California es un lugar extraño: en cierto modo, le ha dado la espalda al mundo y mira al vacío del Pacífico. Es demasiado egoísta, muy vacía, pero genuina, y al menos, sin iniciativas falsas.
D.H. Lawrence
Tras las frustraciones de las sesiones de Different Fur, el grupo se trasladó a un estudio local para preparar su primer single. El problema principal era el medio de distribución. Pocos eran los que querían contratar a un grupo de su tipo, y menos a uno con un nombre tan “cultural”. “No había ofertas”, cuenta Biafra. “A principios de 1978 los grandes sellos discográficos cortaron su relación con el punk, y rompieron el corazón de muchos de los grupos clave de la época que pensaban ser contratados. Todos, desde los Weirdos y Screamers en Los Ángeles, hasta los Avengers, Nuns, Crime, Dils, en San Francisco”. De hecho, y sin contar alguno que otro coqueteo no consumado, ningún sello importante contrató a un algún grupo punk norteamericano salvo The Dickies en 1978 (A&M) y Hüsker Dü (Warner) en 1985. El punk había “acabado”, aunque nadie les avisó a Dead Kennedys, o en concreto, a Biafra. “No había acabado. O tocas porque te gusta tocar, o no tocas en absoluto. No tocas para que te contraten. No tocas para hacerte grande o famoso, tocas porque quieres tocar. Cuando me mudé a San Francisco, mi objetivo era, como coleccionista de discos, poner mi nombre en un single de 7 pulgadas. Y poder contar a mis nietos que vi a grupos como The Dils, The Avengers y los Ramones en clubes antes que tocaran en estadios”.
Subterranean Records, fundado por Mike Fox y Steve Tupper, ayudaría a llenar el vacío y daría licencia por sobre todo a las bandas punk de San Francisco. Pero en el intertanto se perdió una gran cantidad de música. “Cómo me gustaría haber tenido un sello dos años antes”, se lamenta Biafra.
La banda respondió y fundó su propio sello, bajo el ya conocido nombre de Alternative Tentacles. Había pocas opciones, ya que, en contra de lo que se dice, las grandes discográficas no se interesaron por el grupo hasta que Fresh Fruit se vendió demasiado bien en Gran Bretaña. Para entonces, la escena independiente en Reino Unido estaba bien establecida, con Rough Trade, Chiswick, Beggars Banquet y otros sellos al frente. Pero ese no era el caso en Estados Unidos. La primera era del punk independiente comenzó en San Francisco. Pero el propietario de Aquarius, Chris Knab, y el promotor Howie Klein de 415 Records, tenían vínculos financieros con el promotor Bill Graham, que era despreciado por casi todos los punks, que en cualquier caso pronto sería cooptado por Columbia. Tras los primeros lanzamientos de The Nuns y Mutants, se apartó del punk para concentrarse en los grupos de new wave, sobre todo Romeo Void. “Howie Klein, con Sire Records, era quien promovía los grupos de new wave/skinny tie bands ”, recuerda Ray. “Pero era antipunk. Y estaba en contra de nosotros al principio. Quería promocionar a los grupos tipo Blondie. No me malinterpretes, Blondie era una gran banda. No digo que el new wave sea malo. Pero Howie Klein pensó que el punk nunca iría a ninguna parte en los Estados Unidos y que teníamos que promover el new wave. Ahora actúa como si nos hubiera ayudado todo el tiempo, ¡oh, la hipocresía! Pero nos decía que bajáramos el tono de nuestra música y la hiciéramos más new wave. Ahora dice que estaba allí, con su apoyo al cien por ciento”. Biafra tiene una visión más caritativa de Klein. “No odiaba el punk, estaba desesperado por encontrar su propio The Clash. Pero The Dils le rechazaron, así que se conformó con los Red Rockers. Es un tipo de la industria, sí, pero fue él quien consiguió que Sire publicara el disco Cop Killer de Body Count y que Warner permitiera a Ministry hacer Land of Rape and Honey. También es uno de los pocos miembros de la industria que se enfrentó en público a Tipper Gore. Aún es un activista”.
