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Jueves, 14 de Agosto de 2025
Entrevista

Carla Zúñiga, dramaturga: “Después de lo que pasó con Nicolás López, ¿cómo esperamos que las personas abusadas se atrevan a denunciar?”

Natalia Figueroa

Carla Zúñiga

Carla Zúñiga - Crédito: Fundación Teatro a Mil.
Carla Zúñiga - Crédito: Fundación Teatro a Mil.

La apuesta de sus obras han dejado al descubierto la violencia y el abuso sexual que enfrentan las actrices y los obstáculos que se encuentran para contarlo. Lo ocurrido hace algunos días con el cineasta acusado de abuso sexual por un grupo de actrices, y dejado en libertad por la rebaja de su medida cautelar, asegura que va en dirección contraria a la urgente reparación que se requieren, en todos los niveles, frente a los casos de violencia. 

La actriz y dramaturga Carla Zúñiga Morales ha sabido remover la escena del teatro convencional. Lo suyo es escribir historias desde los márgenes porque no concibe hacer teatro sin cuestionar la cultura hegemónica. Es por eso que los relatos que ha escogido para sus obras han sido variados, pero con una mirada en común: provocar una reflexión con perspectiva de género a los discursos y arquetipos asociados a las mujeres y disidencias sexuales. Su apuesta por iluminar los temas tabúes la han llevado a repasar su propia historia y la de su familia, investigando en profundidad a personajes que son reflejo de las contradicciones mismas de la sociedad. 

Mujeres que han sufrido violencia obstétrica y violencia sexual, que lidian con mandatos históricos tras convertirse en madres o la maternidad vivida desde el travestismo son algunos de los temas y personajes que dan vida a los mundos creados por Zúñiga. Con más de 15 obras de teatro escritas, la actriz que fundó la ex compañía “la Niña Horrible” junto al director teatral Javier Casanga, ha sido reconocida con el Premio a las mejores obras literarias (2019), entregado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, por su obra “Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual”, en la que narra la historia de una joven haitiana y lesbiana que busca salir de la marginalidad convirtiéndose en un hombre de estas características. También ha sido premiada por su obra “Un montón de brujas volando por el cielo”, como la obra a Mejor Dramaturgia por el Círculo de Críticos (2020).

Hoy Zúñiga prepara la Muestra de Dramaturgia 2022, después de estar en cartelera con sus obras “Duele” y “La violación de una actriz de teatro”. Cuestionando lo que se sigue viviendo en el mundo de la actuación, esta última obra la lleva a referirse en específico al caso del cineasta Nicolás López, condenado a cinco años y un día por abusos reiterados a un grupo de actrices chilenas, que el 1 de junio quedó en libertad una vez que la Corte Suprema dictaminara dejar sin efecto la prisión preventiva que cumplía desde hace menos de un mes.  

¿Por qué es relevante para ti retratar estos temas en tus textos?

Es demasiado necesario poner en palabras las experiencias dolorosas o donde nos hemos sentido oprimidas o violentadas. Siento que estamos en una época bien terrible donde parece que el feminismo es algo que ya pasó, donde las mujeres estamos súper empoderadas y ese discurso que es bien de sistema, donde, incluso, tenemos un gobierno feminista, dan una falsa sensación de que estamos súper bien y no estamos súper bien. Siguen pasando cosas horribles en el mundo, en nuestro país, episodios terribles de violencia que todavía no tienen reparación y es imposible avanzar sin eso. Después de lo pasó con Nicolás López, es decir, ¿cómo esperamos que las personas que hayan sido abusadas se atrevan a denunciar? ¿cómo esperamos que la violencia se deje de normalizar? ¿cómo esperamos que los hombres sientan realmente que eso es un crimen? ¿cómo van a cambiar las cosas? 

