Metro de Santiago

El movimiento iniciado por estudiantes secundarios de Santiago hace unos días a raíz del alza del pasaje del metro se extendió ayer a la ciudadanía que diariamente toma -y paga- el metro y el transporte público. En la hora punta del fin de jornada, se sucedieron protestas en decenas de estaciones de metro de la capital. Este artículo fue publicado originalmente por Interferencia el 18 de octubre de 2019.

La clase política y el pueblo están desconectados, y entremedio hay un vacío en esta crisis. Distintos barrios de la capital se están organizando para atender sus propias demandas, operando en sus territorios y desplegando medidas de seguridad y conversaciones para definir cómo quieren seguir.

El movimiento iniciado por estudiantes secundarios de Santiago hace unos días a raíz del alza del pasaje del metro se extendió ayer a la ciudadanía que diariamente toma -y paga- el metro y transporte público. En la hora punta del fin de jornada, se sucedieron protestas en decenas de estaciones de metro de la capital.

Basta un breve viaje por las nuevas líneas del Metro de Santiago para ver que las máquinas están reemplazando a los trabajadores: ya no hay cajeros y el conductor del tren ha sido reemplazado por una sala de control invisible para los pasajeros. Esta automatización explica, en parte, por qué el desempleo se mantiene porfiadamente sobre el 7%. Pero para muchos usuarios, la experiencia de viaje es cada vez mejor.