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Domingo, 24 de Agosto de 2025
Beijing 2022

Juegos Olímpicos de Invierno reviven nacionalismo en China y sus vecinos asiáticos

Lissette Fossa

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A la derecha, una mujer viste con un Hanbok, traje tradicional coreano, durante la inauguración de Beijing 2022.
A la derecha, una mujer viste con un Hanbok, traje tradicional coreano, durante la inauguración de Beijing 2022.

Las tensiones de China con Taiwán y las acusaciones de violaciones a los derechos humanos en contra de la etnia uigur son temas que China intentó evitar los primeros días de competencia. Ahora, sus voceros han respondido de manera más confrontacional, mientras se observa un auge del nacionalismo en la población china, lo que también ha provocado roces con la delegación coreana.

Aunque los juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 finalizaron este domingo 20 de febrero cumpliendo con las expectativas del Comité Olímpico Internacional (COI), y también de China, lo cierto es que deja un velo de ansias nacionalistas y acalorados debates entre internautas de diferentes países asiáticos y también entre figuras políticas. Las polémicas escalaron a la política e hicieron que países países asiáticos revivieran ciertas tensiones diplomáticas, en una zona con un pasado aún marcado por las guerras del siglo XX. Todo esto, con el telón de fondo de China ya como una potencia mundial y poderosa por sobre el resto de sus vecinos, lo que cambia el panorama respecto a conflictos pasados.

Una de las primeras polémicas fue la aparición del traje tradicional de Corea, el Hanbok, en el acto inaugural. Los coreanos lo interpretaron como una apropiación cultural de un traje del cual están orgullosos, además porque el debate sobre si el origen del hanbok es chino o coreano no es nuevo entre ambos países. Lo mismo ha pasado en otras ocasiones con el sombrero gat, tradicional de la época de la dinastía Joseon de Corea (1392-1897), que es similar a otros sombreros que se usaron en China. 

La aparición del hanbok en el acto inaugural sólo despertó las críticas de los internautas coreanos, en paralelo a la defensa acérrima de los internautas chinos. El tema escaló a la política. El candidato presidencial del partido gobernante de Corea, Lee Jae-myung, pidió a China “no codiciar la cultura” de su país.

Los roces crecieron con la competencia deportiva, en especial con las carreras de patinaje, deporte especialmente popular en la República de Corea. Los patinadores de pista corta, Hwang Dae-heon y Lee June-seo, fueron descalificados el pasado 7 de febrero por “contacto ilegal” en las semifinales de mil metros. Tras esta descalificación, los patinadores chinos se llevaron el oro, a pesar de que los surcoreanos llegaron primero a la meta. La delegación coreana apeló al COI por esta decisión, pero ya las redes estaban en llamas con esta decisión, lo que llevó incluso a que un insulto a los chinos llegase a ser trending topic en Twitter en Corea.

Este hecho incluso salpicó a la estrella de la música coreana. Kim Namjoon, líder de la banda coreana BTS, quien posteó en las stories de su cuenta de Instagram su apoyo al patinador Hwang, lo que fue generó que gran cantidad de fans chinos le criticaran e insultaran en las redes sociales oficiales del grupo. Dos días después, el gesto del patinador coreano Cha Min-kyu de “limpiar” el podio antes de subirse para recibir la medalla de plata volvió a reventar las redes chinas de críticas a su vecino del sur. 

Lo que parece una sobrerreacción de los chinos viene a mostrar los fuertes vientos nacionalistas en la región. Y también las tensiones que se mantienen debido al interés de China por ampliar su esfera de influencia en su “vecindario”, mientras Estados Unidos, aliado histórico de Corea y con bases militares en Japón después de la Segunda Guerra Mundial, busca detener, o al menos, observar de cerca este crecimiento. A esto se suma la tensión en alza con respecto a Taiwán, zona que China considera un territorio rebelde, mientras que Estados Unidos apoya su independencia.

Con respecto a Corea del Sur, las relaciones se han ido tensando desde 2017, cuando Seúl decidió adoptar un plan de instalación de una base antimisiles de Estados Unidos en su territorio. Tras esta iniciativa, China respondió con represalias económicas no oficiales y una fuerte respuesta de boicot a los productos coreanos de parte de los consumidores chinos, a pesar de ser uno de sus principales aliados económicos. Por meses, incluso música y programas de televisión coreana se dejaron de emitir en China.

