Este domingo, Bolivia definió a los dos candidatos que el próximo 19 de octubre se medirán en la segunda vuelta presidencial. Según los resultados preliminares, el senador Rodrigo Paz (Partido Demócrata Cristiano) se impuso con cerca de 1.561.000 votos (32,08%), seguido por el ex mandatario Jorge "Tuto" Quiroga (Alianza Libre), que obtuvo alrededor de 1.311.000 sufragios (26,94%).
En tercer lugar, se ubicó el empresario Samuel Doria Medina, quien figuraba como favorito en las encuestas, pero totalizó solo un 19,93% de los votos.
No obstante, el trasfondo de estas elecciones era particularmente importante en este proceso electoral, pues estuvo marcado por la aguda crisis económica que atraviesa el país y por la fractura interna del oficialismo y en específico del MAS (Movimiento al Socialismo), el partido gobernante.
El quiebre es agudo, pues con el avance de Paz y Quiroga a segunda vuelta, el MAS pondrá fin a una hegemonía de 20 años en el poder que inició con de Evo Morales en 2005 y finalizará con Luis Arce en 2025.
En adición, el candidato del MAS, Eduardo del Castillo, quedó relegado a la sexta posición con un escueto 3,14% de las preferencias.
La fractura del MAS: Arce y Morales
Los conflictos entre Luis Arce y Evo Morales, se remontan luego del retorno de Morales a Bolivia tras su exilio en México y Argentina. En concreto, Morales solicitó realizar cambios al gabinete de Gobierno y Arce se negó, de ahí en adelante, la relación se quebró y las diferencias entre ambos llegaron hasta las críticas y ataques.
De hecho, el MAS quedo dividido en grupos a favor de cada mandatario: los "evistas" y "arcistas" que se enfrentaron en diferentes ocasiones. A modo de ejemplo, en agosto de 2023 durante un congreso campesino en la ciudad de El Alto, el conflicto escaló hasta los disturbios donde incluso se reportaron heridos.
Así, mientras Arce sostenía que ha habido intentos de desestabilizar su mandato, Morales acusaba al presidente de buscar eliminarlo del mapa político luego de que el Tribunal Constitucional ratificara su inhabilitación de ir como candidato en estas elecciones presidenciales, pues la entidad señaló que un presidente no puede buscar una segunda reelección en el país.
Pero el fallo del TC provocó que los simpatizantes de Morales convocaran a manifestaciones que escalaron en violencia y enfrentamientos con la policía con un saldo de al menos cinco muertos. Morales criticó al Gobierno por no respetar la voluntad del pueblo y en particular a Arce de reprimir las protestas sociales que iban contra sus aspiraciones políticas.
Los problemas económicos
Paralelamente, Bolivia atraviesa una profunda crisis económica que se sostiene en la falta de liquidez en dólares, escasez de combustibles y el aumento de precio en algunos productos y alimentos.
En cifras, el país enfrenta una inflación interanual del 24,8% en julio, la más alta desde 2008, y que en parte se explica por la caída en las exportaciones de uno de los bienes cruciales de la economía boliviana: el gas natural, que cayó sostenidamente desde el 2017.
En esa línea, el gobierno de Arce tuvo que agotar sus reservas internacionales de dólares para mantener los subsidios, mientras que importaba gasolina y diésel, lo que hizo insostenible el importe necesario de combustible y cumplir con la demanda.
El malestar en Bolivia provocó que comerciantes y transportistas realizaran paros y bloqueos de rutas para exigir soluciones a la crisis económica por parte del Gobierno que responde que el problema se debió a "intereses políticos" que pretendían acortar el mandato de Arce.
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