Luis Fernando Mackenna Dörr no puede decir que nadie le advirtió que era una muy mala idea demandar a los afiliados de Colmena, de la cual es dueño minoritario. El propósito era asustar a los abogados de los usuarios que han entrado en litigio por el alza unilateral de planes, pero el resultado estuvo lejos de lograrlo. Es más, actualmente su política tiene en la cuerda floja a la isapre y preocupada a toda la industria.
Se lo advirtió el ahora ex gerente general de la isapre, Felipe Galleguillos, y también se lo habrían desaconsejado varios representantes de otras isapres, cuando Mackenna exploró la idea de tomar la medida al nivel de todo el gremio, con el propósito de hacer un frente colectivo a esta importante amenaza a la industria. Esto, pues -si las demandas de los afiliados llegan a puerto- podrían poner en jaque la sustentabilidad de las aseguradoras privadas de salud, más si es que gana la opción Apruebo, que las podría relegar a transformarse en un servicio complementario.
El convencimiento con la estrategia era tal, que incluso las demandas a los afiliados fueron interpuestas por el estudio Mackenna, Irarrázaval, Cuchacovich & Paz (MICP), firma liderada por el propio Luis Fernando.
El convencimiento con la estrategia era tal, que incluso las demandas a los afiliados fueron interpuestas por el estudio Mackenna, Irarrázaval, Cuchacovich & Paz (MICP), firma liderada por el propio Luis Fernando; según corroboró INTERFERENCIA con la isapre. Algo, además, delicado, dado el conflicto de interés que representa que un socio sea a la vez proveedor en un asunto como este.
Más allá de la gravedad de esta real amenaza a las isapres, Mackenna no vio que el remedio que encontró era peor que la enfermedad, pues iba a poner a Colmena y -por extensión- al resto de las isapres del lado equivocado de los tiempos históricos: los poderosos que usan las leyes para aplastar a quienes objetan sus intereses. Es decir, iba a causar un escándalo, que era lo que previsiblemente sucedió.
Quien primero dio luces del rol de Mackenna en la estrategia de demandas de Colmena fue el periodista Iván Weissman, en el Newsletter El Semanal, de El Mostrador. Bajo el título de Colmenagate, Weissman asegura que este miembro del directorio fue quien adoptó “el rol más agresivo” dentro del directorio, contando con el apoyo técnico del abogado de MICP, Rodrigo Cuchacovich.
Mackenna no es el presidente del directorio de Colmena, pues las posiciones mayoritarias las ostenta un fondo de inversión compuesto por Bethia -grupo que cuenta con Mega y Falabella, entre otros activos principales- y Larraín Vial, por lo que el cargo lo tiene Ramiro Sánchez Tuculet. Tanto Sánchez como el resto de miembros del directorio que representan a Carlos Heller Solari por Bethia, tenían dudas, según cuentan fuentes que conocen la interna de ese directorio, pero finalmente decidieron confiar en Mackenna, quien es un reconocido insider del negocio de las isapres, y quien tiene una participación de propiedad relevante en Colmena y liderazgo frente a otros socios minoritarios (en especial con Pablo Trucco Brito, quien también tiene asiento en el directorio).
De ese modo, en reunión del directorio de Colmena, sus miembros dieron la unanimidad a la decisión de demandar a los afiliados, pese a la oposición del gerente general Galleguillos.
A una fuente de la industria consultada por INTERFERENCIA le llamó la atención un dato en el proceso de toma de decisiones, y es que los únicos dentro del mundo de las isapres dispuestos a apoyar a Mackenna habrían sido los representantes de Consalud -la isapre de la Cámara Chilena de la Construcción-, con lo que a favor de demandar sólo habrían estado a favor aquellas empresas de capitales chilenos, y -en contra- las otras que responden a aseguradoras internacionales.
De todos modos, la postura oficial de la Asociación de Isapres es que se enteraron de la decisión de Colmena de demandar a sus afiliados por la prensa -es decir por La Tercera, según reportó el DF.
Bethia se dio cuenta del riesgo reputacional al que habían incurrido, el que a esas alturas no solo golpeaba a Colmena, sino que amenazaba con transferirse a Mega y Falabella, dos marcas sensibles a la apreciación general del público, el que casi unánimemente repudió la idea de demandar afiliados.
Después del disparate y la consecuente renuncia de Galleguillos, Bethia se dio cuenta del riesgo reputacional al que habían incurrido, el que a esas alturas no solo golpeaba a Colmena, sino que amenazaba con transferirse a Mega y Falabella, dos marcas sensibles a la apreciación general del público, el que casi unánimemente repudió la idea de demandar afiliados. Razón por la cual decidieron seis días después revertir la política planteada por Mackenna.