“Tenemos que darnos cuenta del hecho de que los intercambios culturales y entre pueblos entre China y Corea han quedado muy rezagados con respecto a nuestros estrechos lazos económicos, lo que indirectamente obstaculizó el fortalecimiento de la confianza política mutua”, escribió en su blog el académico Yang Yanlong, académico de la Universidad de Shandong en China, según informó el Washington Post.

Las críticas nacionalistas no sólo han sido apuntadas hacia los vecinos de China, también sus propios deportistas se han visto bajo la fuerte presión por representar a una potencia en auge. La patinadora china Zhu Yi es hija de padres chinos, aunque se crió en Estados Unidos. De todas formas, decidió competir por China en estos juegos y era una de las favoritas para la competencia de patinaje artístico. Sin embargo, sufrió varias caídas en sus presentaciones, lo que además de alejarla del medallero olímpico, hizo que redes sociales chinas como Weibo se llenaran de críticas a la deportista, muchas de ellas enfocadas en la vergüenza que Zhu Yi habría hecho pasar a su país y en su poco manejo en el idioma mandarín. 

Por otro lado, los chinos no han dejado de alabar a la deportista Ailing Gu, esquiadora que ya logró una medalla de oro y una de plata en estos juegos olímpicos. Ailing, quien vivió toda su vida en Estados Unidos, decidió representar a China, país donde es cada día más popular. Gu no sólo aparece en decenas de publicidades en el gigante asiático, sino que también es modelo de marcas de lujo y una de las favoritas de la prensa china. 

Las presiones a los deportistas chinos no son nuevas, pero se han acrecentado debido a la influencia de los cibernautas chinos, que aumentan día a día y que utilizan de manera masiva redes como Weibo. El año pasado, los integrantes del equipo de dobles mixtos de tenis de mesa de China se disculparon públicamente por haber conseguido la medalla de plata y no de oro en los juegos de Tokio 2020. En esa ocasión, el oro se lo llevó Japón, en un deporte que los chinos han dominado por años. Esto hizo estallar las redes sociales y la prensa china, que consideraban “antipatriota” el resultado.

"Los llamados 'pequeños rosados', o jóvenes con fuertes sentimientos nacionalistas, tienen una voz desproporcionada en línea. En parte, esta voz se amplifica porque las críticas legítimas al Estado son cada vez más inaceptables", dijo a la BBC Mundo Jonathan Hassid, experto en ciencias políticas de la Universidad Estatal de Iowa.

Más tensiones políticas

El 4 de febrero se inauguraron estos Juegos Olímpicos de invierno, en medio de llamados a boicotear los juegos de China debido a la situación de la etnia uigur, en la provincia de Xinjiang, de mayoría musulmana, quienes han sido reubicados en “centros de desradicalización” donde distintos organismos de derechos humanos y el mismo Estados Unidos han denunciado que se producen violaciones a sus derechos fundamentales y trabajos forzados. Desde el año pasado, varias marcas de ropa han descartado comprar algodón a China, por supuestamente provenir de estos lugares y de mano de obra uigur.

China insiste en señalar que no se han cometido violaciones a los derechos humanos en la zona y que estos centros son educativos y para capacitaciones.

Las críticas al país asiático se reforzaron en 2019, tras la fuerte represión que sufrieron los jóvenes que protestaron por meses en Hong Kong, que exigían apertura democrática en la zona.

El 28 de enero, 243 organizaciones civiles, encabezadas por Human Rights Watch, llamaron a boicotear los juegos, mientras que países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Japón, miembros de la Unión Europea, entre otros, decidieron no enviar a sus delegaciones diplomáticas a la inauguración de Beijing 2022. Por su parte, el líder ruso Vladimir Putin asistió en persona, en una clara señal de acercamiento con su vecino asiático, que incluyó el respaldo a China respecto a Taiwán.

