Existen tres sectores de aviación en nuestro país: “La aviación de línea aérea”, compuesta por LATAM, Sky y jetSmart, “la aviación militar” compuesta de nuestras fuerzas armadas, y “la aviación pequeña y mediana”, la cual constituye todo tipo de aviones medianos y pequeños que vuelan a diario; aviones ambulancia, transporte de pasajeros en el sur, vuelos de instrucción (para pilotos que aspiran a entrar a la “aviación de línea aérea”), entre otros. El número de accidentes e incidentes desde el año 2011 asciende a 466.
¿Por qué suceden estos accidentes?
Chile tiene un sistema aeronáutico del pasado, donde a pesar de no estar en estado de emergencia o guerra, absolutamente TODA la aviación depende del Ministerio de Defensa Nacional. Comenzó así hace más de 4 décadas y nunca se actualizó. Es más, el cargo de Director General de Aeronáutica Civil está ocupado por un comandante de la Fuerza Aérea, quien depende jerárquicamente directamente del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea. Cada vez que Chile participa en un evento de aviación civil internacional, nos representa un militar para estos asuntos civiles.
Chile es uno de los 193 estados contratantes de la OACI, organismo internacional equivalente a la OMS (Organización Mundial de la Salud), pero en aviación. El requisito para mantenerse como estado contratante, junto con países como Estados Unidos y España, es seguir las recomendaciones y estándares de esta “OACI” en materias de aviación. Lamentablemente, hoy en día Chile no cumple una serie de estándares. Para comenzar, es del todo irregular que la aviación civil dependa de Defensa y no directamente del ministerio de Transportes.
En el transcurso de la aviación, desde los hermanos Wright en el año 1903 hasta el vuelo de un A380 hoy, se ha aprendido y mejorado la seguridad de las aeronaves a través del error en los accidentes y la corrección de estos mismos, por ello se dice que las regulaciones y documentación están escritas sobre sangre.
De acuerdo con Forbes Magazine, hasta el año 2015, las vidas perdidas en tragedias aéreas a nivel del mundo excedían las 29.000. Cada una de estas tragedias dieron paso a investigaciones de catástrofes aéreas, tal como las que se veían hace algunos años en “Mayday, catástrofes aéreas” en Discovery Channel. Estas investigaciones son cruciales, ya que, si no se identifican de manera adecuada las causas que dieron origen a la catástrofe, es imposible prevenir que ocurran nuevamente y por las mismas causas.
Lamentablemente en las últimas décadas, estas investigaciones se han vuelto más y más controversiales, vista la naturaleza del poder económico que sustenta la aviación. Un ejemplo es, ¿Cómo decirle a un prestigioso fabricante de aeronaves que su avión tiene un diseño erróneo y que le costó la vida a cientos de personas? Recordemos que hay sanciones, multas y compensaciones de por medio, todo lo cual tiene un costo considerable para el fabricante, quien hace un negocio y lucra con la producción de sus aeronaves.
Otro aspecto similar ocurre con el ente fiscalizador del país de ocurrencia del accidente, tal como en nuestro país. En Chile, quien fiscaliza a: pilotos, aeronaves, aeropuertos, tripulantes, controladores de tránsito aéreo, centros de mantenimiento aeronáutico, mecánicos y TODOS los aspectos de aviación en territorio nacional es la Dirección General de Aeronáutica Civil, o DGAC.
No es sorpresa que quien realiza las investigaciones y, por ende, debe entregar las causas del accidente y cómo prevenirlas, es esa misma DGAC. Así es como, desde la formación de esta institución el año 1968, ella tiene un control absoluto y militarizado de la seguridad de nuestros cielos y nuestros ciudadanos. Lamentablemente para esta institución, en vista de la gran cantidad de tragedias y accidentes aéreos durante la última década, esto es, como ejemplo, 276 investigaciones de accidentes entre el 2015 y el 2022, las familias de aquellos fallecidos han decidido trabajar desde el dolor en memoria de sus seres queridos por la seguridad de quienes aún viven, y no saben que se trabaja para ellos día a día.
Ante la impotencia e imposibilidad de avanzar y notar cómo más personas seguían falleciendo y estaban vulnerables a sufrir por las mismas causas que sus seres queridos fallecidos, cuatro familias decidieron crear la Asociación Chilena de Víctimas de Accidentes de Aviación y sus Familias (ACHIVAAF), el año 2021. Desde su formación, familias de otros accidentes. tanto antes como después de su constitución. han decidido unirse a la misión de salvar las vidas de tripulaciones y pasajeros luchando en conjunto por un cambio, presentando una voz unificada tanto dentro del país como fuera, al unirse además a la Federación Internacional de Victimas de Accidentes de Aviación y sus Familias, o por sus siglas, ACVFFI, la cual es reconocida por la misma OACI, agencia de las naciones unidas, como la única voz de las familias de las víctimas de accidentes aéreos alrededor del mundo.
