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Martes, 29 de Julio de 2025
Teatro

Dramaturga de 'Edipo Stand up Tragedy' y 'Hablan': "El fracaso es un lugar donde todos coincidimos"

Lissette Fossa
Andrés Almeida

Leyla Selman es la autora de "la trilogía del fracaso", que tiene como segunda parte a Hablan dirigida por Rodrigo Pérez, y protagonizada por Claudia di Girolamo y Francisca Márquez. En esta entrevista, Selman reflexiona sobre el efecto de la pandemia en el teatro y de los fracasos políticos, sociales y personales que la inspiraron para escribir sus obras.

Edipo Stand Up Tragedy vino a dar inicio a la Trilogía final con que Teatro La Provincia celebra 30 años de trayectoria este 2023 en Teatro La Memoria. Su director es Rodrigo Pérez y la dramaturga es Leyla Selman,- donde también participan en la creación Guillermo Ugalde y Catalina Devia-, quien buscó plasmar historias de fracasos en torno al teatro, a la familia y a la vida misma.

Edipo estuvo en tablas hasta el 27 de mayo y este 1 de junio fue inicio de Hablan, protagonizada por Claudia di Girolamo y Francisca Márquez. En la obra, dos actrices en un teatro en ruinas intentan representar una y otra vez una breve escena de María Estuardo, obra de Friedrich Schiller estrenada en 1800. La escena en cuestión refleja la tensión con que la reina Isabel se enfrenta cuando tiene que decidir si perdona la vida de su prima, María Estuardo de Escocia, quien la ha traicionado.

Hablan, es un lugar mucho más complejo para situarme, mi talón de Aquiles. Porque son dos mujeres que se enfrentan, dos reinas, María Estuardo y María Isabel, dos actrices que exponen su oficio o parte de él. Ellas intentan llegar a un destino diferente, es decir utilizan la escena y el paso del tiempo, 1587, 1800, 2023, para dar cuenta de cómo hemos avanzado. Sin embargo fracasan y llegan al mismo destino”, explica Selman a Interferencia.

“El clásico teatral es un lugar de tranquilidad al que uno vuelve. Una especie de conexión, conectar al útero, a un estado de no existir aún".

La obra se está presentando en el Teatro La Memoria y tendrá dos breves temporadas, del 1 al 10 de junio y del 6 al 15 de julio, de jueves a sábado a las 20:00 hrs.

Para Selman, el puntapié inicial lo dio Rodrigo Pérez, quien dio inicio al proyecto de esta trilogía de obras que hablan del fracaso a través también del diálogo con otras obras clásicas, como Edipo o María Estuardo.  Pero también del desconcierto ante un mundo en constante cambio y con pocas seguridades.

“El clásico teatral es un lugar de tranquilidad al que uno vuelve. Una especie de conexión, conectar al útero, a un estado de no existir aún, cuando existían otros para responder las preguntas”, reflexiona Selman en esta entrevista.

- En su caso en particular ¿que le motivó, que le interesó, de revisar Edipo ? ¿Y por qué Edipo y no otra obra clásica?

- Como no amar las tragedias griegas, me encantan todas, y me fascina Edipo, Antígona, Ifigenia, entre otras muchas. Son una oda a lo humano desde el lugar occidental que heredamos. En este caso particular, la escritura corresponde al ímpetu de Rodrigo Pérez, que decide montar su trilogía final a través de mí y es lo que hago en la primera etapa, escribir. Entonces tomo el rol de traducir a Rodrigo, él elige Edipo, tengo entonces que traducir a Edipo, a Sófocles, a Rodrigo, al teatro.

Ha sido muy fascinante siempre trabajar con Rodrigo, es muy intenso, complejo y profundo, un desafío altamente estimulante porque lo considero un genio. Pero este proceso ha sido mucho más intenso aún en términos de que de verdad la trilogía le pertenece a él, desde un lugar muy personal al que intento darle el brillo, la gracia y la inteligencia que corresponde y no menos.

- Nos llamó mucho la atención el texto. Si nos explica un poco la lógica de la trilogía.

