El pasado 13 de octubre se estrenó en cines el documental El efecto ladrillo, dirigido por la periodista Carola Fuentes y Rafael Valdevellano, un film enfocado en dos personas, de diferentes estratos sociales, y el proceso de cambios que viven durante el estallido social del 2019 hasta el plebiscito de entrada para una nueva Constitución.
Tras el éxito del documental Chicago Boys en 2015 -producido por La Ventana Cine- los directoras ahondan en los efectos del modelo neoliberal en el país y los intentos de estos dos personajes, Mariana y Ramiro, por recomponer los lazos sociales.
Estrenado mundialmente en el Festival de Documentales de Sheffield y a nivel nacional en la Competencia de Cine Chileno de SANFIC, este largometraje continúa la línea de su predecesor. El Ladrillo hace referencia al libro con la receta económica escrita por los “Chicago boys” antes del golpe militar, consolidada en Chile con la Constitución de 1980 y exportada más tarde al mundo entero.
“Nos estábamos vendiendo como exitosos. Pero era una mentira, tú mueves la alfombra y ahí estamos todos abajo”, opina Mariana en un momento del documental.
Carola Fuentes cuenta, en esta entrevista con INTERFERENCIA, cómo fue el proceso de realización del film, porqué decidieron contar la historia hasta el plebiscito de entrada del 2020 y sus conclusiones sobre el proceso político actual.
"La película siempre estuvo enmarcada en un plazo de tiempo desde que la empezamos, que fue el estallido social hasta el plebiscito de entrada"
"En lo personal, más allá del resultado de las elecciones del plebiscito de salida, la violencia que vemos que me amarga, la influencia de la tecnología y las fake news, que también me preocupa como periodista, yo sigo siendo optimista y sigo teniendo esperanza. Y creo que esa metáfora con la que parte la película, de que hay personas que están generando cambios y que aunque sean resistidos, van a generar metamorfosis, me hace estar lejos de sentir amargura", comenta Fuentes en esta entrevista.
- La película termina con el plebiscito de entrada para una nueva Constitución, y bueno, sabemos lo que vino después. ¿Fue una decisión que tomaron como realizadores? ¿o se fue dando en el proceso de filmación? ¿pensaron cambiar el final tras el plebiscito de salida?
La película siempre estuvo enmarcada en un plazo de tiempo, desde que la empezamos a desarrollar con esta trama. Es una decisión narrativa. Lo que nosotros queríamos era dejar este registro del cambio que estaba ocurriendo en el país y en los personajes, de un momento determinado que es histórico, innegable, que es desde el estallido hasta el plebiscito de entrada. Sabíamos que después venía un proceso súper incierto. No sabíamos qué iba a pasar con la convención, sobre los convencionales, etc. Entonces, la decisión narrativa fue atenernos a ese periodo de tiempo. Y eso, porque es un documental que lo que registra es este proceso de transformación, que podría ser el fin de un ciclo, el fin de una era a nivel mundial, que da luces de los efectos en el largo plazo del modelo de los Chicago Boys, y por eso también se llama El Efecto Ladrillo, y también las luces de esperanza de nuestros personajes.
Ahora, ya al momento de estrenarla, creemos que fue una buena decisión. Porque, más allá de que ahora haya una sensación distinta a nivel de opinión pública, ese proceso histórico va a quedar para siempre, lo que pasó ahí va a quedar para siempre y era importante registrarlo.
- ¿Y cómo fue la selección de personajes? en la película siguen a dos personas, un hombre y una mujer, que son muy diferentes entre ellos, una profesora que es una defensora de los derechos humanos, activista, y otra persona que es un ex empresario, que trabaja en fundaciones, preocupado de temas sociales. ¿Por qué decidieron mostrar a estas dos personas que parecen tan opuestas? ¿Pensaron juntarlos en algún momento?
