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Sábado, 24 de Mayo de 2025
Newsletter The Peer Review

La crisis del agua

Ricardo Martínez

Este artículo es parte de nuestro newsletter exclusivo The Peer Review de ciencia, tecnología y academia, el que ahora se comparte para todo público.

De acuerdo con datos de la Universidad de Chile, “Chile actualmente se ubica en el número 18 de 164 países con estrés hídrico. Existe un aumento en la demanda de agua en la agricultura, estructuras productivas altamente dependientes de este recurso, efectos del cambio climático que aumenta la vulnerabilidad del país, entre otras”.

No se trata, por cierto, de una noticia nueva; desde hace lustros diversas organizaciones internacionales de científicas y científicos, agencias gubernamentales y la sociedad civil están abogando porque se reconozca tanto a la crisis climática como a la crisis hídrica como los desafíos más urgentes que enfrenta la especie humana en este inicio del Tercer Milenio.

Para abordar en detalle este tema The Peer Review consultó a un especialista en la materia, Simón Bruna, Ingeniero Civil Bioquímico, Consultor en temas ambientales y miembro de Alliance for Water Stewardship.

TPR: La crisis hídrica que ha empezado a hacerse más reconocible en Chile por la ciudadanía -sobre todo en este inicio de 2022- tiene evidentemente causas vinculadas al cambio climático del que han estado alertando por décadas personas especialistas muy en particular en revistas de corriente principal. ¿Cuáles son esas causas, como para comenzar la conversación?

Simón Bruna: “Efectivamente lo que estamos percibiendo como “fenómenos climáticos extremos”, que es como llaman los especialistas a los largos periodos de sequías, por una parte, e inundaciones, por el otro, son consecuencias del cambio climático.  Del IPCC ya ha señalado en sus informes que este cambio es de origen antropogénico, es decir, de la especie humana”.

“Podemos decir que este proceso comienza junto con la revolución industrial, momento en que Watt desarrolla uno de los primeros equipos para transformar energía en trabajo: la máquina a vapor.  Para ello, la máquina requería como combustible el carbón.  A lo largo de los años, producto de los procesos de migración campo-ciudad que desató la industrialización, se fueron desarrollando nuevas tecnologías que tenían como base la transformación energética de combustibles fósiles.  Por ejemplo, el transporte es un gran consumidor de energía, como también las ciudades, en sus requerimientos de calefacción y climatización de espacios”.

“Así, el origen está en nuestras necesidades como seres humanos que vivimos en este planeta, y cómo las hemos ido resolviendo hasta ahora”.

TPR: ¿En “Colapso”, Jared Diamond, hace ya unos tres lustros señalaba -más allá de las críticas que ha recibido el enfoque de sus libros- que la gestión del agua era uno de los elementos críticos para la supervivencia de las civilizaciones y de las ciudades. ¿Cuáles son esos desafíos en un planeta en que el aumento de la población y de la vida urbana ha alcanzado ya casi las ocho mil millones de personas este 2022?

Simón Bruna: “En la península de Yucatán, donde se desarrolló una gran civilización, existen los denominados “cenotes”, que son “hoyos con agua” (en lengua maya).  Habría alrededor de 7000 cenotes en la península.  Cito esto porque alrededor de cada cenote se desarrolló un pueblo.  Todo desarrollo humano necesita tener acceso a agua dulce. Por tanto, el aumento de la población y la escasez de agua ponen de manifiesto una alerta, sobre todo en un contexto de cambio climático”.

“Antes de hablar de los desafíos, me gustaría comentar que la forma en que la naturaleza nos provee de agua dulce es por medio de lo que se denominan “cuencas hidrológicas”, que son territorios drenados por ríos (para decirlo en simple) y que consideran el movimiento de aguas subterráneas.  Todas las ciudades y asentamientos de población se sitúan gracias a que estas cuencas hidrológicas han “soportado” el uso que le damos al agua, desde el consumo humano hasta procesos productivos.  Estas cuencas se alimentan principalmente de lluvias, y ante el déficit de lluvias de forma prolongada, es que estamos en una situación de estrechez hídrica en determinadas cuencas”.

