De seguro el más tranquilo con las encuestas por estos días es el republicano José Antonio Kast, ya que varias de las más recientes lo han posicionado como ganador tanto en la primera como en la segunda vuelta, dejando en segundo lugar a la candidata del oficialismo, Jeannette Jara.
Pero el sillón de La Moneda no es lo único que se jugará en las urnas este año. Porque en términos históricos, en las presidenciales y en las parlamentarias, el Partido Republicano también le peleará la hegemonía de la derecha chilena a la Unión Demócrata Independiente (UDI).
José Antonio Kast lleva a esta última colectividad en el ADN. Mientras estudiaba derecho en la Pontificia Universidad Católica, fue seducido por Jaime Guzmán para integrarse al Movimiento Gremial, el grupo que él mismo había fundado en 1967 y que en 1983 dio origen a la Unión Demócrata Independiente.
Estando en sus filas –legalmente desde 2006–, el hoy candidato presidencial fue rostro de la campaña del Sí en el Plebiscito de 1988. También fue concejal de Buin entre 1996 y 2000, para posteriormente ocupar el cargo de diputado entre 2000 y 2018.
Pero sus dos últimos años en la Cámara los cumplió como independiente, ya que en 2016 decidió, después de varios conflictos internos, renunciar a la UDI.
No es que Kast se haya aburrido del perfil derechista del partido más conservador en Chile por aquel entonces. Al contrario, él quería derechizarlo todavía más.
No es que Kast se haya aburrido del perfil derechista del partido más conservador en Chile por aquel entonces. Al contrario, él quería derechizarlo todavía más.
En el libro Kast. La ultraderecha a la chilena de los periodistas Amanda Marton y Felipe González, se detallan las reuniones secretas organizadas desde 2007 por el hoy republicano junto con el fundador de la UDI, Javier Leturia, en la casa de este último.
Estas citas tenían por objetivo, según señala la investigación, ‘tomarse la UDI’ y llevar a la colectividad hacia ‘una nueva derecha, una que no se acomplejara, que no hiciera el quite a sus vínculos con la dictadura y que, incluso, se enorgulleciera de ellos, que no sucumbiera a la tentación de ser un partido de masas con tal de dejar caer los dogmas cristianos’.
La molestia de Kast y de varios al interior de la UDI vino a partir del giro que tomó el partido desde 1992 –un año después de la muerte de Guzmán–, cuando puso especial acento al concepto ‘popular’ dentro de sus principios, lo que llevó a que Joaquín Lavín Infante se erigiera como la carta presidencial en 1999 y 2005 de la mano del ‘cosismo’, un perfil más amigable, alejado de la dureza y postura conservadora que caracterizaba al partido.
Por lo mismo Kast postuló dos veces a la presidencia de la colectividad, en 2008 y 2010, con tal de ‘tomarse’ la UDI. Sin embargo, en ambas avanzadas perdió.
Pero con los años su disgusto volvió insostenible la permanencia en el grupo creado por Jaime Guzmán, por lo que en 2016 renunció y tres años más tarde fundó el Partido Republicano.
Pero con los años su disgusto volvió insostenible la permanencia en el grupo creado por Jaime Guzmán, por lo que en 2016 renunció y tres años más tarde fundó el Partido Republicano.
Actualmente, las encuestas Cadem, La Cosa Nostra, Black and White, Bloomberg, Panel Ciudadano-UDD y Feedback, dan como probable ganador a Kast en la segunda vuelta presidencial.
Si bien en las elecciones presidenciales de 2021 varias mediciones también lo ubicaban como el futuro presidente, el panorama en la derecha hoy es más optimista, considerando los buenos resultados que han obtenido desde la implementación del voto obligatorio además de la baja aprobación al gobierno de Gabriel Boric.
En contraparte, la candidata de la UDI, Evelyn Matthei, viene oscilando entre el tercer y cuarto lugar de las mediciones de opinión. Apostando actualmente por un perfil más conciliador, desechando la idea de competirle la ‘dureza’ a Kast que la caracterizó en la primera parte de 2025.
Matthei tiene el escenario en contra y su colectividad se ve amenazada frente al avance del Partido Republicano.
A esto se suma que durante esta semana, tanto Chile Vamos –que agrupa a la UDI con Renovación Nacional y Evópoli–, inscribieron su lista parlamentaria aparte de la de los republicanos, que incluye también al Partido Nacional Libertario de Johannes Kaiser y al Partido Social Cristiano.
El bloque liderado por Kast tiene la desventaja de no contar con el número de alcaldes en la actualidad que permitan un despliegue al nivel del que tiene Matthei con su coalición. 122 versus 9, respectivamente.
Sin embargo, con un panorama similar en las elecciones del Consejo Constituyente en 2022, el Partido Republicano se convirtió en la principal fuerza del organismo, con 22 representantes contra 11 de Chile Vamos.
Un factor relevante que podría afectar a la UDI posterior a las elecciones, es que parlamentarios que resulten electos el próximo 16 de noviembre decidan cambiar su domicilio a la colectividad de Kast.
Asimismo, un factor relevante que podría afectar a la UDI posterior a las elecciones, es que parlamentarios que resulten electos el próximo 16 de noviembre decidan cambiar su domicilio a la colectividad de Kast, tal como ya han hecho varios gremialistas como también de Renovación Nacional.
La fuga al Partido Republicano motiva a varios en la derecha.
Un testimonio que da cuenta de esto lo dijo James Argo a Interferencia para el presente artículo.
Este personaje, en tiempos de las protestas estudiantiles de 2011 y 2012, era parte del Movimiento Gremial en la Universidad de Concepción y se proyectaba como un importante dirigente UDI a futuro.
Pero hoy es una de las cartas fuertes del Partido Republicano para ser diputado por la Región del Biobío.
“Para nosotros el Partido Republicano es la alternativa natural, porque recoge la esencia de lo que pensamos: una política al servicio de la persona, de la familia y la comunidad. Aquí encontramos coherencia con los principios y la valentía para defenderlos, cosa que se ha ido perdiendo en los otros espacios”, dijo.
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