Subterranean Records, fundado por Mike Fox y Steve Tupper, ayudaría a llenar el vacío y daría licencia por sobre todo a las bandas punk de San Francisco. Pero en el intertanto se perdió una gran cantidad de música. “Cómo me gustaría haber tenido un sello dos años antes”, se lamenta Biafra, “y haber sacado todos los grandes álbumes que iban a publicarse en la zona de San Francisco. The Avengers podrían haber hecho al menos tres, y mi grupo favorito de todos, los Screamers [de Los Ángeles], ¡ni siquiera llegaron a grabar un disco!”.
“California Über Alles” se publicó en junio de 1979 y fue una creación casera en todos los sentidos. “Hicimos el single ‘California Über Alles’ nosotros solos”, recuerda Ray. “Recuerdo que lo enviamos a Texas y nos lo enviaron a casa de vuelta. Ted [que diseñó la portada original] y yo lo vendimos en la parte trasera de nuestros autos”. “California Über Alles” se enmarca en el ascenso del gobernador Jerry Brown. Brown era un político ambicioso con un programa que parecía ser de izquierda, que incluía la defensa de la “economía budista”. En un principio, Biafra lo consideraba tan peligroso como Nixon, “solo que menos propenso a cometer errores tontos”. La frase de la canción “‘Big Bro’ on white horse is near” fue parafraseada de uno de sus discursos: “What the american people are looking for is a man on a big white horse” (“Lo que el pueblo americano busca es un hombre en un gran caballo blanco”), lo que encajaba bien con las evidentes referencias orwellianas de la canción. Resulta revelador que los inicios de la carrera de Brown fueran patrocinados por David Geffen, el hombre cuya compañía más se benefició de Nirvana y de la segunda venida del punk en los noventa. Brown también tuvo un escarceo muy público con Linda Ronstadt. The Eagles, Jane Fonda (a la que luego se aludió en “Kill the Poor”) y Francis Ford Coppola figuraban entre los partidarios de Brown.
La referencia a los “fascistas zen” en la canción recuerdan la adolescencia de Biafra en Boulder, donde el idealismo de los años sesenta se replegó a la codicia de los setenta, revestido de un falso misticismo hippy. En esencia, es un heredero espiritual de “Who Needs the Peace Corps” de Zappa, la canción que ridiculizaba a los hippies de Haight Ashbury de San Francisco. También hay un guiño a la película de temática nazi de Ingmar Bergman de 1977, El huevo de la serpiente (que a su vez es una referencia a una cita de Bruto en Julio César de Shakespeare sobre el emperador).
Para Ted, nunca superaron el original “California Über Alles”. “Eso, para mí, fue lo mejor. Fue una gran grabación. Era mucho más cruda que las sesiones de Different Fur. Creo que esa versión aún suena mejor que el que está en Fresh Fruit. Era un estudio de grabación local, en el sótano de la casa de Jim Keylor en San Francisco”.
El lado B, “Man with the Dogs”, presentaba a otro personaje de Boulder, cuya rutina diaria consistía en asustar a los residentes de la ciudad deteniéndose y mirándolos fijo a los ojos. El final de “Man with the Dogs”, una especie de garage psych con guiños a los sesenta con el Echoplex de Ray, fue un primer indicio de que la banda no iba a limitarse al punk en 4/4.
La política de Jerry Brown, de forma perversa, acabaría acercándose a la de Biafra. “Jim Carroll [el difunto exmúsico punk y autor de The Basketball Diaries] me dijo que había visto a Brown en el Savoy Café de North Beach y que cruzó la calle para ir a Recycle Records, compró el single y se lo dio, mientras era gobernador”, recuerda Biafra. “No supimos nada de eso. Muchos años después, Brown hizo un giro en 180° hacia la izquierda y más allá, y ambos trabajábamos con Earth First (movimiento ecologista radical) en aquel entonces. Me encontré con Michael Moore en una charla en San Francisco. Fuimos todos a un almacén de Oakland donde la gente de Jerry Brown tenía una gran cena para todos. Una de las personas que trabajaba con Jerry y que vivía en su casa se acercó y dijo: ‘¡Oh, sí, Jerry, este es Jello! Le puse a Jerry tu canción esta mañana’. Parecía más o menos comprensivo”.
