El pasado jueves, Cristián del Campo Simonetti, rector de la Universidad Alberto Hurtado, informó por medio de un comunicado que la institución había puesto término a los contratos de 55 trabajadores que cumplían funciones en las unidades académicas y administrativas de la institución.
El rector, calificó la decisión como un "proceso doloroso" que se explica por la "difícil situación financiera" que la casa de estudios atraviesa y que según argumenta responde al modo de financiamiento de la universidad y en particular a la gratuidad.
Asimismo, el rector detalla que se ha optado por la transparencia de la decisión, pues entiende que el clima actual propicia la intranquilidad y la incertidumbre considerando que no son los primeros despidos ni desviculaciones que han sucedido desde que asumió en su cargo en marzo de este año.
Esto, pues según indica el comunicado, han debido enfrentar "desafíos complejos en su modo de financiamiento, sobre todo en aquellas instituciones como la nuestra, que se ha comprometido con una formación de excelencia para estudiantes que, en su mayoría, estudian con gratuidad".
"Nuestra Universidad requiere una mejor gestión que nos permita avanzar hacia un renovado modelo de universidad, y no insistir en el actual. Una mejor gestión implica tomar decisiones difíciles y dolorosas, a partir de un análisis detallado de la realidad de cada Facultad", indica el mensaje.
Asimismo, el rector detalla que se ha optado por la transparencia de la decisión, pues entiende que el clima actual propicia la intranquilidad y la incertidumbre considerando que no son los primeros despidos ni desviculaciones que han sucedido desde que asumió en su cargo en marzo de este año.
Fuentes de la universidad, indican que los despidos comenzaron tras la llegada de Del Campo Simonetti a la rectoría, pero que responden a una situación financiera muy compleja y que en ese contexto ya en mayo pasado se concretaron una treintena de despidos en las planas académicas y administrativas.
Con todo, distintas voces señalan que a la fecha se han totalizado unos cien despidos y es altamente probable que estos continúen dado el contexto que aqueja a la universidad jesuita.
En ese sentido, coinciden en que la situación financiera fue algo que llegó hasta las oficinas de rectoría el mismo día que asumió Del Campo y que se arrastraba desde la gestión anterior, de hecho, apuntan hacia la Vicerrectoría de Administración y Finanzas como parte responsable del problema.
Incluso, señalan que para el cambio de rectoría había programada una ceremonia —hasta con autoridades de Gobierno invitadas— que tuvo que cancelarse para privilegiar la austeridad y probidad al interior de la casa de estudios producto de lo que describen como "un agujero gigante de plata".
Además, en redes sociales, estudiantes de la institución acusaron que hasta las ayudantías fueron canceladas producto de la mala situación financiera, pues no había fondos suficientes para solventar dichos gastos.
Con todo, distintas voces señalan que a la fecha se han totalizado unos cien despidos y es altamente probable que estos continúen dado el contexto que aqueja a la universidad jesuita.
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