Cristián González Farfán cuenta que cuando era un estudiante de la enseñanza media, a principios del 2000, un amigo le prestó un cassette de Schwenke y Nilo y que eso le cambió la vida. “Me hicieron creer en un mundo mejor”, comenta el ahora periodista e investigador.
Con esa misma pasión por la música de los 80 y el Canto Nuevo -como se le llamó a este estilo musical que rescata las raíces folklóricas y con un fuerte sentido de protestas contra la dictadura- González Farfán publicó en 2009, junto a Gabriela Bravo, el libro Ecos del Tiempo Subterráneo, con editorial LOM, sobre las peñas en Santiago durante el régimen de Augusto Pinochet.
El libro -que inicialmente fue un trabajo de tesis- se nutrió principalmente de los relatos de los artistas y los asistentes a estas peñas, ya que había poco material de archivo y de investigación académica respecto a este tema. Pero lo que no había en investigaciones, sí sobraba en ganas de los entrevistados por hablar y recordar las primeras peñas, a fines de los años 60, y el auge de estos espacios en los 80, donde cientos de jóvenes se encontraban para escuchar música y acceder al arte.
"La gente lo trata con un dejo de nostalgia, porque claro, hablamos de la época de la dictadura, pero dentro del horror que se vivía fue una época agitada para los artistas. Como no había espacio en la institucionalidad, muchos artistas se refugiaron en estos espacios".
González Farfán y Bravo lograron identificar decenas de peñas en Santiago, pero saben que hubo aún más en regiones. También, se encontraron con muchas anécdotas sobre cómo el ingenio le ganaba a la censura y a la represión del régimen.
“Hay anécdotas como que en la Peña La Parra, que estaba en Teatinos, la gente aplaudía con la yema de los dedos porque no podían hacer ruido, porque estaba frente a una comisaría”, recuerda el periodista en esta entrevista con Interferencia.
Ahora, González Farfán organizó un homenaje por los 10 años de la muerte de Nelson Shwenke, uno de los integrantes de Schwenke y Nilo, quien murió producto de un atropello en Providencia, en 2012.
- Las peñas marcaron a la generación que estuvo vetada culturalmente. Estamos hablando de jóvenes de ese tiempo que encuentran una identidad, no sólo cultural, músical, sino que también una forma de ser, discutir, y pensar, y de carretear. Entonces, tengo la sensación de que es la melancolía lo que prende en esa generación al recordar las peñas, a propósito del libro...
- El libro lleva hartos años ya de lanzado. Pero, al principio considerábamos que era un tema casi inédito, no tuvimos mucho acceso a información salvo las fuentes orales. Y claro, en el tiempo que investigamos no había Facebook, no había redes sociales, y con los años hemos ido encontrando más información en las redes. Y por allí se han abierto canales de memoria y respaldo de fuentes para haber trabajado.
Y tienes razón, esas fuentes lo tratan con un dejo de nostalgia, porque claro, hablamos de la época de la dictadura, pero dentro del horror que se vivía fue una época agitada para los artistas. Como no había espacio en la institucionalidad, muchos artistas se refugiaron en estos espacios. Para ellos las peñas fueron los grandes espacios donde se podían desenvolver y no sólo compartir arte. Muchas veces eran fuente laboral para muchos que estaban cesantes. También espacios de reencuentro político donde se podían hacer reuniones clandestinas, por ejemplo, en la Kamarundi se hicieron reuniones clandestinas donde comenzaron a rearticularse partidos políticos que estaban proscritos por la dictadura.
Entonces, la peña en dictadura cumplió muchas funciones, a diferencia de lo que fueron las peñas antes del golpe militar. Ahí el caso más paradigmático es la Peña de los Parra, donde estuvieron los próceres de la Nueva Canción Chilena [antecesor del Canto Nuevo], pero se podría decir que no constituyó una tribuna "tan política" como sí lo fueron las peñas de la resistencia cultural, que tuvieron, primero, una misión de rescatar este repertorio de la Nueva Canción Chilena, pero que tuvo un objetivo más concreto, que era resistir a la dictadura.
Eso, creo, quizás hace a cierta gente añorar ese período, porque después con la democracia esos espacios se fueron acabando.