¿Qué tanto se ha mostrado el abuso hacia las mujeres dentro del mismo teatro? Una de tus obras lo aborda en específico con las actrices y los obstáculos con que se encuentran para contarlo…

"Todo el mundo sabe quiénes son los directores que son abusadores y quiénes son los directores de cine, pero nadie lo dice"

Sí, es que no se habla de eso. Todo el mundo sabe quiénes son los directores que son abusadores y quiénes son los directores de cine, pero nadie lo dice. Eso no se nombra y se siguen estrenando obras, la gente sigue trabajando y sigue yendo a ver obras de alguien que ‘parece que abusó’, pero a nadie realmente le importa. Se sigue pensando que estos temas no son tan importantes, que no son tan reales y no es así. Está toda esa preocupación por las víctimas, pero, incluso, el victimario es visto como víctima también. Está el concepto de la “cultura de la cancelación”, y ahí Ana Luz Ormazábal (actriz, directora e investigadora escénica) decía algo súper interesante, y es que ese concepto lo inventó un “funado”. En el fondo, qué pasa cuando no hay reparación porque es diferente si tu abusador pasó diez años preso. Pero qué se hace con esos hombres, quizás ahí podría haber cierta idea de empezar a pensar cómo los incluimos de nuevo. Eso ahora es impensado porque no hay justicia, solo hay impunidad. Esto ha generado tanta rabia e ira que yo lo hablo en un intento de no volverme loca y para que todas nos sintamos acompañadas en esa rabia.

¿Con qué dificultades te has encontrado al llevar estos temas a escena?

No hay tantas porque es tanta la rabia que esos textos salen fáciles. Los escribí muy rápido. Lo complejo es como se lee, cómo le llega a la gente. Lamentablemente la gente que genera ese odio no sé si irán a ver la obra. Entonces, una se empieza a preguntar si sirve de algo lo que estamos haciendo, y todas esas preguntas que nos hacemos constantemente. 

¿Y cuál es tu respuesta?

No hay una sola respuesta, depende del día. A veces siento que sirve porque igual nos ayuda a encontrarnos porque muchas personas nos sentimos así, no solo mujeres, con esa rabia. Somos muchas. Entonces creo que igual ayuda, al menos, para no sentirse sola, para sentirse acompañada. Tal vez también sirve para pensar que todos esos lugares horrendos de violencia existen igual porque a todas nos criaron así y no podemos distanciarnos tanto. Es un problema que estoy mirando de lejos, pero todas somos parte de ese problema de alguna manera porque estamos llenas de contradicciones. Tenemos muchas creencias, pero finalmente cómo nos enfrentamos en la vida real cuando aparecen en el cotidiano ciertas contradicciones. Eso siempre va a estar pasando y tenemos que reflexionar sobre las contradicciones en el teatro. 

¿Cómo ha sido el proceso de investigación para definir los personajes de las obras? Pienso en “Duele” donde muestras a distintas mujeres que enfrentan la maternidad desde lugares comúnmente no abordados…

"Me interesaba reflexionar sobre cómo escondemos el dolor, por qué no se puede hablar sobre las experiencias dolorosas y por qué no podemos lidiar con el dolor en público"

Leí muchos casos de violencia obstétrica y también hay mucho de mi historia, de la de mi mamá, mi abuela, pensando en la herencia de las historias de la maternidad, de las amigas y de la experiencia de mujeres que no quieren ser madres. Es un poco investigar e investigarse. Esa obra es bien violenta, pero todas las cosas que están, le pasaron a alguien. Tal vez están un poco exageradas, pero son historias reales. Me interesaba reflexionar sobre cómo escondemos el dolor, por qué no se puede hablar sobre las experiencias dolorosas y por qué no podemos lidiar con el dolor en público, sino que tiene que ser algo muy privado. Es que como sociedad no nos hacemos cargo de ese dolor y eso puede tener consecuencias nefastas.

Tratas de romper con ese estereotipo de la “mala madre” …

Sí, con el de la buena y de la mala. Somos las dos al mismo tiempo y muchas más. Siempre las mujeres nos tenemos que enfrentar a esos dos roles, no solo en la maternidad: o somos las “buenas” o las “malas”. Es como esta visión bíblica o somos la virgen o María Magdalena, no hay otra opción. Pienso en cuánto daño nos ha hecho ese relato que está en tantas cosas. La idea es ir sacando la maternidad de ahí, de esa visión tan binaria y católica, del bien y el mal, de ver que hay una gama infinita de experiencias y que todas son distintas, son válidas y vienen desde lugares bien profundos: de nuestras propias relaciones con nuestras madres, de nuestra historia, de cómo nacimos, cómo es el retrato de nuestros partos. Es cómo eso nos ha ido construyendo como personas. Es algo que me interesa mucho y que es mucho más complejo de lo que pensamos. 