“Luego, a tu pregunta sobre cuáles son los desafíos en un planeta en que aumenta la población, y que por ende habrá una disputa entre distintos usuarios de las aguas de una misma cuenca, te diría que el principal desafío está en gestionar adecuadamente estas cuencas, de forma integral, de modo que todos los usuarios del agua puedan tomar decisiones teniendo conciencia en los escenarios actuales y futuros. Y a un nivel más micro, pues lo anterior requiere de un cambio de paradigma y del diseño e implementación de políticas públicas, sin duda que el desafío inmediato que tenemos todos los usuarios de agua es hacer un uso eficiente y racional del agua”.

TPR: La gestión del agua es un problema hipercomplejo de ingeniería, infraestructura, iniciativas estatales, así como públicas y privadas. ¿Hasta que punto, y de qué modo, la articulación de dichas instancias debe realizarse en los dos contextos mencionados, esto es, el cambio climático y necesidades crecientes de recursos hídricos a inicios de la tercera década del Tercer Milenio?

Simón Bruna: “La respuesta que se ha dado desde la ingeniería es haciendo un “balance”, entre las necesidades de agua, y la oferta de la misma.  Habiendo oferta de agua, se proyectan una serie de obras para disponibilidad el agua dulce a la población.  De esto ya sabemos, por ejemplo, con los grandes acueductos romanos, donde el problema a resolver era acercar el agua a los puntos de uso o consumo”.

“El problema que estamos viendo es que ya no tenemos tanta agua dulce disponible.  Entonces, como respuesta a un nuevo problema, la ingeniería está dando una solución: más oferta por medio de la tecnología. Y es aquí donde aparecen las “nuevas fuentes de agua”, como son las desalinizadoras de agua de mar, que son instalaciones para producir agua dulce a partir del agua salina”.

“Sin embargo, esto no basta o más bien dicho, se puede complementar con un cambio de paradigma apalancado en la economía circular. Existe tecnología para que las aguas residuales de distinto tipo puedan ser reutilizadas, y romper de esta forma la “linealidad” de la economía en cuanto al uso de este recurso natural.  En lugares como California o Singapur, donde llevan años gestionando agua en situaciones de escasez o sequía, las aguas residuales son reinyectadas a los acuíferos luego de ser sometidas a procesos de depuración avanzados.  Soluciones pueden haber muchas otras”.

“En cuanto a la necesidad creciente de recursos hídricos, ahí hay un gran tema como te señalaba antes.  Debemos ser conscientes en que la disponibilidad será menor en algunas zonas, por lo que el uso eficiente del agua es una condición base para el presente y futuro. Y para ello, tener conciencia del uso del agua, tanto de forma directa como indirecta”.

TPR: Sería importante hablar del caso de Chile. Se sabe que Chile dispone de reservas de agua dulce muy voluminosas sobre todo en las regiones del sur, pero, al mismo tiempo, la extensión longitudinal del país, así como las diferentes necesidades a lo largo de dicha extensión varían. ¿Se requiere hablar mejor de una crisis del agua que tiene diversas intensidades en Chile región por región y provincia por provincia?

Simón Bruna: “Así es, hay que hablar del tema no sólo región por región, o provincia a provincia, sino que tenemos que llegar a la escala más pequeña y no en términos administrativos, sino ecosistémicos.  Esta escala es la cuenca.

“Sólo llegando a ver el problema a nivel de cada cuenca podremos diseñar estrategias y soluciones sostenibles para todos los usuarios”.

TPR: Los movimientos sociales que han puesto énfasis en esta crisis han sido muy importantes también en su difusión en relación con la opinión pública, piénsese como un ejemplo muy palmario, en el caso de “No Alto Maipo”. ¿Cuál es el papel que juega la sociedad civil en esta crisis y, sobre todo, cuál es o debe ser su impacto en la toma de decisiones macro, en cuanto a grupos de interés (stakeholders)?

Simón Bruna: “La sociedad civil ha cumplido un rol importante en la visibilización de esta amenaza y sus consecuencias.  Hay zonas rurales donde la escasez hídrica está afectando significativamente los estilos de vida y costumbres de quienes se han visto perjudicados por no tener acceso a agua dulce, tanto para su uso en hogares como para sus actividades de subsistencia.  En otras, la competencia por los usos del agua disponible en una cuenca podrá generar conflictos.   La participación de la sociedad civil en la toma de decisiones podrá dar legitimidad a las estrategias que se desarrollen de forma - valga la redundancia - participativa, sin embargo, esto significa un gran desafío: poder dialogar en torno a la temática del agua, de la situación actual y futura, atendiendo las preocupaciones legítimas de todos los actores de una cuenca”.

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