Para Ted, nunca superaron el original “California Über Alles”. “Eso, para mí, fue lo mejor. Fue una gran grabación. Era mucho más cruda que las sesiones de Different Fur. Creo que esa versión aún suena mejor que el que está en Fresh Fruit. Era un estudio de grabación local, en el sótano de la casa de Jim Keylor en San Francisco”. Keylor, un músico muy querido en San Francisco que había tocado antes en los precursores de Blue Cheer, The Oxford Circle, estaba en proceso de establecer sus Army Street Studios, que durante un tiempo fue un punto fijo de la comunidad musical local. “Él era el ingeniero junto con Ray, supongo”, continúa Ted. “Pero el sonido era genial. Era emocionante. Me pareció que tenía mucha más pegada que la versión que hicimos en Fresh Fruit al final. La batería era un poco más singular, en parte porque la canción se había acelerado mucho desde que la hicimos por primera vez hasta que la hicimos para Fresh Fruit. Para entonces, era difícil hacer todas esas partes al doble del ritmo original”.
Biafra, que alguna vez declaró tener la ambición de coleccionar todos los discos de punk de la historia, se había dejado seducir por una de las primeras rarezas de The Users en el Reino Unido, “Sick Of You”, publicada en el sello Raw Records de Cambridge. Se tomó la molestia de llevar el single al estudio para mostrarle a Jim Keylor el sonido que quería conseguir en el mix final, “pero la configuración de la guitarra de Ray era tan diferente que no tuvimos ninguna oportunidad”. Sin embargo, está de acuerdo con Ted en la primacía de esa toma de la canción. “Sí, creo que las versiones de los singles de todas nuestras canciones son mejores que las del álbum. Pero me he dado cuenta de que con otros álbumes de la época, la versión del álbum de la canción rara vez suena tan bien como el single. La primera vez que grabas una canción, en especial si nunca has grabado antes, lo das todo. Y Jim Keylor hizo un esfuerzo adicional para que el disco sonara bien. Y volver a grabar ‘California Über Alles’ y ‘Holiday in Cambodia’ fue un poco fastidioso”.
También está el extraño episodio de 2010, cuando un comentarista de derecha insistió con picardía —hay que suponer que nadie es tan estúpido— en que “California Über Alles” era el tema perfecto para la campaña republicana de Meg Whitman, en la que se enfrentó y perdió contra nuestro viejo amigo Jerry Brown.
De todo el catálogo de DK, “California Über Alles” es la que ha disfrutado de una vida posterior más intrigante, en parte porque Biafra la ha actualizado reiteradas veces. Un año después de la publicación de Fresh Fruit, se convirtió en “We’ve Got a Bigger Problem Now” de In God We Trust, Inc, en el marco de la elección de Ronald Reagan como presidente. “Fue el resultado de que la banda hiciera el tonto en los ensayos y en las pruebas de sonido”, señala Biafra.
Dado que se ha visto una lista de gobernadores cada vez más surrealista en California, no es de extrañar que la investidura de Arnold Schwarzenegger en 2003 diera a Biafra munición para revisar la letra una vez más. Se reimaginaría como “Kali-Fornia Über Alles 21st Century” tanto con los Melvins (se incluyó una versión en directo en su segunda colaboración con Biafra, Sieg Howdy, de 2006) como con su banda actual, la Guantanamo School of Medicine. Que sea capaz de incorporar una aproximación al acento Comedy-Kraut del austriaco proporciona una ironía demasiado deliciosa como para renunciar a ella.
La frase se ha convertido en un lenguaje común hoy en día. El autor estadounidense-alemán Gero Hoschek escribió un guion —hasta ahora no filmado, aunque Biafra le dio su aprobación— con el nombre de la canción, tras haber publicado años atrás un artículo en la revista Zeit sobre el Golden State (apodo que se le da a California) en su honor. También está el extraño episodio de 2010, cuando un comentarista de derecha insistió con picardía —hay que suponer que nadie es tan estúpido— en que “California Über Alles” era el tema perfecto para la campaña republicana de Meg Whitman, en la que se enfrentó y perdió contra nuestro viejo amigo Jerry Brown. “El primer single que la banda lanzó en 1979 hará cantar el corazón de cualquier conservador californiano, se lo aseguro”, dijo Chip Hanlon. La calculada tormenta de mierda que vino después, se aseguró de que Ray apareciera en su programa de radio para poner las cosas en su sitio.