"Y la primera peña que surge en Santiago en dictadura, la hace Nano Acevedo en calle San Diego, frente al teatro Caupolicán. Y estamos hablando del año 1975, cuando había una represión feroz".
Hay personas que dicen que la peña no ha muerto, sino que se ha transformado. Si uno va a algunas poblaciones, todavía se encuentra que se forman peñas para ayudar a alguien. Quizás no existen tan masivamente, porque durante la dictadura cobraron un impulso extraordinario, ya que eran la primera tribuna y espacio de encuentro cultural, político.
- En los 60, en paralelo o en conjunto con la aparición de peñas, aparece la Nueva Canción Chilena. ¿Se entiende la nueva canción chilena unida a las peñas? ¿Sin las peñas crees que hubiese crecido ese movimiento musical igual?
- La Nueva Canción Chilena adquiere ese nombre por un festival entre 1969 y 1970, pero sin las peñas no hubiese existido tribunas para darle espacio a personajes como Violeta Parra, Víctor Jara, Isabel y Angel Parra, Rolando Alarcón, Patricio Manns.
Las peñas cumplieron un rol importante de difusión de la música chilena. Entonces, es imposible -sin las peñas- que este canto más comprometido hubiese encontrado eco, porque, claro, estaban los discos, pero donde los escuchabas en vivo era en las peñas.
Eso cambia totalmente con el golpe militar, ya que la mayoría de los músicos de la Nueva Canción Chilena se van al exilio, y otros, como Víctor Jara, es asesinados, y otros que murieron antes del golpe, como Violeta Parra y Rolando Alarcón. Ahí el mundo cultural queda un poco desamparado ante la salida de estos artistas, pero los artistas que se quedaron en Chile se organizan, también, a través de peñas.
"A muchos se les olvidó que a fines de los setentas e inicios de los 80 estaban los artistas de las peñas que resistieron los peores años de la represión, según creo, porque eran bombardeados, allanados, etc.".
la primera peña que surge en Santiago en dictadura, la hace Nano Acevedo en calle San Diego, frente al teatro Caupolicán. Estamos hablando del año 1975, cuando había una represión feroz y aún así se atrevieron a armar ese espacio, que buscaba replicar lo que fue la Peña de los Parra, pero eso era imposible en el contexto de la dictadura, había que hacerlo de otra manera, por ejemplo, había que tomar más resguardos, porque se metían a las peñas sapos de la CNI o de la Dina, según la época, que se fijaban en que los artistas no se "excedieran" en su mensaje.
También había autocensura, algo que antes del golpe no se daba. O sea, hay gente que cuenta que en la canción de Silvio Rodríguez, "te doy una canción" en vez de decir "una guerrilla" decían "una semilla" o decir primavera era volver a la democracia, y el invierno era la dictadura y cosas así. En ese tiempo se acuñó mucho el "decir sin decir" para burlar la censura y la represión.
- El Canto Nuevo sí que ya tiene una relación unida a la historia de las peñas, ahí es donde nace y se desarrolla ¿Quizás no habría Canto Nuevo sin peñas a inicios de los 80?
- Claro. Siempre ha habido una discusión sobre cómo surge el término Canto Nuevo. Algunos se lo atribuyen a Ricardo García, quien era DJ, fue animador en el Festival de Viña y también fue uno de los fundadores de sello Alerce. Se dice que acuñó esa frase porque era una especie de continuidad de la Nueva Canción Chilena, pero de los que se quedaron acá en Chile.
Eduardo Peralta, por ejemplo, uno de los solistas iconos del Canto Nuevo -quien si bien era del mundo universitario-, partió tocando en la peña Doña Javiera.
Y así con tantos; Santiago de Nuevo Extremo también tocaba en peñas de Santiago y una peña de Villa Alemana emblemática, la Peña Magisterio. Y después viene la etapa del Café del Cerro, que es posterior a las peñas, y algunas sobrevivieron, por ejemplo la Kamarundi, la Casona de San Isidro, etc.
Después, cuando el Canto Nuevo ya a fines de los 80 estaba en auge, a muchos se les olvidó que a fines de los 70 e inicios de los 80 estaban los artistas de las peñas, que resistieron los peores años de la represión, según creo, porque eran bombardeados, allanados, etc.
