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Sábado, 9 de Agosto de 2025
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Israel pierde fuerza bajo los lentes del siglo 21

Andrés Almeida

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Torre de Gaza derribada por el fuego israelí. Alojaba la sede de la agencia AP de noticias.
Torre de Gaza derribada por el fuego israelí. Alojaba la sede de la agencia AP de noticias.

La balanza de la opinión pública de Estados Unidos y Europa históricamente se ha inclinado por la causa israelí, pero eso está cambiando con fenómenos relativamente nuevos como Black Lives Matter, los cuales sintonizan con las vivencias de los palestinos.  

Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado lunes 24 de mayo, y ahora se comparte para todos los lectores.

El actual conflicto palestino-israelí está resultando inédito en un campo tal vez impensado: la opinión pública mundial.

Si bien en Latinoamérica y en Chile siempre ha sido fuerte la corriente de opinión favorable a la causa palestina, como resultado de las luchas de descolonización del siglo 20, en Europa y Estados Unidos -por el contrario- la postura israelí gozó de gran fuerza, como respuesta ante la culpa europea por el Holocausto, y por convertir a Israel en la carta de Occidente en la contención del Medio Oriente árabe, más bien pro soviético y luego islamista.  

Sin embargo, hoy la causa palestina comienza a cobrar mayor vigor entre estadounidenses y europeos. 

Es lo que plantea The Washington Post en su artículo Cómo Black Lives Matter cambió el debate en Estados Unidos sobre el Medio Oriente. donde Sean Sullivan y Cleve R. Wootson Jr. exploran los efectos en la opinión pública de Estados Unidos -y en el Partido Demócrata- de la corriente de pensamiento anti opresiva, que despertó del movimiento en defensa de los afrodescendientes, y que -por asociación- ha producido las simpatías por los padecimientos palestinos. 

Según los autores, lo que se está desarmando ahora es la capacidad de quienes apoyan a Israel de poner a Hamas en frente, como el antagonista de los hechos, bajo el rótulo de terrorismo, con lo que emerge con fuerza la comparación entre afrodescencientes y palestinos, como ciudadanos de segunda clase.

Esto en un escenario en que las imágenes de los resultados de las represalias israelíes corren libre y profusamente a través de los teléfonos celulares, tal como pasó durante la fuerte represión policial que sufrieron los afrodescendientes en las protestas por el asesinato de George Floyd. Al respecto, es interesante el artículo de Vox; La intifada de TikTok, en el cual Alex Ward muestra la fuerza que han tenido las herramientas online desde la perspectiva palestina, al punto que -juzga el autor- Israel está cerca de perder el control de la narrativa pública sobre el conflicto.

Lo que se está desarmando es la capacidad de quienes apoyan a Israel de poner a Hamas en frente, como el antagonista de los hechos, bajo el rótulo de terrorismo, con lo que emerge con fuerza la comparación entre afrodescencientes y palestinos, como ciudadanos de segunda clase.

En una línea similar escriben Elizabeth Dias y Ruth Graham en The New York Times el artículo El conflicto de Gaza aviva la "crisis de identidad" de los jóvenes judíos estadounidenses. En este, se refleja el conflicto que hoy cruza el liberalismo estadounidense, en las conciencias de aquellos judíos que sostienen ideas de izquierda asociadas a los debates del siglo 21. 

Del artículo se puede decir que la principal tensión que se da en estos jóvenes judíos, es entre la formación que recibieron de las generaciones anteriores -para quienes la existencia de Israel no era algo dado, por lo que la alineación con el país es percibida como algo de supervivencia-, y sus posturas más bien liberales y de izquierda, en un contexto post Donald Trump, cuya alianza con Benjamin Netanyahu produce escozor.

Jonathan Freedland, un periodista británico que suele escribir en The Guardian y The Jewish Chronicle, advierte en el periódico ingles que Israel debe tomar nota de que el peso de la opinión se le está volviendo en contra. Freedland se pregunta por qué figuras de la cultura popular, como cantantes y futbolistas, adhieren a la causa palestina, mientras desconocen otros oprimidos que sufren bajas en mayores números, como los uigures musulmanes en China, los también musulmanes asesinados en Myanmar, o las víctimas de los régimenes sirio, saudí, yemení y etíope. 

El periodista dice que esto es así porque hay mayor prensa atenta a lo que pasa en Israel, Gaza y Cisjordania, pero que más importante es fijarse en las consecuencias de esta atención. Y estas consecuencias son que en Estados Unidos crece la corriente de opinión demócrata pro palestina. "No menos sorprendente que Alexandria Ocasio-Cortez calificando a Israel de un "estado de apartheid" fue la decisión de esta semana de demócratas pro-israelíes en el Congreso para retrasar la transferencia de un paquete de armas a Israel", escribe Freedland. 

"Aquellos de nosotros que hemos condenado durante mucho tiempo la ocupación siempre argumentamos que si Israel no hacía lo correcto y no ponía fin [a la ocupación], eventualmente sería calificado de estado paria. Si las últimas dos semanas van hacia una dirección, ese día se acerca", concluye.

Este giro de la opinión pública de países aliados de Israel se produce, paradojalmente, cuando el poder de Israel se volvía incontrastable y su existencia un hecho de la causa. 

Este giro de la opinión pública de países aliados de Israel se produce, paradojalmente, cuando el poder de Israel se volvía incontrastable y su existencia un hecho de la causa. Esto, dado su éxito diplomático de acercarse a países como Emiratos Árabes, Bahrein, Rusia e India, su gran poderío militar, ejemplificado en el Domo de Acero con que repelió los ataques misilísticos de Hamas y en el haber logrado una economía próspera e innovadora, capaz de atraer a muchos países y aliados. Sin embargo, advierte Fareed Zakaria, en The Washington Post, en la columna de opinión La única forma de resolver el problema israelí - palestino, Israel deberá ceder un Estado Palestino porque no podrá continuar con el estatus quo que le ofrece su nuevo poder (nunca fue tan grande durante el siglo 20), por razones morales y si es que quiere ser considerado un estado liberal.

Pese a lo que opina Zakaria, para otros pensadores, lo que muestra esta fase del conflicto es que se agotó la idea de dos estados. Al respecto, es interesante el artículo de The New Yorker: El Sionismo liberal se mueve hacia la izquierda en el conflicto israelí-palestino, el cual parte refiriendo a dos ensayos de Peter Beinart, un sionista de izquierda, editor de The New Republic, quien postula a la idea de crear un solo estado multinacional, que acoja en igualdad de condiciones a palestinos y judíos en el territorio de Israel, Gaza y Cisjordania. Según Beinart, los palestinos también tienen derecho a volver a casa.

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