- La trilogía habla del fracaso, del fracaso del teatro y podemos ir más lejos…, pero se sitúa ahí, en cómo el teatro y el oficio del actor son declarados en franca agonía. Y es cierto que ocurrió un apagón literal, la pandemia, que no fue hace tanto, pero el teatro se detuvo entonces y decidimos quedarnos ahí un poco más, en esa oscuridad, en la ceguera de Edipo, cóncava, curva hacía adentro, es decir, necesariamente observándonos a nosotros mismos. Un estado de fracaso político, corporal, espiritual, en todos los sentidos, un cuestionamiento duro esta vez hacía nosotros, los que formamos parte de la creación de esta trilogía. Aunque sea de mal gusto hacerlo, no importa, porque no es impostado, abrazamos exponernos de esa manera porque no encontramos otra forma en este punto.

"El nombre de la obra lo pone Rodrigo, es decir a Edipo, le crea la bajada stand up tragedy, y yo de inmediato entro en el tono con todo el desamparo y la melancolía y el humor negro que importa recibir a Edipo cuando ya lo vivió todo, lo supo todo y no ve nada".

En mi caso desde el 2018 con la fuerza de los feminismos, comencé a ser golpeada y a quedarme en una especie de estado de alerta, de observación, de ver cómo las palabras comenzaban a requerir otro rigor y eso es capital en mi oficio. Después viene el estallido, y luego la pandemia y luego hoy…  y si bien seguimos creando, es sobre un terreno lleno de confusión e incertidumbre, es mucho más difícil y riesgoso que antes de todo esto y declaramos esa dificultad en esta trilogía. No la negamos, no la pasamos de largo.

- ¿Por qué el tema del fracaso? Incluso a Edipo lo sitúa la obra al final de esa tragedia clásica, ya sucedida la tragedia. ¿Por qué lleva a escena esa sensación de fracaso y de final?

- Son preguntas que no tienen una única respuesta. Quizá inclusive con mayor perspectiva uno puede responder mejor este tipo de preguntas tan fundamentales, trascendentales. El nombre de la obra lo pone Rodrigo, es decir a Edipo, le crea la bajada stand up tragedy, y yo de inmediato entro en el tono con todo el desamparo y la melancolía y el humor negro que importa recibir a Edipo cuando ya lo vivió todo, lo supo todo y no ve nada. Y para que la sensación sea total, le sumamos a su cuidadora Antígona, su hija quien con su propio destino le muestra a Edipo que todo puede ser peor y que no hay fondo para nadie.

Me parece que nosotros, la gente en general, contraponemos el fracaso al éxito. Y el éxito es un lugar que se desvanece rápido, es un lugar al que todos pretenden y donde no hay sintonía con nadie y con nada. Sin embargo, me parece que el fracaso es un lugar donde todos coincidimos en lo humano, un buen lugar para hacerse las preguntas de cómo continuar y apropiado para mostrar un lugar vulnerable, desde lo más honesto. Un lugar de conexión franca, verdadera, en un espacio de profunda confusión.

Me parece que tiene que ver con eso, el fracaso es el lugar más amoroso posible para juntarnos hoy.

- ¿Cómo teje ese leit motiv del fracaso en las tres obras? 

- Desde lugares distintos, nada más, desde perspectivas diferentes pero para hablar de lo mismo. Cristián Carvajal, el actor, también estaba en mi oído cuando escribí el texto, porque sabía que él lo iba a interpretar y sabía que también conectaba profundamente con esta especie de ocaso, oficio, teatro, habla realmente de su estado y descubre o confirma junto a Edipo, que el oráculo- o el teatro- siempre da pistas que no logran revertir el futuro. Y que incluso luego de enfrentar su destino sobre el mismo escenario, vuelve a ser impactado por el conocimiento que toma sobre el destino terrible de su hija. Nada sirvió.

"Es un hecho histórico que me causa fascinación, tiene relación con la mujer, el poder, el patriarcado y la pregunta de si hemos avanzado lo suficiente para cambiar esa trama en particular, que es la decisión de Isabel de matar o no a su prima".