En una entrevista me decían que ellos eran los “inxiliados”; los que vivieron un exilio dentro de Chile, y a ellos se les debe un reconocimiento. Era muy difícil hacer cultura en ese momento y el libro también es un homenaje a ellos. Nosotros, como autores, siempre dijimos que el libro era un homenaje para los héroes y las heroínas que lucharon contra la dictadura con un arma tan bonita como el arte y la cultura.
- Se habla, y es evidente, de que los primeros años de la dictadura hubo un bajón cultural, que en aspectos masivos se apagó la cultura. Pero de alguna manera las peñas no se da esto. Hay espacios que resisten, quizás pequeños, pero donde se hacía mucho arte. De hecho en las peñas no sólo había música, sino que también teatro, humor, danza, etc.
- Claro. Eran como casas de la cultura. Se habla mucho del término 'apagón cultural' de los primeros años de dictadura pero yo creo que o no hubo un apagón como tal, o hubo un contra-apagón, ya que lo que estaba pasando abajo, en lo marginal, era un movimiento con una fuerza extraordinaria. No hay que olvidar que si bien nosotros investigamos las peñas de Santiago y algunas de la periferia metropolitana, en realidad hubo peñas por todos lados. También ahí la Iglesia Católica cumplió un rol fundamental en facilitar las capillas para que artistas se presentarán e hicieran actos solidarios.
"Siento que hubo muy pocos puentes entre la generación que se fue al exilio, y que volvió, y los artistas que se quedaron acá. De hecho, hay muy pocas colaboraciones entre ellos. Yo me acuerdo de pocos, como Luis Lebert con Santiago del Nuevo Extremo e Inti Illimani, y José Seves que cantan en una canción de Schwenke y Nilo, en una canción que se llama Siempre que yo vuelvo. Fueron muy escasas las colaboraciones entre ambos movimientos".
Y quiero resaltar lo que dices, porque efectivamente no era solo música. Ahí la peña Kamarundi era un ejemplo de eso, porque El Tilusa hacía un espectáculo que algunos califican como un monólogo; le decían el Caballero del Humor Triste, donde mezclaba la comedia, el teatro y la música. Y en esa peña había espacio para la pintura, los artistas llevaban sus esculturas, también se presentaron obras de teatro.
Y ojo que no todas las peñas eran de izquierda. Nosotros calificamos algunas peñas como blancas, las no comprometidas políticamente, como la peña de Pepe Ortega, por dar un ejemplo, cerca del cerro Santa Lucía.
- A propósito del homenaje que hicieron este viernes a Nelson Schwenke, en la esquina donde falleció atropellado en Providencia, hay varios artistas de esta época que han quedado un poco más olvidados, a diferencia de los del 60, que volvieron a Chile tras el exilio y les fue bien. En cambio artistas que tuvieron éxito en las peñas, me da la impresión que no tuvieron tanto éxito en democracia...
- Bueno, Marcelo Nilo lo ha dicho muchas veces, que ellos han sido marginales en dictadura y en democracia. Se relaciona con tu pregunta, porque estos espacios que se abrieron en democracia, se abrieron de manera desigual. Lo mismo con Schwenke y Nilo y muchos otros, que no tuvieron muchos espacios ni en la tele ni en otros medios de comunicación.
No le dieron tribuna a este tipo de música, y además espacios alternativos como el diario La Época, Fortín Mapocho, etcétera, ya no existían. A mi en lo personal me parece sumamente injusto, porque para mi es el grupo más emblemático del Canto Nuevo, y en lo particular me hicieron creer en un mundo mejor.
Además, siento que hubo muy pocos puentes entre la generación que se fue al exilio, y que volvió, y los artistas que se quedaron acá. De hecho, hay muy pocas colaboraciones entre ellos. Yo me acuerdo de pocos, como Luis Lebert con Santiago del Nuevo Extremo e Inti Illimani, y José Seves que cantan en una canción de Schwenke y Nilo, en una canción que se llama Siempre que yo vuelvo. Fueron muy escasas las colaboraciones entre ambos movimientos.
Comentarios
Soy de la época, pese a lo
Yo asiria a esas peñas cuando
Hola Lissette, yo fui
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