Narrativamente también teníamos que decidir sobre cuales iban a ser las voces de esta película. Así como en Chicago Boys le dimos el micrófono a los economistas, en algún minuto pensamos que esta película fuera solo de voces de personas que estaban protestando y registramos muchas personas que estaban en la calle. De hecho, hicimos un corto con eso, que se llamó La Voces de la Protesta, que exhibimos en Univision el año pasado. Y esa era una mirada muy interesante, pero queríamos profundizar más, aún era un poco superficial respecto a lo que nosotros aspirábamos. Entonces, tomamos la opción de buscar personajes con nombre y apellido a los cuales podíamos hacerle un seguimiento.
Al principio teníamos tres, pero dos de esos tres, que empezamos a registrar, a pesar de que representaban sectores geográficos y económicos muy distintos, tenían cosas en común, y esto fue algo no planificado. Nos fue sorprendiendo y encontramos que era muy bonito este paralelo de personas de realidades diferentes, de papeles y roles tan diferentes en su historia, ya que uno era parte de los economistas que instalaron el modelo económico y la otra una persona que sufrió carencias y falta de red social, pero ambos tenían intereses por ayudar, ambos ayudaban a niños, personas con discapacidad, personas mayores. Entonces, decidimos hacer la película con ellos dos.
"Tomamos la decisión de no forzar el encuentro de los personajes".
Obviamente, nos preguntamos muchas veces si los juntábamos o no, atentos también a si ese encuentro se producía de manera natural. Pero no se dio. Y tomamos la decisión de no forzar ese encuentro, porque en Chile hay una segregación muy grande y es muy difícil que dos personas como estas, a pesar de que comparten los mismos sueños, se encuentren. Nos pareció poco verosímil generar ese encuentro dentro de la película y que era un mensaje en sí que se encontraran en la esperanza, pero no en la vida real.
- Imagino que los personajes vieron la película, ¿qué le han comentado sobre el documental?
Ha pasado harta agua bajo el puente desde que dejamos de grabar y desde que se acabó la narrativa. Después de que dejamos de grabar, Mariana estuvo participando un tiempo en la campaña de Fabiola Campillai como senadora, pero no siguió toda la campaña, ella cuenta al final de la película que sufrió un proceso de decepción del mundo de la política. Ella sufrió una transformación grande después de la película, que por una cuestión de tiempo no alcanzamos a incluir. Está en un proceso de transformación y tomó la decisión de volver a contar cuentos a niños.
En el caso de Ramiro, él también ha vivido cambios constantes, la verdad es que porque ambos son personas muy activas. él está abocado a una de las fundaciones, que aparece en la película, la fundación Don Bosco, y ha ido dejando sus otros proyectos de lado.
- ¿Cómo fue grabar esta película con una pandemia que cayó al medio de la filmación? ¿Se presentaron dificultades?
Claro, grabar era complicado porque había que pedir autorizaciones, había que estar tomando precauciones para que el equipo ni los protagonistas se enfermaran, etc. Pero por otro lado la pandemia se transformó en un momento importante en la historia, porque fue la revelación de la precariedad que había en el país, la pandemia corrió este velo de ilusión del éxito económico. Entonces vimos que esto era parte de la historia.
Es increíble, porque ahora que lo pienso, como el tema de las mascarillas, veo que todas esas dificultades quedaron atrás y tengo algunos recuerdos del registro. Porque la oportunidad que nos dieron los dos protagonistas, para entrar a estos mundos tan íntimos, fue una experiencia muy interesante para nosotros como equipo. Nos permitió conocer cosas muy de cerca, que quizás antes no habíamos conocido. Tengo más buenos recuerdos del proceso, que de complicaciones.
"La diferencia entre el reportaje y el documental, es que el reportaje responde a la contingencia, pero el documental se proyecta mucho más".
- Y qué reflexiones le han surgido a raíz del documental, del proceso y mirando también lo que ocurrió después, el plebiscito de salida, por ejemplo. Lo pregunto también porque esta semana se cumplieron tres años desde el estallido social y fue un día un poco amargo para muchos.
Bueno, yo soy periodista y me tocó trabajar en prensa, en televisión, haciendo infinitud de reportajes. Y creo que la diferencia entre el reportaje y el documental es que el reportaje responde a la contingencia, al momento, mientras que el documental se proyecta mucho más allá en el tiempo, busca permanecer en la historia y convertirse en eso, un documento. Y cuando con Rafael dirigimos el documental y nos ponemos el sombrero de documentalistas, es interesante lo que se provoca, porque uno puede mirar el proceso con mucha más perspectiva histórica.