Las familias de los fallecidos se percataron, en primera instancia, de graves problemas sistemáticos en la institución; aviones que volaban y se certificaban sin ser seguros o “aeronavegables”, mecánicos que no respetaban normas de seguridad, operadores o explotadores de aeronaves que ocultaban o falseaban información, centros de mantenimiento que no cumplen con mantenimiento seguro para las aeronaves, incluso, pilotos volando con sus licencias vencidas. Lamentablemente, al traer todos estos problemas a la atención de la DGAC en vista de sus tragedias, fueron despreciados a la brevedad ya que, el aceptarlo constituiría aceptar fallas y errores de la institución y abrirse a procesos civiles en su contra por falta de servicio.
Ante la impotencia e imposibilidad de avanzar y notar cómo más personas seguían falleciendo y estaban vulnerables a sufrir por las mismas causas que sus seres queridos fallecidos, cuatro familias decidieron crear la Asociación Chilena de Víctimas de Accidentes de Aviación y sus Familias (ACHIVAAF), el año 2021. Desde su formación, familias de otros accidentes. tanto antes como después de su constitución. han decidido unirse a la misión de salvar las vidas de tripulaciones y pasajeros luchando en conjunto por un cambio, presentando una voz unificada tanto dentro del país como fuera, al unirse además a la Federación Internacional de Victimas de Accidentes de Aviación y sus Familias, o por sus siglas, ACVFFI, la cual es reconocida por la misma OACI, agencia de las naciones unidas, como la única voz de las familias de las víctimas de accidentes aéreos alrededor del mundo.
Hoy en día, en ACHIVAAF tenemos más de 20 miembros, todos familiares de fallecidos en tragedias aéreas en Chile. Estamos determinados en la independización del ente investigador de nuestro territorio, es vergonzoso que Chile aún no esté acoplado a los estándares internacionales de los cuales es contratante y que esté constantemente poniendo en riesgo la vida de nuestros compatriotas de manera negligente; si no identificamos y reconocemos la causa de los accidentes en los que fallecieron nuestros familiares, estamos condenados a repetirlos. Mientras la investigación de accidentes esté a manos de la DGAC y, por consiguiente, de la FACH, seguiremos llenando los cementerios con víctimas inocentes, habiendo podido evitar sus tragedias.
El Ministerio Público, por su parte, no cuenta con un organismo técnico que pueda asesorarlo para realizar una investigación de un accidente aéreo y debe confiar en lo que le reporta la DGAC, órgano que no puede ser imparcial por su naturaleza. ¿Cómo las familias pueden acceder al derecho legítimo de saber por qué falleció su ser querido?
Por otro lado, nuevamente Chile no cumple con el estándar internacional al no tener un programa de asistencia a víctimas y familias de accidentes aéreos, como lo determina la OACI. Ante una tragedia, las familias no saben con quién contactarse, qué hacer, dónde están sus seres queridos y más aún, algunos no tienen los medios para poder ir donde están sus familiares fallecidos. A diferencia de otras tragedias, los accidentes de aviación ocurren en diversas partes que no siempre son conocidas o accesibles para estas familias, que no saben qué hacer, donde ir ni con quien hablar en estos momentos de dolor.
El Ministerio Público, por su parte, no cuenta con un organismo técnico que pueda asesorarlo para realizar una investigación de un accidente aéreo y debe confiar en lo que le reporta la DGAC, órgano que no puede ser imparcial por su naturaleza. ¿Cómo las familias pueden acceder al derecho legítimo de saber por qué falleció su ser querido? Haciendo la lucha de las familias más complejas, no existen consecuencias para las personas que, a causa de su negligencia (investigadores, mecánicos, fiscalizadores) causan la muerte de otras personas, es decir, por el cuasidelito de homicidio. Por primera vez en la historia, este año distintas familias han logrado formalizar a individuos por su actuar negligente como causa del fallecimiento de otros en una tragedia aérea. Esperamos sinceramente que esto inste a los profesionales en el ámbito aeronáutico a reflexionar sobre la forma en que trabajan y eviten causar la pérdida de vidas inocentes.
ACHIVAAF ha participado a la fecha de tres actividades internacionales como miembro de ACVFFI, difundiendo junto a esta, las necesidades de las familias de ser tratadas de manera humana y digna, y prevenir que las tragedias que les han traído tanto dolor sigan ocurriendo. Nuestras familias han trabajado, con su propio tiempo y recursos, a través del mundo, y lo seguirán haciendo para salvar vidas inocentes. En nuestro país falta mucho; un trato digno y humano, verdad para las familias, justicia para nuestros familiares fallecidos, prevención para quienes aún no saben que trabajamos para ellos. Cuando la comunidad trabaja unida por causas que van más allá de lo personal y por el amor de sus fallecidos, no existe organización que las detenga.
(*) Claudia Carrasco es piloto y presidenta de la Asociación Chilena de Víctimas de Accidentes de Aviación y sus Familias.
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