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Jueves, 7 de Agosto de 2025
En Santiago y Valparaíso

La obra de teatro que pone como protagonistas a dos esposas de militares en la villa San Luis de Las Condes

Lissette Fossa

La historia de una mujer que regaba su planta con una cuchara pone a las protagonistas ante la disyuntiva del plebiscito de 1988, donde piensan votar por opciones distintas. Pero a la vez, comparten la experiencia de vivir atrapadas en una “dictadura dentro de la dictadura”; en una sociedad y hogares machistas. La obra se presentará desde el 23 de agosto en Teatro El Puente.

Las protagonistas de la obra La historia de una mujer que regaba su planta con una cuchara son dos mujeres, esposas de militares, que viven en la Villa San Luis, en Las Condes, antiguas viviendas sociales desde donde desalojaron a sus habitantes cuando llegó el golpe de Estado y que fueron ocupadas por familias castrenses.

Se acerca el plebiscito de 1988, y ambas, a pesar de su amistad, piensan votar por opciones distintas. Pero a la vez, comparten la experiencia de vivir atrapadas en otra “dictadura dentro de la dictadura” en una sociedad machista, que les exige ser buenas esposas, madres y compañeras serviles de sus maridos.

Con esta premisa, la obra se estuvo presentando en Valparaíso en el Teatro del Parque Cultural de Valparaíso con funciones el sábado 19 de agosto a las 19.00 hrs. y el domingo 20 a las 18.00 hrs. En Santiago, la obra estará en tabla desde el 23 de agosto hasta el 27 de agosto en el Teatro El Puente.

“En parte es la historia de ella, la dramaturga, y su familia, quien vivió en la villa San Luis y se crió en este entorno militar", explica la directora.

“En parte es la historia de ella, la dramaturga, y su familia, quien vivió en la villa San Luis y se crió en este entorno militar. Es una obra que tiene mucho de autobiográfica para la dramaturga. Pero a la vez, es una obra que nos hace enfrentarnos a nuestra propia historia familiar, la del equipo, y del público”, cuenta a Interferencia su directora Marcia Césped.

“No solo queríamos hablar de esposas de militares, sino también de cuerpos de mujeres, de sus narrativas. El móvil más grande es cuestionarnos y preguntarnos desde qué lugar nos estamos contando la historia”, consigna.

Césped advierte que a pesar de que el tema parece denso, la obra tiene mucho humor e ironía. A esto se suman los recursos gráficos y sonoros como el body horror y el video-mapping, que construyen un relato moderno y que a la vez apela a la memoria de los 50 años desde el golpe de estado que derrocó al gobierno de la Unidad Popular.

“Es una obra que pretende ver las cosas desde otro lugar, entender, sin querer instalar ningún discurso. Eso es lo que hace el teatro y permite la ficción".

“La memoria acá es un tema importante y también nos preguntamos por la reparación, que es complejo, ya llevamos 50 años pidiendo justicia, pero no se está hablando cómo se repara, no sólo a las víctimas directas, sino también a las indirectas. ¿Cómo reparamos? ¿Cómo reparamos la conciencia cívica y la despolitización que dejó la dictadura?”, plantea la directora.

“Es una obra que pretende ver las cosas desde otro lugar, entender, sin querer instalar ningún discurso. Eso es lo que hace el teatro y permite la ficción, poder contarnos las cosas desde un mundo donde todo puede ser posible”, agrega.

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