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Estimadas suscriptoras y suscriptores.
Espero que hayan tenido un buen comienzo de semana.
El presidente de la Democracia Cristiana (DC), Fuad Chahín, ha redoblado la apuesta de ese partido por una suerte de “colaboración crítica” con el gobierno.
Después de entregarle a La Moneda los votos necesarios para dar inicio al proceso de legislación de la reforma de pensiones, ahora suscribió un protocolo de acuerdo con el ejecutivo para la reforma tributaria.
Es una rumbo audaz que, sin embargo, está lleno de riesgos políticos. Para empezar, tensiona a las propias filas falangistas que, en especial en el Senado, no están contentas con lo que consideran una actitud demasiado sumisa frente a un gobierno cada vez menos popular. Además, golpea la relación con sus socios históricos de la Concertación y, guardando las proporciones, recuerda a las generaciones más antiguas la indefinición y luchas ideológicas de la DC durante los años 70.
Está claro que la jugada de Chahín apunta a mostrar un partido que está dispuesto a llegar a acuerdos en pro de favorecer, desde su mirada, a los ciudadanos comunes, que poco o nada quieren saber de peleas entre políticos, pero sí de políticas públicas que les prometan estabilidad y prosperidad. Pero en esto, la DC está jugando al límite.
Por un lado, ese tipo de política sirve más en un sistema parlamentario, como el que existe en la mayoría de los países de Europa, que en un modelo presidencialista como el chileno. Porque, al final, el gran favorecido por la actitud colaboradora de la DC es el Presidente de la coalición de derecha, y no está claro que los ciudadanos recompensen a ese partido por su mesura.
Por otro lado, la apuesta de Chahín apunta al supuesto centrismo de los votantes chilenos. Pero dado los tiempos que corren, no está para nada claro que el centro político sea una alternativa atractiva para el electorado. Basta con ver los resultados electorales de Carolina Goic en los comicios presidenciales. Sacó 5,8% de los votos en la primera vuelta, el resultado más bajo de un candidato presidencial DC en toda su historia.
Tal vez el actual timonel del conglomerado debería recordar una de las máximas de Radomiro Tomic: cuando la DC negocia con la derecha, siempre gana la derecha.
Así como van las cosas, la DC chilena -el único partido oficialmente confesional, en un país que día a día pierde miles de fieles católicos- corre el riesgo de su hermano mayor italiano: desaparecer del mapa político. O, en el mejor de los casos, volverse el nuevo Partido Radical: pequeño pero con cierta influencia. Muy lejos de lo que soñaron sus fundadores a fines de la década de los 40 y durante los años 50, cuando anunciaron que ellos iban a gobernar por 30 años seguidos. Pero sólo fueron seis (1964-1970).
[En qué estamos]
La magia de las cifras. El manejo de las grandes cifras fue uno de los puntos bajos del primer gobierno de Sebastián Piñera. Basta con recordar el fiasco del censo de 2012 o la polémica en torno a al índice de pobreza en 2011. Ante las decepcionantes cifras económicas en este segundo mandato ¿estará pasando lo mismo? Estamos indagando en las cifras de inversión y creación de los llamados empleos de calidad, dos puntales de La Moneda. Y, hasta ahora, hay indicios de que algunas oficinas gubernamentales se están tentando con la gimnasia contable. Después de todo, uno de los axiomas de la economía tiene que ver más con la psicología que con los números: si todos sienten que las cosas van bien, irán bien. Y lo mismo a la inversa.
Las redes de Evópoli. Benjamín Maturana Almarza, economista y miembro del equipo programático de la campaña presidencial de Felipe Kast, no se abstuvo de participar en una comisión evaluadora que recomendó contratar a Paz Ciudadana, ligada al grupo Edwards y donde el senador de Evópoli integra el directorio. El trato ascendió a 38 millones de pesos.
¿Qué lee la ministra Cubillos? La titular de Educación no deja de estar en el centro de la noticia. El fin de semana, un video de una profesora que la encaró en el Cementerio General se volvió viral. Por otro lado, el paro de los docentes de la educación pública ya lleva cuatro semanas, y Cubillos se ha negado a reunirse con los profesores. Pese a su buena evaluación en la última encuesta CEP, Marcela Cubillos está balanceándose sobre una cuerda floja. INTERFERENCIA indagó entre expertos del sector para saber cuáles son las políticas que inspiran a la creadora de Aula Segura y Admisión Justa. Hay un libro que parece ser su biblia.
[Hizo INTERFERENCIA]
Sube a nacer conmigo hermano. El nepotismo, clasismo y tráfico de influencias se ha vuelto el sello de este gobierno. El nuevo ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, no es una excepción, como revela nuestro artículo “Nuevo ministro de Energía tiene negocios y familiares en esa industria”.
Las cifras no mienten, su interpretación sí. El ministro de Bienes Nacionales, Felipe Ward, se ha vuelto un experto en torcer las cifras a su favor. Nada ilegal, desde luego, pero rozando lo anti ético. Un artículo de INTERFERENCIA mostró que la llamada Operación Rescate, que anunció con bombos y platillos a la prensa, fue más bien un ejercicio de contabilidad.
El cocinero de los 33. Pablo Maestri, el chef que alimentó durante semanas a los mineros atrapados en la mina de San José de Copiapó, habló en exclusiva con nuestro medio. Estas son sus historias y anécdotas.
[Lo que no se publica]
Carlos Larraín Hurtado, hijo mayor del histórico dirigente de Renovación Nacional, se indignó con un artículo de INTERFERENCIA titulado “Hijo de Carlos Larraín gana millonario contrato con Mineduc, donde trabaja su hermano”. En un email a nuestro medio, Carlos junior afirmó que “el titular es evidentemente falso y exijo se cambie de inmediato reservándome las acciones y derechos que me da la ley para defender mi honra y exigir indemnizaciones a su medio”.
Según Larraín, él personalmente no se ganó el contrato, sino la empresa suiza de la cual es su representante legal. “Yo no he ganado ningún contrato como se desprende de su porquería de artículo”, nos escribió.
No hicimos el cambio de título, por la sencilla razón de que la información de fondo era correcta, como el propio Carlos Larraín hijo admitió en su ofuscado correo electrónico.