¿Con qué complejidades te has encontrado?

Muchas contradicciones, que es lo interesante de escribir. Sobre todo, en temas que no terminamos de entender y que con una obra de teatro tampoco terminamos de entender, solo se abren más preguntas. Antes de ser madre no tenía idea de nada, solo había visto películas o series, y una se da cuenta que el relato de la maternidad es súper patriarcal y alejado de la maternidad. Lo doloroso es encontrarse con su propia experiencia que no tiene nada que ver con lo que te han dicho siempre. Entonces, me parece que es bueno hablar de estos temas y, no sé si educar es la palabra, pero es hablar de cosas que no solo implica a las madres, sino que a la sociedad completa. Hay que preguntarse cómo nos encontramos ahí, cómo nos sentimos todes, las mujeres que estamos ligadas a la maternidad desde que somos pequeñas, incluso, las mujeres que no quieren ser madres porque tienen que tener una posición. En cambio, los hombres, aunque sean padres, pueden no tener ninguna posición al respecto. 

¿Cuál es la necesidad de llevar guiones que tensionan esas visiones tabúes que están instaladas en el relato sobre la maternidad?

Es súper importante hablar de estos temas desde otros lugares y no mantener el relato hegemónico.  La maternidad es una de las opciones, pero en realidad hay muchos otros temas. Es necesario que se abran los espacios, que existan más lugares para diversidades escribiendo, para que podamos revisar otros relatos. En la historia de la dramaturgia chilena, hace diez años atrás la mayoría de los dramaturgos eran hombres. Obvio que ha habido muchas mujeres escribiendo, pero absolutamente invisibilizadas. Entonces, la pregunta es cómo nos hacemos cargo de que la mayoría del teatro chileno ha sido escrito por hombres blancos, hetero- cis.

¿Y cuál es el escenario actual del teatro hecho por mujeres y disidencias?

"Hay muchas y muches escribiendo. Eso es hermoso. Aun así, lo que falta es que se abran los espacios y los problemas es que la mayoría de los espacios siguen estando a cargo de los hombres blanco hétero-cis"

Hay muchas y muches escribiendo. Eso es hermoso. Aun así, lo que falta es que se abran los espacios y los problemas es que la mayoría de los espacios siguen estando a cargo de los hombres blanco hétero-cis. Eso sigue siendo un problema, se tienen que abrir esos espacios. Son una diversidad de cuerpos escribiendo y eso está. Hay muchas autores y autoras escribiendo obras potentes. 

¿Te gustaría seguir trabajando en temas de género? 

Sí, aunque más que una decisión, son temáticas que me siguen interesando. Claro que con los años va cambiando porque va cambiando el mundo y las formas, pero esas temáticas no se van a resolver de aquí a cincuenta años, va a ser más largo. Y mientras eso no ocurra va a seguir habiendo rabia y eso va a ser una fuente inagotable de inspiración. 

¿Hay alguno que te gustaría particularmente revisar o que no haya sido lo suficientemente abordado desde el teatro?

Ninguno ha sido lo suficiente. Lo pienso en todos los textos que me pasaron en Teatro Chileno de la Escuela de Fundación Teatro a Mil, no existían estas temáticas. Eran textos muy puntuales. Por eso creo que hay que seguir hablando de esto y pensar en la forma. No solo tematizar porque eso lo puede hacer cualquier persona, sino que pensar en las formas, en cómo todo lo que hacemos y decimos el sistema lo va comprando y van pasando cosas nefastas como que en Ripley vendan una polera que dice feminismo. Eso hace que todo pierda mucho sentido. Entonces, cómo vamos reaccionando frente a estas cosas. 

¿Cómo viene tu trabajo ahora?

Estamos preparando con Manuel Morgado (actor) una nueva obra, para octubre, y la Muestra de Dramaturgia Nacional que estamos armando con Bosco Cayo, que está bien interesante. Ahí se van a estrenar los cinco textos ganadores, con estrenos a lo largo de Chile y va a ser bien importante la participación de regiones. Estoy también con un taller sobre la adaptación de ideas para hacer versiones, trabajar la autoría, las citas y el tiempo, que comienza a finales de junio (28, 29 y 30). Es online así que lo puede tomar cualquier persona. Y, bueno, sigo escribiendo algunas cosas para el próximo año. 

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Grande Carla. Gracias

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