Rafael González es un científico que ha alcanzado notoriedad en Twitter dados los análisis estadísticos que ha hecho de la pandemia. Con los casos de Covid-19 al alza como no se veía desde mayo de 2020, y Ómicron iniciando probablemente una nueva etapa de la pandemia, este matemático ha publicado varios gráficos que llamaron la atención de la opinión pública.
INTERFERENCIA contactó a González para conocer su mirada respecto de los escenarios que pueda enfrentar Chile en las próximas semanas.
Complejo escenario, donde la ocupación de camas UCI ha disminuido en relación a pacientes Covid, pero aumentado para los no-Covid, situación que podría generar estrés en los hospitales, con menos personal del que hubo meses anteriores.
“Estamos en un panorama incierto, pero en lo que coinciden las personas que son cautas en el área de la salud, es en que ómicron, a pesar de ser menos severa que delta, no es un resfriado ni una simple gripe, y nos puede causar problemas. No tenemos certeza en qué nivel, pero hay países que ya han presentado problemas logísticos y han tenido que hacer excepciones como en el caso de Estados Unidos, que han permitido que personal de salud contagiado, pero asintomático, pueda seguir trabajando con las medidas necesarias”, indica González.
“La idea no es alarmar a las personas, sino ayudarles a tomar buenas decisiones”, agrega.
Pensando en marzo, ¿las estadísticas arrojan alguna predicción de lo que pueda suceder?
Es difícil de responder, pero lo que he observado en varios países es que desde que empiezan aumentar los casos y hasta que llegan a su máximo, pasan cerca de cuatro a cinco semanas. Luego de eso hay una baja consistente como hemos apreciado en casos como Sudáfrica o la dinámica que se está viviendo en Israel.
Sería muy raro, pero podría suceder que en Chile esta alza se frenara antes del fin de mes. Entonces, pensando en eso, yo esperaría -en un buen caso- que si bajara de manera regular lo hiciera durante febrero. Pero, como los hospitales van retrasados es bastante probable que a mediados o finales de febrero esta variante presione mucho el sistema de salud, y en esas condiciones, creo que para marzo podríamos llegar con una situación hospitalaria complicada. Sobre todo en las regiones que tienen menos capacidad médica y con una población flotante que estará presionando la infraestructura médica.
Uno de sus gráficos presenta un avance sincronizado y acelerado en distintas regiones de Chile, ¿puede deberse a Ómicron?
Es bastante probable porque son alzas muy inusuales. Acá en Chile las variantes se confirman por vigilancia genómica, pero la capacidad que hay para eso es bien acotada. Así que se puede inferir por los cambios tan abruptos en las curvas que sí se trataría de ómicron. El ISP [Instituto de Salud Pública] entrega todos los lunes un informe de lo que se ha secuenciado genómicamente en el país y hasta el 24 de diciembre, sumando las secuenciaciones genómicas a nivel comunitario (500) con las de frontera (900), tenemos alrededor de 1.500 muestras, que en comparación con los casos diarios que hoy tenemos (7.291) no alcanzan.
Otro de los gráficos muestra un aumento en el número de fallecidos…
Sí, pero ahí es más difícil inferir, porque las muertes en los números grandes tardan en traspasarse. Uno esperaría que eso se traspase en unas cuatro o cinco semanas. Entonces, la cantidad de fallecidos asociados con esta alza y propagación de ómicron probablemente aumentará a fines de enero.
Lo que está establecido es que ómicron es menos severa que delta, pero delta era mucho más severa que la original y ómicron está entre las dos. No es inofensivo, es una cantidad apreciable de personas la que terminan falleciendo y un ejemplo de eso es Sudáfrica. Otro ejemplo es que en Reino Unido sí bien no aumentaron los pacientes en camas UCI, sí las hospitalizaciones lo que también puede colapsar el sistema médico sumado a un personal de salud agotado.
He leído algunas proyecciones que señalan que del total que se hospitaliza un tercio de los pacientes que llegaban a UCI con delta, llegan ahora con ómicron. De todos modos, cuando estos llegan a UCI, entiendo que la gravedad es muy similar a lo que se ha descrito antes.
Uno de sus gráficos presenta que estamos en el aumento semanal más alto desde el inicio de la pandemia, ¿es así?
Sí, por lejos, pero sobre todo tomando lo que pasó luego de los primeros dos meses de la pandemia, que había una mayor capacidad de testeo y podía haber una fuerte variación de casos de un día a otro. Pero esto es lejos el aumento más acelerado que hemos tenido desde mayo de 2020..
¿Es para alarmarse ese crecimiento?
Claro, si el alza está cercana al 150% eso significa que es lo mismo que 2.5 veces más de lo que había hace siete días. Entonces, hoy con el promedio de 4.625 casos, es imposible decir sí continuará así, pero si eso se mantiene en una semana más superamos los 10.000 casos como promedio.
Es muy acelerado. Esto es lo que se llama crecimiento exponencial, que se va duplicando cada cierto tiempo y el problema es que esto se hace insostenible si no se frena. Lo otro que sucede es que empezamos a tener problemas con el número de test, porque si nosotros queremos mantener la positividad bajo el 10% deberíamos hacer por lo menos diez veces más test de los casos que queremos reportar. Entonces, si vamos a llegar a más de 10.000 casos diarios, lo ideal sería hacer más de 200.000 test y no sé sí esa capacidad existe.
Está también la capacidad del personal.
Claro, y a este ritmo la gente cree que esto es un pronóstico, pero no. A este ritmo, la otra semana podríamos tener 10.000 casos. En esa situación, de no existir la capacidad de testeo, solo podríamos detectar los casos más graves y no vamos a poder tener una buena información.
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