Hablan, en cambio, es un lugar mucho más complejo para situarme, mi talón de Aquiles. Porque son dos mujeres que se enfrentan, dos reinas, María Estuardo y María Isabel, interpretadas por Claudia di Girolamo y Francisca Márquez, dos actrices que exponen su oficio o parte de él. Aquí tomamos una breve escena de la obra de Schiller del 1800, y la transformamos en un momento que dura lo que dura la obra. Ellas intentan llegar a un destino diferente, es decir utilizan la escena y el paso del tiempo, 1587, 1800, 2023, para dar cuenta de cómo hemos avanzado. Sin embargo, fracasan y llegan al mismo destino. Es terrible este momento donde queda expuesta entre otras cosas la fragilidad de los derechos que han alcanzado en la historia las mujeres, las atraviesa el miedo de no lograr subvertir la propia escena, estando llenas de atributos y argumentaciones ¿no sería el teatro un buen lugar para hacerlo? Pues no, y fracasan con todo.

Es un hecho histórico que me causa fascinación, tiene relación con la mujer, el poder, el patriarcado y la pregunta de si hemos avanzado lo suficiente para cambiar esa trama en particular, que es la decisión de Isabel de matar o no a su prima, previa traición de esta.

Me cuesta muchísimo más, porque a mí me cuesta demasiado la situación de ser mujer, ni siquiera me considero mujer, fracasé en eso a los 7 años. Tengo que enfrentarme a mi misma y con ellas, las actrices, las reinas, requiere que me haga cargo de verdad y lo hago desde el miedo, desde el terror y desde la oscuridad fría de los teatros.

- También vi La ciudad de la fruta y Edipo. Y en sus obras siempre hay una reflexión muy dura respecto a la familia, una reflexión muy dramática, un espacio familiar que se vuelve ominoso, donde radica la tragedia. ¿Nos puede contar un poco de esa visión que tiene sobre la familia y cómo se traduce a la lógica del fracaso?

- Es así. Yo trato de escribir sin prejuicios, eso como una ley básica del oficio, es decir, prefiero la argumentación que no permite ganador, argumentar hasta el final y que uno pueda reflexionar en torno a una cierta cuestión. Dicho esto, lo que creo de verdad es que la familia es la primera construcción política feroz y fatal que tenemos y no me refiero al espacio amoroso de la familia, sino a ese lugar donde finalmente uno por la familia justifica cualquier acción, todas las acciones y el horror, y las guerras. Diría que es la aparición del primer crimen que ofrece nuestra civilización, que es el movimiento clave de nuestro orden civilizatorio, eso de “hago cualquier cosa por mis hijos” y llegar al escandaloso frenesí de desfavorecer a otros hijos que son igual de importantes que el tuyo. Creo que fracasamos desde el principio, desde aquí, desde este orden primero, la familia. Pienso que cuando se perdió esa perspectiva, perdimos algo importante en relación a un mejor vivir. 

"Lo más difícil es descubrir el tono de lo que vas a construir, teniendo eso, todo se escribe como por arte de magia. Entonces exhibimos el fracaso de lo cómico, el chiste fome, como propósito, lo que además ayuda a darle más colores a este Edipo".

Yo soy una fascinada de la problemática humana, me divierte demasiado lo oscuro que somos, lo amorosos que somos, lo complejo, lo incomprensible y hablar desde esos lugares para mí tiene todo el sentido del mundo. Obviamente mi experiencia viene desde una familia sumamente disfuncional, llena de amor y colores, pero disfuncional, rara, torcida. No puedo fingir que no hablo desde ese lugar de donde provengo y a pesar de otros ejemplos más felices no he logrado entender a la familia como un lugar distinto a uno muy peligroso. Es como que la familia se cierra y yo creo que se debió haber construido la familia abierta,  abrazada, pero abierta y mirando hacia afuera…

- Eso es Edipo, la peor tragedia, cuando la madre, el padre, los hijos, se vuelven algo monstruoso. Entiendo que fue Rodrigo el que le propone Edipo, él la mencionó varias veces y que el texto venía de usted. Rodrigo elige Edipo, pero probablemente lo eligen pensando en usted. Por eso preguntaba sobre el vínculo de esas tragedias, desde la perspectiva de la familia.

