Las leyendas tradicionales japonesas han sonado en los medios nacionales durante esta semana, tras el hallazgo, en las costas de Arica, de un pez remo de cerca de seis metros de largo, animal que puede habitar hasta en los mil metros de profundidad en los océanos. El hecho de que sea inusual avistar a este pez y su impresionante tamaño y forma,- achatada, extremadamente larga y sin escamas-, generó noticia de por sí. A esto, se sumó el mal augurio que según las leyendas japonesas traería este pez, relacionado tradicionalmente a terremotos en una isla tan sísmica como Japón.
Para empezar, hay que tener en cuenta que este pez remo se le relaciona con diferentes leyendas japonesas, no sólo con una, y por lo tanto su rol y significado cambia dependiendo de la leyenda.
Son varias las leyendas niponas que hablan sobre animales como el pez remo, sin embargo, no siempre son portadores, según estos relatos, de malas noticias.
Para empezar, hay que tener en cuenta que este pez remo se le relaciona con diferentes leyendas japonesas, no sólo con una, y por lo tanto su rol y significado cambia dependiendo de la leyenda. En general, los relatos también se modifican dependiendo de las regiones o ciudades de Japón desde donde se narran estos cuentos.
Uno de los relatos relaciona al pez remo con el palacio bajo el mar, bautizándolo Ryugu no tsukai, “el mensajero del dios del mar”. Es aludido en una leyenda sobre Watasumi no kami (el dios del mar o el dios del palacio del mar) que se ha contado en todo Japón desde hace siglos. Hay varias historias relacionadas a este dios y su palacio, que se encontraría en lo profundo del océano. Una es Ryugu Urashimataro. Urashimataro llega a este castillo sobre el lomo de una tortuga que le salvó la vida. En ese palacio, custodiado por diferentes seres, incluyendo los peces remo, se podía experimentar en cada una de sus cuatro esquinas cada estación del año. Allí, el paso del tiempo era distinto: un día en el palacio era equivalente a decenas y hasta cientos de años en el mundo terrestre.
Otra leyenda nipona habla de que el palacio es el hogar de Otohime, “Princesa Dragón de los Mares”, hija del dios Ryugu, Dios Dragón de los Mares. Otohime se casa con Hoori, quien se enfrenta a su hermano, un hombre codicioso. Tras vencer y perdonar a su hermano, Hoori vuelve a su hogar terrestre con la princesa, quien estaba a punto de dar a luz. La princesa sólo le pidió a Hoori que no mirara el parto, sin embargo la curiosidad le ganó al hombre, que vio cómo la mujer se transformaba en aterrador dragón ( en algunas versiones, en un monstruo marino, muy similar al pez remo). Avergonzada, la mujer abandonó a su esposo y al recién nacido y volvió a esconderse en el palacio bajo el mar.
Muchos japoneses y estudiosos del folklore de la isla también relacionan la forma del pez remo con la del personaje Jinja Hime, una criatura marina, con aletas, con forma parecida a una serpiente, pero con cabeza de mujer.
Tras la publicación de la historia de Jinja Hime, prosperaron otras leyendas parecidas de profecías hechas por criaturas conocidas como yokai. Los yokai son seres sobrenaturales del folklore japonés, con cuerpos mitad humanos y mitad animales.
Jinja Hime fue avistada por primera vez en 1819,- época conocida como el período Edo-, por el estudioso Katō Ebian. El encuentro lo plasmó en su libro Waga Koromo, donde cuenta que la criatura le dijo: “Soy un mensajero de Ryugu, llamada Jinja Hime. Durante los próximos siete años habrá una cosecha excelente. Después de eso, habrá una epidemia de cólera. Sin embargo, los que ven mi imagen podrán evitar las dificultades, y en su lugar tendrán una larga vida”.
Claro que el autor salió beneficiado de esta leyenda, porque por un módico precio, su libro incluía una ilustración de Jinja Hime para proteger a quienes la tuvieran. Muchos creen que el autor hizo referencia al pez remo para describir a Jinja Hime.
Tras la publicación de esta historia, prosperaron otras leyendas parecidas de profecías hechas por criaturas conocidas como yokai. Los yokai son seres sobrenaturales del folklore japonés, con cuerpos mitad humanos y mitad animales, más poderosos que los mortales y con valores diferentes. Algunos de ellos conviven pacíficamente con las personas, mientras otros se refugian en la naturaleza.
En ocasiones se le confunde al pez remo o Ryugu no tsukai con Namazu, pez legendario que en vez de anunciar terremotos, los genera. Namazu es ilustrado como un pez gato gigante, con características físicas muy distintas al pez remo. Namazu, así como nada entre las aguas profundas, también lo haría en las profundidades de la tierra, lo que provocaría los sismos, especialmente por el movimiento de su poderosa cola.
Pero Namazu no sólo era sinónimo de destrucción y tragedias, también está asociado a la buena fortuna y una especie de redistribución de la riqueza. Y es que así como los terremotos implicaban un desastre, eran una oportunidad para muchas personas de clases bajas, ya sea para trabajar en el comercio u otra oportunidad laboral, mientras los ricos lamentaban sus pérdidas.
“Esta idea se hizo especialmente popular después de una serie de terremotos en el Período Edo (1600-1868 CE) que muchas veces redujeron a los que tienen al nivel de los que no tienen y les dio a los pobres una oportunidad momentánea de mejorar su suerte en el caos que inmediatamente siguieron tales desastres. La idea de yo-naoshi incluye la esperanza de que los pobres hereden la riqueza de los ricos y esta inversión de roles ha significado que Namazu a veces se asocia con la buena fortuna, o más específicamente con una fortuna temporal”, explica la Enciclopedia de Historia Mundial en su web.
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Bueno
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La forma del tratamiento de
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