Tras permanecer hospitalizado por más de una semana por diferentes problemas de salud, la noche del lunes se dio a conocer el fallecimiento del cantautor cubano Pablo Milanés a los 79 años de edad en Madrid, lugar en el que residía desde 2017.
Desde el pasado 13 de noviembre que el músico estaba hospitalizado producto de una inflamación en la vesícula biliar y una infección en el riñón e incluso la semana pasada se vio obligado a cancelar algunos conciertos que daría en México y Centroamérica a causa de sus problemas de salud, que lo obligaron a estar hospitalizado en sus últimos días.
Milanés sufría de síndrome mielodisplásico, un tipo de cáncer que disminuía su respuesta inmunológica y para cuyo tratamiento se trasladó hace cinco años a España.
“Con gran dolor y tristeza, lamentamos informar que el maestro Pablo Milanés ha fallecido esta madrugada del 22 de noviembre en Madrid”, informó la oficina artística del músico a través de su cuenta oficial de Facebook.
“Agradecemos profundamente todas las muestras de cariño y apoyo, a toda su familia y amigos, en estos momentos tan difíciles”, añadió.
Milanés sufría de síndrome mielodisplásico, un tipo de cáncer que disminuía su respuesta inmunológica y para cuyo tratamiento se trasladó hace cinco años a España.
El músico nació un 24 de febrero de 1943 en Bayamo, en la provincia de Granma, y desde muy temprana edad a desarrollar su amor por la música, siendo clave el traslado junto a su familia a La Habana, en la década del 50, en medio del apogeo de la escena artística cubana.
Fue una de las voces más reconocidas de la música cubana, siendo fundador y artífice del sonido de la Nueva Trova junto a otros reconocidos artistas como Silvio Rodríguez y Noel Nicola, donde combinó ritmos populares de la isla con contenidos políticos afines a las ideas de los movimientos de izquierdas de la época.
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A principios de los años 1960, Milanés compuso algunos de sus primeros temas, como "Tú, mi desengaño" y "Mis veintidós años".
Pese a declararse revolucionario, a mediados de esa década fue recluido en una Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP) -campos de trabajos forzados a los que el gobierno de Fidel Castro enviaba a artistas, intelectuales, religiosos y homosexuales por supuestamente desviarse de los valores de la revolución- con solo 23 años, tal como consigna BBC Mundo.
Milanés fue enviado allí por expresar ideas discrepantes con el oficialismo, según contó más adelante en entrevistas en las que recriminó al gobierno no haberle pedido disculpas por este episodio.
La música de Milanés abarcó diversos géneros y estilos, desde el son cubano y la canción protesta hasta composiciones para películas de cine.
Fue una de las voces más reconocidas de la música cubana, siendo fundador y artífice del sonido de la Nueva Trova junto a otros reconocidos artistas como Silvio Rodríguez y Noel Nicola.
Considerado uno de los artistas más importantes de América Latina, llevó a cabo numerosas giras y proyectos en todo el mundo a lo largo de su trayectoria. En más de cinco décadas de carrera colaboró con importantes y variados artistas, desde Joaquín Sabina y Ana Belén y Víctor Manuel hasta Los Van Van, Ricardo Arjona o Maná, entre muchos otros.
En sus últimos años, Milánes se convirtió en una de las voces críticas del gobierno de Cuba, a quien señaló como fuente de “represión” y “hambre”, y se mostró favorable a un cambio político en la isla.
Relación con Chile
El músico tuvo una activa relación con nuestro país. Una de sus canciones de protesta más célebres fue “Yo pisaré las calles nuevamente”, letra de denuncia al golpe de Estado de Chile de 1973 y homenaje a Miguel Enríquez, histórico dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), tal como comentó Milanés en un concierto ofrecido en el estadio Víctor Jara, en un homenaje por los 30 años de la muerte del militante del MIR: “Esta canción la hice el 5 de octubre del año 1974, 20 o 30 minutos después de haber muerto en combate Miguel Enríquez”.