La banda se presentó en vivo siempre que pudo. Su primera gira por la Costa Este fue una aventura inaudita para una banda punk californiana, que incluyó un set memorable en el Rat de Boston. “Primero volaron las jarras de cerveza y las bandejas”, recuerda Biafra. “Luego volaron los muebles. Cuando volvimos para nuestro segundo set, todo el mundo se echó atrás, de pie contra las paredes. El único grupo del que había oído hablar que tuvo una reacción así fue The Stooges. Así que me sentí muy orgulloso esa noche, uno de mis conciertos favoritos de todos los tiempos. Bienvenidos a la Costa Oeste, hijos de puta”. La anécdota sobre la paliza que le propinó una camarera indignada, incluida en el DVD del 25 aniversario de Fresh Fruit, es, por desgracia, falsa. “Me arañó el pecho —gran cosa— y luego huyó de la habitación”.
“Me sentí como si me hubieran arrastrado, todo sucedió muy rápido”, dice Klaus. “Quizás todos nosotros tuvimos esa sensación de alguna manera. Tuvimos algunos momentos lentos; nuestra primera gira por la Costa Este fue un desastre. Cuando volvimos, las cosas volvieron a mejorar”.
También tocaron en el Max's Kansas City de Nueva York, cuando acompañaron a los Voodoo Shoes; un cartel inapropiado. “Aquella gira fue un peso”, se lamenta Biafra, “porque en el noreste de Estados Unidos no existía una cultura de espectáculos para todas las edades. Era una escena horrible de banda de bar con mesas y sillas. A principios del ‘81, tras el éxito en Reino Unido, por fin estábamos en salas más grandes y teníamos la influencia necesaria para exigir que los conciertos fueran para todos los públicos. Los críticos lo ridiculizaron como un truco. Pero esos chicos empezaron a formar bandas de hardcore y los críticos se quedaron sin trabajo”. El viaje también resultó un desastre financiero. “Fuimos a Nueva York y perdimos casi todo en los vuelos”, señala Ray. “Cuando volví, Bob Last [fundador de Fast Product de Edimburgo] me llamó y me dijo que quería sacar ‘California’. Jim Fouratt, de un club llamado Hurrah's, había recibido a Bob en Nueva York y le había puesto un montón de discos”, recuerda Biafra. “Los que más le gustaron a Bob Last fueron ‘California Über Alles’, el EP de debut de Middle Class y otro dúo de San Francisco llamado Noh Mercy. Esos fueron los tres que le gustaron. Y ‘California Über Alles’ ya existía como un single de primera clase, así que tenía algo que lanzar sin tener que grabar o pagar por ello. Me quedé muy sorprendido, porque comprendí lo importante que era Fast Product en aquel momento. La gente esperaba con ansias el siguiente single de Fast después que él hubiera sacado a la luz a Gang of Four, a los Mekons, a Human League, a Scars y a otros. Bob Last merece un agradecimiento. Sin él, Dead Kennedys habría desaparecido al año y medio”.
“Me sentí como si me hubieran arrastrado, todo sucedió muy rápido”, dice Klaus. “Quizás todos nosotros tuvimos esa sensación de alguna manera. Tuvimos algunos momentos lentos; nuestra primera gira por la Costa Este fue un desastre. Cuando volvimos, las cosas volvieron a mejorar”. De hecho, nadie en la banda guarda un recuerdo grato de este periodo. “Hicimos una gira por la Costa Este y fuimos a Nueva York como completos desconocidos”, recuerda Biafra. “Puede que fuera demasiado pronto. Yo sufrí un choque cultural. Empiezas a conocer un poco más a todo el mundo de esa manera, y no me gustaba lo que veía. Los chicos que tocaron en bandas de bar actuaron de la misma manera, y me dije: bueno, quizá terminó todo, pero esperaré a ver si el single llega a alguna parte. Y lo hizo. Sabía que era un disco muy bueno, las canciones eran buenas y el sonido en sí era más potente que el de muchos otros singles punks caseros que salían en aquella época”.