Nosotros veníamos de antes del estallido observando señales que hablaban de un decaimiento del modelo, que había muchos cuestionamientos al modelo o a los resultados del modelo, no sólo en Chile, también en el mundo. Esos resultados no eran los esperados, ya sea por los Chicago Boys, milton friedman o la Margaret thatcher. Hablamos de resultados como la colusión de grandes empresas, los abusos de empresarios hacia las personas, la desigualdad material, y también la desigualdad de trato, tantos efectos del modelo, que hay muchos que no es que queramos volver al marxismo o pasar una aplanadora, sino aspiramos en avanzar en un modelo de desarrollo que de verdad tenga foco en el desarrollo de las personas y no sólo en el crecimiento económico. Estábamos, antes del estallido, en esta reflexión.
Y cuando llega el estallido social, pudimos observarlo y encajarlo en este otro proceso que creo que está ocurriendo a nivel mundial, del fin de un ciclo de 50 años, de un capitalismo que pone el foco en que el único objetivo de las empresas sea generar utilidades, y que eso ha tenido muchos costos o efectos.
Entonces, yo en lo personal, más allá del resultado de las elecciones, la violencia que vemos que me amarga, la influencia de la tecnología y las fake news, que también me preocupa como periodista, yo sigo siendo optimista y sigo teniendo esperanza. Y creo que esa metáfora con la que parte la película, de que hay personas que están generando cambios y que aunque sean resistidos, van a generar metamorfosis, me hace estar lejos de sentir amargura, al contrario, se renueva mi vocación y la necesidad de mostrar esos casos positivos. También porque Ramiro y Mariana siguen trabajando para generar cambios positivos y uno tiene que estar a la altura.
- Estamos en un momento muy raro, cuando hay personas un poco hartas ya del estallido social, que ya no quieren saber mucho del tema, y otras personas que hacen referencia al estallido solamente, muy aferrados a ese momentos. ¿Cómo se han enfocado en invitar a ver la película y promocionarla en un contexto así? ¿Qué le dirías al público para que asista a los cines a verla?
Es interesante, porque creo que es un momento donde los árboles no nos dejan ver el bosque. Creo que es un super buen ejercicio hoy tomar un poquito de distancia. La película es una invitación a tomar esa poca distancia, poner en perspectiva lo que ha pasado, reordenar nuestras emociones y sentimientos, y ver que es un proceso histórico largo, que no se va a solucionar de la noche a la mañana, y preguntarnos por cuales son los valores que hay que seguir luchando para este proceso de transformación que vive el país.
Salas de cine donde se puede ver El Efecto Ladrillo:
Arica, Casa del tumbe, Cristóbal Colón 99
Antofagasta, Esquina Retornable Cine Club + Arte
El Tabo 665, Playa Blanca
Ovalle, Centro Cultural Municipal. Sala Microcine, Independencia 479
Valparaíso, INSOMNIA - Teatro Condell, Condell 1585
Santiago, Cinépolis La Reina (ex Hoyts La Reina), Av. Ossa 655. La Reina / M100, Matucana 100, Estación Central / Centro Arte Alameda – Sala CEINA, Arturo Prat 33, Santiago / Cineteca Nacional de Chile, CCLM | Plaza de la Ciudadanía 26, Metro La Moneda
Rancagua, Biblioteca Pública 34 Eduardo de Geyter, Avenida Cachapoal 90
Concepción, Auditorio Universidad de Concepción, Facultad Humanidades y Arte, Barrio Universitario / Alianza Francesa, Colo Colo 1
Valdivia, Cine Club UACh, Edificio Facultad de Filosofía y Humanidades, Campus Isla Teja s/n.
Puerto Varas, 1Cine. Sala CAMM, Av. Gramado 1100
Puerto Montt, Casa del Arte Diego Rivera. Sala Mafalda Mora, Quillota 116
Coyhaique, Centro Cultural Municipal, Eusebio Lillo 23
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