las capacidades de la comisión política (en adelante CP) de "leer" correctamente la información que las redes de inteligencia con conexiones de todo tipo dentro de las FF. AA. chilenas (extensas y profundas, según Pascal y la plana mayor del movimiento). Debemos presuponer que ese flujo le llegaba a la CP desde la interioridad de los cuarteles y debiera haber alertado a la dirección mirista. Con todo, no lo hizo. Lo anterior, de consiguiente, abre la posibilidad muy real de una segunda opción.: que los tan bien ponderados contactos clandestinos del Mir con las FF. AA. hayan sido engañosos; o sea, estas últimas aceptaron entrar en tratos con el aparato de informaciones del Mir siguiendo las tácticas de la contrainteligencia, esto es, embutiendo sus propios agentes en el sistema de inteligencia mirista, captar los datos que les interesaban y, a la vez, saturar noticias falsas el campo de informaciones del que disponía el partido revolucionario. Desde esta perspectiva, emitir señales de que todo marchaba más lento de los esperado y que, de momento, no habría golpe de estado, prometìa ser un buen resultado en el terreno de la deinformaciòn. Tengo la impresiòn, por ciertos indicios que he recogido, que tal pudo ser el caso. La falte de armas es otro punto inquietante. El Mir no tenìa gran cosa el dìa 11. Conforme a las memorias de Pascal Miguel Enrìquez dispuso sacar de Santiago 200 armas, cifra que constituìa el arsenal del partido en la capital. No sabemos bien la razòn de un paso semejante; lo cierto es que Pascal A. y Villabela tuvieron que acudir a la embajada cubana, que mantenìa un sòlido arsenal de AK y parque (municiòn, que entre las escuadreas miristas era paupèrrimo) mas los oficiales de la representaciòn isleña se negaron a , alegando que Allende, quien se hallaba detrás de esa internación ilegal que incluía Rpg 7 (antitanques) se negaba a proporcionarlas a los partido extra UP.. Conclusión: los comisionados del Mir volvieron con las manos vacías a sus cuarteles. La penuria mirista quedó màs expuesta todavìa en Indumet (atestiguada por Enèrico Garcìa y . La delegaciòn mirista que se apersonò en Indumet, ya tomada por las unidades de combate del PS, bajo el comando de A. Camù, tuvieron que desprenderse de sus propios ak.47 y cargadores es respectivos para armar a M. Enrìquez, Pascal y comitiva, que casi estaban desarmados. Circunstancia que suscitò un comentario hostil de . Presionado por Camù en orden a que aclara cuánta gente disponìa y què hora estarìan disponibles, Enriquez contestò que tenìa 400 hombres a su orden (lo que no era verdad, dado que la Fuerza Central del partido, la unidad militar màs consistente del Mir no excedìa de 40 combatientes, a todo dar). Enrìquez señalò que podìa aportarlos a partir de las 16 hrs., respuesta que suscitò la sorna y hortilidad de . Camu y compañeros, dispuestos al combate, esperaban que ese elevado contingente estuviera ya allí concentrado: las 4 de la tarde les parecía defraudatorio. Enríquez y séquito lograron retirarse usando los AK del PS pero (y es revelador) no se sumaron a los hombres de la Comisiòn Militar del PS, que tras ser desalojados por carabineros desde Indumet se dirigieron a la Legua, en donde, con la ayuda masiva de sus pobladores, sostuvieron una lucha armada denodada e imposible con las unidades de carabineros Enriquez y la CP se replegaron a sus casas de seguridad y renunciaron a batirse en calles y fabricas. La FC nunca operó

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