- Escribo desde adentro y Rodrigo lo sabe, él tiene sus lógicas y yo las mías, pero al trabajar juntos logramos una especie de magia, y depende de dónde nos situemos para observar diría que a veces soy la dinamita y él la chispa. Pero al revés funciona también, para mí él es dinamita pura, y el resultado siempre será trágico sobre el escenario y sobre las páginas del word, trágico, cómico, patético y melancólico, de familias rotas, personas rotas, de hoyos, hoyos en el texto, silencios sobre el escenario.

-¿Por qué jugaron con una tragedia dentro de una comedia y al revés? ¿Hay algo de buscar desafiar los géneros? 

- Primero surge Edipo, un monólogo para Cristian Carvajal, eso fue muy concreto. De inmediato visualizo a Antígona como la cuidadora de su padre, los ojos de su padre ciego, quien lo va a dejar a la muerte, al descanso, para que no choque con todo y defiendo su presencia. De repente me dice Rodrigo que es un stand up tragedy y ahí el panorama se me arma completo. Porque cuando uno escribe lo primero que tiene que aparecer es el tono.

Lo más difícil es descubrir el tono de lo que vas a construir, teniendo eso, todo se escribe como por arte de magia. Entonces exhibimos el fracaso de lo cómico, el chiste fome, como propósito, lo que además ayuda a darle más colores a este Edipo cóncavo.

"Bueno por eso, por tal la confusión fue que el año pasado decidí tomar un diplomado de transformaciones sociales con La Cosa Nostra, online. Y estuve todo el año escuchando clases de gente súper seca y fascinante".

- Volviendo al tema del fracaso, hay una sensación como de fracaso a nivel país con distintos temas, más allá de que haya gente que haya votado por la opción ganadora en el plebiscito o haya votado por el presidente actual o no,  sí hay una sensación de un “no lo vamos a lograr”.

- Absolutamente. Mira, es tal la confusión… más allá de que ganó el Rechazo, rechazar tampoco es una alegría para nadie o no debiera serlo, desde mi forma de ver las cosas y a riesgo de equivocarme, fracasamos quienes creemos en un país más justo, de verdad más justo, donde podamos tener mayor tranquilidad, dignidad para vivir simplemente en goce de habitar este territorio de una forma amable y eso es llegar a los lugares más vulnerados y abandonados por la historia. Y fracasamos cuando por primera vez parecía que teníamos una posibilidad clara de lograrlo y eso es muy complejo de entender. Es más duro lógicamente asumir tu parte en la responsabilidad que toca a cada uno, y si yo asumo que soy de izquierda y que voté por el Apruebo, tengo que asumir el fracaso y mi responsabilidad aunque sea en el pensamiento, en lo que no hice, en demasiada palabra y poca acción.

Es fundamental, tragar tierra, sorber la amargura y la primera gran falla a propósito de los 50 años, con la medida de lo posible, no se logró el nunca más y mira cómo estamos ahora, mira como estamos, en la medida de lo posible, lo perdimos todo. Bueno por eso, por tal confusión fue que el año pasado decidí tomar un diplomado de transformaciones sociales con La Cosa Nostra, online. Y estuve todo el año escuchando clases de gente súper seca y fascinante, hablando de las transformaciones sociales, para entender lo que está sucediendo, porque yo necesito entender porque cuando no entiendo colapso y me enfermo, y hablo desde las cosas más cotidianas y pequeñas hasta las más grandes, necesito entender. Imagínense en el estado en el que estaba si no entendía dónde estábamos en total, globalmente. Entonces me puse a escuchar mucho análisis político. El fracaso parece ser una latencia, pero a la vez un espacio sensato de ubicación, para poder sobrevivir. O bien, para ir a un lugar…

- ¿Qué cosas de las enseñanzas de La Cosa Nostra llegaron a los textos que están en esta trilogía? ¿Qué ideas o inspiraciones? 

- Está ahí, en Edipo y en Hablan. Porque lo escribí imbuida en ese lugar desde lo superficial hasta la confusión misma. Alberto Mayol habla de que estamos en un espacio de confusión, de crisis total y me tranquilicé, logro comprender y transmitir, un poco para dar claridad de que estamos confundidos. Incluso hay un concepto que aparece en Edipo, subjetivación, y eso lo aprendí directamente del Diplomado. 

