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Martes, 29 de Julio de 2025
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Muere Navalni en una prisión rusa mientras Advidka está cerca de pasar a manos de Rusia

Andrés Almeida

La muerte de Navalni se da a un mes de las elecciones presidenciales rusas, en las que se espera que Putin obtenga un resultado similar al de 2018, que es contra lo que realmente compite. Tal vez el hecho tenga algún impacto electoral, pero parece que la guerra en Ucrania era una posición incómoda para Navalni, pues rápidamente el Kremlin la transformó en un asunto patrio.

Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado viernes 16 de febrero de 2024, y ahora se comparte para todos los lectores.

Muere Navalni en una prisión rusa mientras Advidka está cerca de pasar a manos de Rusia

Como si fuera sacado de un cliché, el Servicio Penitenciario Federal de Rusia comunicó la muerte en una prisión siberiana cercana al Círculo Polar Ártico de un importante líder opositor, sin que se sepa la causa de su muerte en las primeras horas del hecho.

La escena pudo ser tomada de los tiempos zaristas o soviéticos, pero corresponde a la estricta actualidad de la Rusia moderna; Alexéi Navalni -de 47 años- murió a escasas horas de la publicación de este newsletter en el recinto penal IK-3 de Jarp, en la región siberiana de Yamal-Nenets, a 1.900 kilómetros al noreste de Moscú, donde cumplía una condena de nueve años bajo cargos de malversación de fondos de cuando dirigía su Fundación Anticorrupción en Moscú en 2014, y por violación de libertad condicional.

Navalni fue una importante figura opositora a Vladimir Putin, en especial en la década del 10, cuando fundó su Fundación en 2011 y compitió por la Alcaldía de Moscú en 2013, obteniendo un inesperado 27% de las preferencias, en un régimen electoral controlado. En ese periodo amenazó directamente el prestigio y liderazgo tanto de Putin como de Dmitri Medvédev, ex presidente ruso, aliado del actual mandatario y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, dadas distintas acusaciones por corrupción de ambas figuras, además de distintas denuncias en las que se objetó la legitimidad de las elecciones en Rusia.

Las autoridades rusas, por entonces, y en medio de 'revoluciones de colores', ocurridas en el espacio post-soviético, lo que incluye el Maidán de Kíev en 2014, consideró a Navalni como un agente pro-occidental, prohibió su Fundación y lo privó de derechos cívicos. 

En parte, el no despegue de Navalni se debió a la intensa campaña en su contra por parte del Kremlin, asociándolo a los intereses occidentales, pero también por errores propios, como cuando llamó "cucarachas" a los migrantes en su campaña a alcalde de Moscú, razón por la cual Amnestía Internacional le quitó la categoría de "prisionero de conciencia" en esos mismos días de febrero de 2021, por no haberse desdicho de sus palabras.

En 2017 Navalni fue atacado con un aspersor de desinfectante en sus ojos a la salida de su oficina y en 2019 denunció haber sido envenado cuando aparecieron absesos e hinchazones por su cuerpo, sin explicación.

En 2020 fue ciertamente envenenado en un viaje aéreo, lo que produjo que el avión tuviera que aterrizar de emergencia en Omsk. Un avión alemán medicalizado llegó a esta ciudad siberiana cerca de Kazajistán, desde donde fue llevado a Berlín, donde se confirmó el envenenamiento con una sustancia de la familia de agentes nerviosos novichok, el que se asocia a la desaparecida KGB.

El crimen produjo una ola de repudio en Occidente, el que se atribuyó a Rusia y -particularmente y en forma personal- a Putin, aunque las autoridades de ese país nunca reconocieron ninguna responsabilidad en los hechos. Entre los argumentos dados por los rusos, es que si sus servicios secretos lo hubiesen querido matar, no habría sobrevivido y habría sido un crimen bastante más discreto. Cabe mencionar que el cuerpo de Navalni quedó visiblemente deteriorado después del envenenamiento, hasta su muerte, la que se produjo luego de un paseo en el que se sintió mal.

Cinco meses después de su llegada a Alemania, en febrero de 2021, Navalni volvió a Rusia, donde fue arrestado. A los pocos días de su llegada, la Fundación Anticorrupción lanzó el documental El palacio de Putin: historia del mayor soborno, donde se acusa al presidente ruso de haberse quedado con un lujoso e inmenso bien inmueble en el Mar Negro, financiado con recursos públicos. Días después, hubo protestas en 110 ciudades rusas, que terminaron con 3.000 detenidos.

Putin sobrevivió a la crisis que produjo la denuncia, entre otras cosas porque el Palacio no está legalmente a su nombre, y Navalni, a esa altura, no había logrado convertirse en ninguna alternativa de liderazgo real en Rusia, como lo fue León Trotski frente a Stalin en su momento, pese a que gozaba de cierta popularidad en Moscú y Siberia. Hasta el día de hoy, la prensa rusa tilda a Navalni de 'bloggero'.