Pero el problema no acababa ahí. Esto, porque los socios de Colmena quieren una fusión con Nexus -una empresa internacional controladora de Nueva Másvida en Chile-, proceso que si bien sufrió un revés con la decisión de la Fiscalía Nacional Económica de impedir la medida por considerar que afectaría la libre competencia, de todos modos puede terminar sucediendo, pues los controladores de estas isapres recurrieron al Tribunal de la Libre Competencia, habiendo ya audiencias, las que sucedieron el 6 y 7 julio pasado, según una fuente conocedora de la industria, con buen pronóstico en favor de los intereses de las isapres.
A extramuros, Nexus -que a través de Nueva Masvida controla el 10% del mercado de las isapres, cifra que aumentaría a un 30% con la compra de Colmena- sigue interesado en la fusión, pero a nadie le cabe duda que la situación provocada por Mackenna causa incertidumbre, en especial porque el principal activo de Colmena es su marca, incluso más que su cartera de afiliados. Cabe mencionar que, según datos de la Superintendencia de Salud, a diciembre de 2021, Colmena mantenía 418.000 cotizantes de un universo de casi 2 millones de afiliados al sistema privado de salud (menos del 20% de la población), lo que la asemeja en tamaño a Banmédica y Consalud.
Dentro del directorio de Colmena, el quiebre es manifiesto entre Bethia y la dupla Mackenna-Trucco, cuya tensión se ha incrementado últimamente pues está por vencer el depósito de garantía que todas las isapres deben dejar en la Superintendencia de Salud mensualmente por el equivalente de todas sus deudas a prestadores y afiliados. El problema está en que el monto ascendería a $65.000 millones de pesos, y no hay bancos que quieran prestar esa cantidad, razón por la cual ese dinero -o parte de él, si consiguen un préstamo parcial- debiera ponerlo los socios, y -según trascendió- Bethia no quiere hacerlo y Mackenna no tiene esa caja.
En ese escenario, no son pocos los que recuerdan el actuar del padre de Mackenna Dörr, Luis Fernando Mackenna Echaurren, quien terminó una fracción de una multa interpuesta por la Superintendencia de Valores y Seguros de Chile por el caso Chispas. Tal como recordó ayer El Desconcierto en el artículo Colmenagate: El rol clave que jugó Luis Fernando Mackenna, hijo de multado en Caso Chispas, Mackenna Echaurren fue multado con US $38 millones por negociación incompatible en el ya mencionado caso, sin embargo, canceló -mediante un pago que hicieron sus hijos- sólo $2.450 millones de ésta después de lograr un acuerdo con el Consejo de Defensa del Estado.
Si es que no se cumple con las previsiones legales de las garantías, los pasos que siguen son la intervención por parte de la Superintendencia de Salud, y -si no hay solución a los requerimientos de ésta- a la liquidación de la sociedad. Es decir, la quiebra. Un escenario impensado hasta hace poco para una isapre como Colmena.
Si es que no se cumple con estas previsiones legales, los pasos que siguen son la intervención por parte de la Superintendencia de Salud, y -si no hay solución a los requerimientos de ésta- a la liquidación de la sociedad.
Otro problema que tiene el directorio es que tiene abandonada la administración de la isapre. Esto, porque la renuncia del gerente general Galleguillos fue posterior a la renuncia del gerente de Finanzas, Eugenio Cornejo, ocurrida un mes atrás según indicó Colmena a esta redacción, siendo un cargo que suele tomar la subrogancia cuando el líder ejecutivo sale de su puesto sin un reemplazante planificado. De tal modo, hoy las principales plazas ejecutivas de Colmena las estaría tomando Carola Schwencke Reyes, la gerente de salud de la isapre devenida en gerente general y de finanzas. Fuentes de la industria indican que no serían las únicas renuncias de gerentes relevantes ocurridas en los últimos meses.
El rol de Tironi
Un punto aparte merece el rol de Tironi Asociados, la compañía de comunicación estratégica de uno de los ideólogos de la transición, Eugenio Tironi.
La empresa entró a asesorar a Colmena hace pocas semanas atrás, coincidiendo con el periodo de decisión de su directorio respecto de demandar o no a sus afiliados, en reemplazo de B2O.
Si bien no se ha logrado establecer si es que Tironi advirtió o no de los riesgos reputacionales que conllevaba la medida, según fuentes de la industria, es conocido que el cambio de agencia de comunicaciones no fue del agrado del gerente general Felipe Galleguillos, quien se convirtió en el principal opositor a la medida de demandar afiliados dentro de Colmena.
Según estas fuentes, Galleguillos también se opuso a la idea de salir él mismo a vocear la decisión en La Tercera del sábado 9 de julio, pero -a instancias de Mackenna- terminó cediendo a la idea, la que habría sido propuesta por Tironi.
Esta redacción se comunicó el lunes pasado con Eugenio Tironi para hacerle las preguntas del caso, a lo cual el sociólogo se comprometió a responder en la mañana del martes siguiente. No hubo respuesta de su parte, pero un miembro de su equipo tomó contacto con esta redacción para tramitar consultas sobre la crisis comunicacional nacida del anuncio de demandas a afiliados.
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