“La actitud sobre las percepciones globales de la China de Xi Jinping es más bien así: sufrimos 100 años de humillación durante el siglo XX, nuestro tiempo ha llegado y el resto de ustedes deberá acomodarse mientras ascendemos al lugar que nos corresponde en el escenario mundial”, escribió hace unos días el periodista de la BBC,Stephen McDonell, cuando comparaba la actitud de Beijing en estos juegos en comparación con los del 2008.

China ha impuesto fuerte seguridad en las cercanías de las villas olímpicas, pero también ha advertido a los medios de comunicación sobre impedir cualquier espacio para hacer mención al tema uigur o de Hong Kong. 

De paso, la eficacia y la disciplina china han logrado que su estrategia “cero covid”, con cientos de exámenes al día para las delegaciones olímpicas y trabajadores, haya surtido efecto. Ante tamaña eficiencia, el COI ha optado por apoyar a China en el desarrollo de los Juegos Olímpicos.

“Los críticos de China, los activistas por los derechos humanos y laborales y otros han acusado al comité de no presionar al mandatario para que cambie las políticas cada vez más autoritarias del país. Sin embargo, eso da por hecho que el comité puede ejercer alguna influencia”, advirtió el New York Times en un reportaje de enero de este año.

Las tensiones crecientes entre Taiwán y China y también con países como Corea del Sur y Japón, aliados de Estados Unidos, han generado que se haga inevitable que la prensa extranjera se refiera al tema durante los juegos o en las conferencias de prensa. La misma esquiadora Ailing Gu fue cuestionada sobre la polémica respecto al trato de la etnia uigur y sobre si mantenía aún la ciudadanía estadounidense al optar jugar en representación de China. Gu decidió eludir la respuesta, mientras que los políticos chinos insisten en la inocencia de su país y que las críticas se originan en el interés de potencias como Estados Unidos por frenar el desarrollo chino. El discurso ha terminado reavivando el nacionalismo de sus ciudadanos.

Tras evitar responder las preguntas, esta semana los voceros chinos han optado por replicar enfáticamente con el discurso oficial de su país, sobre todo respecto a Taiwán. “Lo que quiero decir es que solo hay una China en el mundo”, dijo el portavoz del comité organizador Yan Jiarong. Sobre las violaciones a los derechos humanos del pueblo uigur, respondió que eran noticias “basadas en mentiras”.

En tanto, durante esta versión de los juegos las transmisiones oficiales se refieren a Taiwán como “Taipei chino” y evitan pronunciar el nombre del país, que sólo llevó a cuatro deportistas a participar.

Las tensiones respecto a Taiwán y con Estados Unidos han crecido desde que éste último reafirmara su compromiso de proteger a Taiwán, en 2021. Tras esta declaración, China respondió con una breve incursión de un grupo de aviadores en el espacio aéreo taiwanés. Estados Unidos, por su parte, tiene tropas entrenando en la isla desde hace más de un año y le interesa mantenerse como aliado de Taiwán en Asia Pacífico, donde ha perdido influencia en los últimos años, frente a la hegemonía china.

“Nadie debe subestimar la determinación y la capacidad del pueblo chino para salvaguardar su soberanía e integridad territorial”, fue la advertencia que en octubre pasado dio el vocero de Relaciones Exteriores de China, Wan Wenbin.

Otro flanco que complicó a China en estos juegos fue la situación de la tenista china Peng Shuai, quien acusó vía redes sociales a un influyente político chino de haberla acosado sexualmente. El gobierno chino respondió con la censura a su cuenta y por días no se supo de Shuai, hasta que el COI logró contactarse a través de una video llamada con ella, aunque tras ese episodio no se le volvió a ver públicamente. El supuesto acosador fue parte del comité de preparación de estos juegos de invierno.

Los temas de género y las demandas feministas son una fibra sensible para el Partido Comunista Chino, nacionalista y sumamente patriarcal. Ya en 2021 varias cuentas de feministas fueron eliminadas de Weibo, y una fuerte campaña comunicacional contra conocidas feministas alentó el discurso de que sus cuestionamientos generaban un daño al desarrollo del país y a la imagen de China en el exterior. El nacionalismo, en esa ocasión, fue una herramienta para desprestigiar a las activistas. Una historia que parece volver a repetirse en Beijing 2022.

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