En parte, el no despegue de Navalni se debió a la intensa campaña en su contra por parte del Kremlin, asociándolo a los intereses occidentales, pero también por errores propios, como cuando llamó "cucarachas" a los migrantes en su campaña a alcalde de Moscú, razón por la cual Amnestía Internacional le quitó la categoría de "prisionero de conciencia" en esos mismos días de febrero de 2021, por no haberse desdicho de sus palabras.

Además, en 2018, Putin había sido electo presidente de Rusia con el 77% de los votos, bajo la idea de que estaba sacando al país de su decadencia, lo que es un porcentaje muy alto, incluso asumiendo que no hay elecciones libres en el país. Esa elección marcó un hito de popularidad para el mandatario, la que no ha decaído mayormente en Rusia, de acuerdo a encuestas confiables incluso para Occidente. La guerra en Ucrania, además, se ve mayoritariamente por los rusos como una amenaza occidental, lo que ha elevado aún más la figura de Putin.   

La muerte de Navalni se da a un mes de las elecciones presidenciales rusas (a mediados de marzo), en las que se espera que Putin obtenga un resultado similar al de 2018, que es contra lo que realmente compite. Tal vez el hecho tenga algún impacto electoral, pero me parece que la guerra en Ucrania era una posición incómoda para Navalni, pues rápidamente el Kremlin la transformó en un asunto patrio.

Pese a que Joe Biden había advertido tiempo atrás de "devastadoras consecuencias" si es que Navalni moría en prisión, la posición oficial de la Casa Blanca durante largas horas fue de espera por mayor información. 

Esto es importante, porque el deceso se da en lo que parece ser la víspera de la victoria rusa en la ciudad de Advidka, donde las tropas de asalto rusas están logrando inflingir fuertes bajas entre las fuerzas ucranianas, las que están en desventaja en el lugar de 10:1 y 7:1 en cuanto artillería y soldados. 

Esto haría inminente el paso de Advidka a manos rusas, lo que -en caso de suceder antes del 24 de febrero- representará un fuerte triunfo simbólico para el Kremlin, pues es la fecha de aniversario de la invasión rusa Ucrania, llamada Operación Militar Especial en Rusia.

Y, además, se trataría de un importante triunfo estratégico, pues Advidka es una de las plazas desde donde mas daño podía infligir los ucranianos a la ciudad de Donetsk, en manos rusas,, la cual quedaría libre de la constante presión de artillería ucraniana que ha sufrido desde inicios del conflicto, e incluso desde que empezó la Guerra del Donbás en 2014.

De hecho, Occidente se viene preparando para este escenario. Volodimir Zelenski está de gira por Alemania y Francia, con la idea de generar mayor apoyo a la causa ucraniana, ante una Rusia que se vuelve supuestamente más amenazante para Europa, la que -según versiones de prensa occicental- podría incluso desplegar recursos militares nucleares en el espacio. 

Pese a que Joe Biden había advertido tiempo atrás de "devastadoras consecuencias" si es que Navalni moría en prisión, la posición oficial de la Casa Blanca durante largas horas fue de espera por mayor información. 

Al cierre de la edición de este newsletter, Anthony Blinken, el secretario de Estado de Estados Unidos, dijo que "si estos informes son precisos, nuestros corazones están con su esposa y su familia. Más allá de eso, su muerte en una prisión rusa y la fijación y el miedo de un hombre sólo subrayan la debilidad y la podredumbre en el corazón del sistema que Putin ha construido. Rusia es responsable de esto. Hablaremos con muchos otros países preocupados por Alexéi Navalny, especialmente si estos informes resultan ser ciertos".

Por su parte, la vicepresidenta Kamala Harris declaró en Múnich, donde se celebra una importante reunión de seguridad, con Zelenski incluido, dijo: "Todos acabamos de recibir informes de que Alexei Navalni ha muerto en Rusia. Por supuesto, se trata de una noticia terrible y estamos trabajando para confirmarla. Mis oraciones están con su familia, incluida su esposa, Yulia, que está hoy con nosotros. Y si se confirma, esto sería una señal más de la brutalidad de Putin. Cualquiera que sea la historia que cuenten, seamos claros: Rusia es responsable y tendremos más que decir al respecto más adelante".

Esto, mientras en la opinión pública occidental crece rápidamente la idea de culpar de asesinato, personalmente a Putin, mientras que Zelenski declaró que "es obvio que Navalni fue asesinado por Putin".

En tanto, la Cancillería rusa ha llamado a la "moderación" a las autoridades estadounidenses, a la espera de los resultados forenses.



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