Last, cuyo Fast Product produjo una serie de singles casi inigualables antes de salvaguardar la mística del sello al cerrar la discográfica antes de tiempo, recuerda el periodo con algunas diferencias: “Jim Fouratt era un buen amigo en aquella época. Fui a Nueva York y me quedé con él, pero en realidad lo de Dead Kennedys fue demasiado casual. Noh Mercy y Middle Class fueron cosas que [el crítico] Jon Savage me presentó, y me encantaron. Creo que escuché a los Dead Kennedys… (No estoy seguro de que John Peel no me llamara, ya que en aquella época éramos muy amigos de Peel). De seguro lo llamé durante su programa: ‘¿Quién diablos es esta gente? ¿Cuál es su número?’. Eso es lo que recuerdo”. Biafra admite que no recuerda si Last le llamó y mencionó primero a Fouratt o viceversa.
Los Dead Kennedys tocaban donde podían, con espectáculos aptos para menores de edad y organizados por ellos mismos. Como señalaría más tarde Michael Azerrad en el libro Nuestra banda podría ser tu vida, fueron los canadienses DOA y los DK quienes “se convirtieron en los Lewis y Clarks del circuito de giras del punk".
En una de las primeras notas de prensa de la banda, Sounds proclamó el single como “punk wagneriano con una producción tan sucia como el trasero de un oso”. “California” sería el último lanzamiento del sello, a pesar de ser el más exitoso. “Recuerdo que pensaba que era una canción muy divertida y genial”, recuerda Jon Langford de sus compañeros de Fast, los Mekons, “pero estábamos en pleno proceso de pasar de Fast a algo más grande; Bob estaba muy interesado en ello. Me dio la impresión de que estaba harto de dirigir una discográfica”. El último confirma que es así. “Elegimos ‘California’ porque era el tema perfecto para terminar esa serie de singles; no podría haber tenido una mejor salida. Mi compañera Hillary y yo hablamos de hacer un álbum, pero no es que no me interesara su álbum, era que no estaba tan interesado en los álbumes en ese momento”. Según Biafra, “Bob Last nos ofreció seguir el single con un EP de 12 pulgadas, pero no quisimos hacerlo. Teníamos suficientes canciones buenas para un álbum y Estados Unidos necesitaba otro álbum de punk underground fuerte. Solo los Germs lo habían hecho. Incluso estudiamos la posibilidad de que Kenny Laguna nos produjera, porque el LP de los Germs sonaba muy bien, pero no fue así”.
“Todo confluyó, con Biafra y Klaus y 6025 y Ted a través de la serendipidad”, dice Ray. “Todo el mundo estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado. Primero con ‘California Über Alles’ como single, y luego Biafra se presentó a la alcaldía, lo que fue un gran golpe. Nos convertimos en la banda punk número uno de San Francisco, aunque en realidad éramos la tercera generación”. Biafra aún insiste en que la serendipia, por usar la jerga de Ray, y la casualidad, fueron la clave para que los DK se convirtieran en la exportación más intensa del punk californiano. “Fue algo que tuvimos que manejar con mucho cuidado en la ciudad natal. Aquí habíamos tenido este golpe de suerte que le había sido esquivo a los Avengers, Dils, X y los Weirdos en adelante. Siempre he tratado de mirar eso y recordarme que no era que fuéramos la mejor banda en ese momento en particular; era simple, pura y tonta suerte”.