Dicha pieza está incluida en su álbum “La vida no vale nada” de 1976, disco en el que también el cantautor firmó el tema “A Salvador Allende En Su Combate Por La Vida”.
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Tal como consignó Culto, la relación con la figura del ex presidente fue estrecha. En septiembre de 1972, cuando la presidencia de Salvador Allende Gossens afrontaba días complejos, un grupo de trovadores cubanos visitó Santiago de Chile: Noel Nicola, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés estuvieron cerca de dos semanas.
“De acuerdo con el portal Memoria Chilena, el trío de artistas estuvo cerca de dos semanas en nuestro país, realizaron actuaciones en el Estadio Chile y en la Peña de los Parra. Ahí compartieron experiencia con los principales músicos de La Nueva Canción Chilena. Años después, en 2008, en medio de una visita al país, Milanés recordó esos días de 1972 y contó que pudo conversar con el entonces Presidente, Salvador Allende”, apunta el artículo.
El músico no pisó Chile por 26 años, hasta que en 1998 el dictador Augusto Pinochet dejó su puesto como jefe del Ejército, ocho años después del regreso a la democracia.
Milanés regresó al país en varias ocasiones. En 2012 se presentó en el Festival del Huaso de Olmué y en 2016 protagonizó un encontrón con la PDI por la insistencia de los controles migratorios ya que parte de su equipo habría ingresado al país sin los permisos correspondientes.
De la lucha al romanticismo
Formado vocalmente en el bolero filin, ese tipo de interpretación romántica cubana de la primera mitad del siglo XX que era heredera del jazz y de la sentimentalidad isleña, Pablo Milanés nunca abandonó del todo dicha tecla musical, aun cuando luego en los sesenta exploró la música comprometida desde el Primer Encuentro Internacional de la Canción de Protesta, y también la vanguardia a partir del Grupo de Experimentación Sonora. Sus temas más memorables en aquella veta melódica, como, “El breve espacio en que no estás”, “Yolanda” o la desgarradora “Para vivir”, todos ellos problematizan el amor, desde la distancia, desde la crítica sentida a las relaciones que descansan sobre el corazón y la mente, pero no en las entrañas, desde la idea del compromiso social. Asimismo, junto con el resto de la trova hacía suyo el lema del poeta peruano César Vallejo, “Todo acto o voz genial viene del pueblo, y va hacia él”.
La música de Milanés abarcó diversos géneros y estilos, desde el son cubano y la canción protesta hasta composiciones para películas de cine.
Justamente de Vallejo es el texto de una de las obras de los setenta de Milanés que resulta más secreta, pero al mismo tiempo más profunda, “Masa”, la musicalización del poema que reza:
“Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tánto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo”.
Esa imagen de una acción como morir que dura un instante y en la gramática vallejiana capturada por Milanés se extiende de manera imposible resuena en otros de los temas del cubano donde reflexiona sobre la duración y la decadencia de la vida, “El tiempo pasa / Nos vamos poniendo viejos / Y el amor / No lo reflejo como ayer”.
Lo tanático en Pablo Milanés, esa certeza de la finitud y la muerte por cierto que se expresa de mayor manera en sus canciones más comprometidas políticamente como “Yo pisaré las calles nuevamente” o “La vida no vale nada”, y ello genera un contraste con aquellas más eróticas mencionadas antes. Porque en una obra que atrajo sobre sí líneas de fuerza la la cultura popular musical cubana e internacional de todo el siglo XX, la voz del trovador no se dejó encasillar ni en el melodrama lirico ni en la protesta cerrada, sino que habitaba en los intersticios de una obra que siempre fue consciente de los límites de aquella empresas y procuró trascenderlas marcando a generaciones con un mensaje de mayor calado y mayor gravitancia.
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La música está de duelo, pero
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