"En esta tercera parte de la trilogía final, un lugar donde Catalina Saavedra decide exponer una situación muy particular y es que en una función de Los Perros, de Elena Garro, hace varios años ya, se le pegó el espíritu de una niña de 12 años".

Un concepto que tiene que ver con que nunca somos, nunca terminamos de constituirnos, nunca somos realmente, siempre estamos siendo, todo el tiempo, y eso es bonito entenderlo porque nos permite comprender mejor la posibilidad de cambio, que es una de las cosas que a mí más me entusiasman en la vida, la posibilidad de cambiar cuestiones que creemos que nos han determinado y que son parte de nuestra estructura para siempre. Yo me propongo que podemos cambiar cosas que parecieran ser estructurales en nosotros, es divertido, sientes que estás vivo cada día y no que eres un eco de ti mismo, por ejemplo.  

- Sobre Los Ojos de Elena, ¿qué hay allí? ¿Cómo se complementa y se arma esta trilogía?

- El teatro, ya de pleno, lo usamos para otra cosa en esta tercera parte de la trilogía final. Un lugar donde Catalina Saavedra decide exponer una situación muy particular y es que en una función de Los Perros, de Elena Garro, hace varios años ya, se le pegó el espíritu de una niña de 12 años que murió asesinada por Andrei Chicatilo en Rusia hace muchos años también, ella nunca fue encontrada y tiene la esperanza de que ocurra el hallazgo de sus restos si ella le entrega al público las indicaciones o coordenadas precisas para hacerlo. 

- ¿Por qué hay un fracaso ahí?

- Hablando de la utilización del teatro, para sanarnos de plantón o para sanarla a ella y ya no importa ni siquiera la escena, lo que importa es la posibilidad de hacer otra cosa que tenga un sentido real para alguien y tratamos de plantear a modo de qué se dice cuando se habla. ¿De qué se trata el teatro?

Y por otra parte el fracaso más grande y que nos obliga a ir tan lejos para hablar de lo nuestro, de nuestra mancha, de la impunidad, de los cuerpos que están desaparecidos o en cajas, qué fracaso más grande que ese.

- A propósito de este mundo entero confundido, de esa incapacidad de comprender lo que pasa ahora alrededor nuestro y de cómo volvemos a los clásicos, a las obras clásicas, como una necesidad, también es una zona de confort de alguna manera, ¿no? De volver a tener respuestas aunque sean trágicas, terribles.

- Es interesante, en los clásicos todos nos identificamos, estamos todos ahí y eso tiene que ver con la gracia de escribir algo súper universal, lo suficientemente universal para que uno pueda entender de qué estamos hablando y a la vez, lo suficientemente particular para que uno pueda fascinarse en esta construcción hecha por los brillantes autores trágicos. Y claro, es un lugar de tranquilidad al que uno vuelve. Una especie de conexión, conectar al útero, a un estado de no existir aún, cuando existían otros para responder las preguntas. Es interesante ese lugar. Y una de las cosas que más me sorprendió fue cuando conectamos el teatro al oráculo. Porque hemos sido arrojados al mundo sin más nada. El oráculo también viene a dar esa especie de tranquilidad, que se la pasamos al teatro en esta versión de Edipo.

FICHA ARTÍSTICA

Dramaturgia: Leyla Selman

Puesta en escena: Rodrigo Pérez

Elenco: Claudia di Girolamo y Francisca Márquez

Diseño de iluminación y vestuario: Catalina Devia

Diseño gráfico: César Erazo

Música: Guillermo Ugalde

Realización de vestuario: Elizabeth Pérez

Realización de pelucas: Carla Casali

Producción: Teatro La Provincia

COORDENADAS:

1 al 10 de junio y 6 al 15 de julio

Jueves, viernes y sábado 20:00 hrs

Valores: $ 10.000 general, $5.000 adulto mayor y estudiantes



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Vi los ojos de Lena y no sabía que era una"Trilogía" para comprender estas obras de L.Selman . Leí los contenidos de Interferencia.cl acerca de "Edipo Stand up tragedy" y" Hablan" ; Quisiera saber más

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