Los Dead Kennedys tocaban donde podían, con espectáculos aptos para menores de edad y organizados por ellos mismos. Como señalaría más tarde Michael Azerrad en el libro Nuestra banda podría ser tu vida, fueron los canadienses DOA y los DK quienes “se convirtieron en los Lewis y Clarks del circuito de giras del punk; abrieron un camino a través de Estados Unidos que las bandas aún siguen hoy”. O como dice Greg Ginn, de Black Flag, en el mismo libro: “Con esas bandas hacíamos muchos nexos, compartíamos información. Cuando encontrábamos un nuevo lugar para tocar, se lo hacíamos saber a DK porque estaban interesados en ir a cualquier sitio y presentarse. Luego nos ayudábamos entre todos en nuestras propias ciudades”. Así Black Flag pudo telonear a Dead Kennedys en el Mabuhay Gardens el 10 de octubre de 1979, un concierto en que Joe Nolte, de The Last, anotaría en su diario: “Lo único que sabía de los Dead Kennedys era que su cantante, Jello Biafra, se presentaba a alcalde. Los otros tres miembros de la banda salieron al escenario con un aspecto tan amenazador como el de The Crickets. Entonces Jello entró de un salto y se desató el pandemónium. Esos cabrones eran geniales: una de las mejores bandas de hardcore que he visto en mucho tiempo. Jello se ponía en contra y caía en la multitud a la manera de Darby [Crash, de los Germs], salvo que, a diferencia de Darby, nunca perdía el control, nunca dejaba de cantar... Un caos controlado”.
De casualidad, Dead Kennedys aseguraría un concierto de alto nivel como teloneros de los caballos de batalla del punk, The Clash, en el Kezar Pavilion el 13 de octubre de 1979. “Fue un concierto muy importante para nosotros”, recuerda Ray.
Es importante recordar que la “estatura” de los DK tendría mucho que ver con su recepción en el extranjero. En una época en la que muchos críticos norteamericanos tenían tendencias anglófilas, los DK tenían un peso internacional que compañeros como DOA, Black Flag y Minor Threat no podían igualar en un comienzo. Por lo tanto, el revuelo que se formó en torno a la banda en el Reino Unido tras el lanzamiento de “California Über Alles” fue bienvenido. Sin embargo, hubo cierto grado de consternación por la aparición de esta banda punk muy politizada procedente de la “soleada” California en un momento en el que los críticos concluían que el declive del punk era terminal, aunque esa nunca fue la opinión de Biafra: “Había toda una generación que retumbaba bajo la superficie y que explotó al año siguiente. Pero la prensa musical británica no estaba interesada y no le prestaba atención”. Había una buena razón para ello. Algunos de los lanzamientos de Crass eran extraordinarios y Discharge, de hecho, subía la apuesta, pero gran parte del resto era papilla.
De casualidad, Dead Kennedys aseguraría un concierto de alto nivel como teloneros de los caballos de batalla del punk, The Clash, en el Kezar Pavilion el 13 de octubre de 1979. “Fue un concierto muy importante para nosotros”, recuerda Ray, “fue uno de los pocos conciertos en los que Biafra perdió los pantalones, lo que nos dio mucha notoriedad, pero debe haber sido aterrador para él, me imagino. No estaba planeado ni era parte del acto”. El promotor Bill Graham estaba tan indignado por la desnudez de Jello que juró que los Dead Kennedys no volverían a aparecer en uno de sus escenarios, y cumplió su palabra. “Salté a la multitud y volví solo con mi cinturón, mis botas y mis calcetines”, recuerda Biafra. “Así que hice el resto del espectáculo desnudo. Por lo que me contaron después, tuvieron que contener a Bill Graham para que no subiera al escenario y me diera una paliza. Pero Bill Graham no nos prohibió. Solo nos negamos a trabajar para él. Fue la última vez que tocamos para él. Me alegro de ello. Sé que tiene una buena reputación en algunos círculos, pero no la tenía en los círculos punk de la época. Era muy pesado y tenía prácticas monopólicas por las que cualquier espectáculo que no fuera Bill Graham no debía existir en la zona de la bahía de San Francisco”. Respecto a ver a The Clash, Biafra no se inmutó. “Los había visto antes”, recuerda Biafra. “No recuerdo si en realidad los vi mucho la noche que tocamos con ellos. Nos quedamos con mal sabor de boca porque hicieron una prueba de sonido de cuatro horas, mientras The Cramps, Dead Kennedys y Rockabilly Rebels esperábamos una prueba de sonido que nunca llegó. Luego volvieron al hotel, y solo regresaron justo antes de salir al escenario. No fue momento crucial en la historia de Dead Kennedys, en verdad”.
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