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Jueves, 18 de Abril de 2024
Crisis hídrica

Las objeciones que Aguas Andinas hizo a Alto Maipo y que olvidó luego de firmar un convenio millonario a 40 años plazo

Diego Ortiz
Maximiliano Alarcón G.

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Foto: Nueva Minería
Foto: Nueva Minería

En un informe de 2008, Aguas Andinas cuestionó el proyecto Alto Maipo por su impacto sobre el servicio de agua para los más de 7 millones de usuarios en la Región metropolitana. Pese a ello, tres años después, la sanitaria firmó un contrato con la controladora del proyecto hidroeléctrico.

Admision UDEC

Durante tres años, entre 2008 y 2011, la relación entre el Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo (PHAM) y Aguas Andinas no fue del todo buena. En un comienzo, los intereses del PHAM, un proyecto hidroeléctrico que busca producir energía utilizando aguas de la cuenca del río Maipo, chocaron con los de la empresa sanitaria Aguas Andinas, responsable de suministrar agua potable al Gran Santiago y, en consecuencia, dueña de una gran cantidad de derechos de agua en la misma cuenca que Alto Maipo busca utilizar.

La disputa entre el proyecto y la sanitaria terminó el 2011 con la firma de un convenio entre Aguas Andinas y AES Gener, empresa controladora del proyecto Alto Maipo. El contrato consistió en la entrega de 2.5 metros cúbicos de agua por parte de Aguas Andinas para la producción de energía en Alto Maipo, agua que luego de ser utilizada se devuelve a la empresa de agua potable. A cambio, AES Gener compromete pagos anuales a partir de sus ganancias y una alternativa en cuanto al suministro de agua en casos de turbiedad del recurso hídrico en los puntos de captación de la sanitaria. 

De acuerdo a cálculos de Jack Stern, ingeniero hidráulico y miembro de la Coordinadora Ciudadana  No Alto Maipo, el acuerdo entre AES Gener y Aguas Andinas podría reportar más de US$ 900 millones a la sanitaria durante los próximos cuarenta años. 

Hoy, el contrato corre peligro, y las disputas iniciales entre la sanitaria y el PHAM sirven de antecedente para las organizaciones sociales que buscan terminar con el negocio acordado. 

Sara Larraín, directora del programa Chile Sustentable, y Marcela Mella, vocera de No Alto Maipo, presentaron una demanda en contra de Aguas Andinas y el convenio que suscribió con AES Gener, utilizando información publicada el 2008 por la misma sanitaria como parte de la argumentación de la demanda. Además, como informó Chilevisión, el convenio incluye una clausula que permite a Aguas Andinas anular o revocar el contrato si para diciembre del 2019 las turbinas generadoras de electricidad no se encuentran en funcionamiento, alternativa que la sanitaria no ha ejercido hasta la fecha a pesar de que el proyecto no se encuentra operativo.

“Durante los primeros años de la evaluación ambiental de Alto Maipo, Aguas Andinas fue un opositor importante a que la iniciativa hidroeléctrica fuera aprobada, desarrollando observaciones contundentes y técnicas”, asegura Marcela Mella. “Insistían en que la aprobación del PHAM generaría consecuencias negativas para la sanitaria, cuestión que para nosotros no era menor”, ya que las objeciones de la sanitaria presentaban argumentos importantes desde la posición de una empresa transnacional.

INTERFERENCIA tuvo acceso a las observaciones presentadas por Aguas Andinas a Alto Maipo el 2008, donde a través de cinco argumentos se resaltan los peligros del PHAM para el suministro de agua en el Gran Santiago. Parte sustancial de este documento choca con lo acordado en el contrato entre AES Gener y la sanitaria -al que este medio también tuvo acceso-, los cuales se destacan a continuación.

Contradicciones

El primer sinsabor en la relación entre el proyecto y la sanitaria llegó el 2008, a través de un documento técnico de 10 páginas y una carta firmada por su gerente general, Felipe Larraín Aspillaga. Mediante estos documentos -otorgados el 1 de julio durante la segunda presentación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del PHAM-, Aguas Andinas presentó sus reparos a Alto Maipo, específicamente por sus “efectos en el acceso de la población a infraestructura sanitaria”.

El documento aseguraba que la construcción del PHAM y su posterior operación tendría impactos significativos sobre los sistemas de vida y costumbres. Luego de explicar el objeto de la empresa, “que tiene por objeto único la producción y distribución de agua potable”, Aguas Andinas realiza una profunda crítica a la EIA de Alto Maipo. 

“EIA de PHAM dice que no presenta impactos significativos sobre los sistema de vida y costumbres de grupos humanos y, en consecuencia, no se contemplan medidas de mitigación, compensación o reparación”, reza el documento.  Al respecto, la empresa indica que “AGUAS ANDINAS no comparte esta apreciación”.

El documento continúa asegurando que, para el correcto funcionamiento de la sanitaria y el correspondiente suministro de agua potable a la capital de Chile, la empresa debe poder “utilizar sus recursos embalsados del modo que mejor cumpla su objeto social, sea descargándolo al cauce como ocurre hoy o eventualmente extrayéndolos directamente del embalse y transportándolos mediante acueductos a sus bocatomas o centros de producción y consumo”.

Dicha aseveración choca directamente con el punto 2.1, letra c) del convenio firmado con AES Gener. En éste, se acuerda que “A.A. [Aguas Andinas] se obliga a no extraer agua del Embalse El Yeso sino mediante el vertimiento de ésta al río Yeso, sea a través de su actual obra de descarga o desagüe o a través de su vertimiento”, punto que limita el modo en que la sanitaria puede hacer uso de sus derechos de agua. 

La autonomía de Aguas Andinas es otro punto que destaca la empresa en sus observaciones al proyecto hidroeléctrico, donde se estipula que “es necesario que el proyecto y sus respectivas partes no afecten de modo alguno la infraestructura sanitaria y los derechos de agua asociados a dicha infraestructura”. El documento asegura que dicha situación “no queda clara de la lectura del EIA”. 

Las reservas hídricas del embalse El Yeso presentan una alternativa al abastecimiento de agua para casos en que se presente alta turbiedad del recurso en las bocatomas de la sanitaria. Con este objetivo, ambas empresas acordaron la construcción -a costa de Aguas Andinas- de un ducto que conecta directo al embalse. Las observaciones de la sanitaria son enfáticas en cuanto a la autonomía de la empresa para con sus reservas en el yeso: “AA puede decidir extraer recursos hídricos del embalse directamente y transportarlos a centros de producción mediante acueductos especiales o existentes”. 

Sin embargo, el punto 2.2 letra a) del contrato entre AA y AES Gener viene directamente a limitar la capacidad de acción de la sanitaria en cuanto a parte de su infraestructura. “Para cualquier obra de aumento de la capacidad del Ducto, A.A. requerirá del consentimiento de GENER, que no podrá ser denegado sin causa justificada”, establece. 

Además, limita el ducto a una construcción capaz de extraer un máximo de 4 metros cúbicos por segundo, el cual según el punto 2.1 letra E podrá ser utilizado solamente durante dos días para el primer año en que entre en funcionamiento PHAM, uso que se reducirá a solamente uno para el resto del contrato. Como punto a favor de Aguas Andinas, el convenio establece que los usos del ducto podrán acumularse cuando no se ocupen durante el año, pudiendo llegar hasta 4 días de funcionamiento como máximo. 

INTERFERENCIA contactó a la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) sobre la afectación a la autonomía de la sanitaria. Ese servicio gubernamental respondió acogiéndose al punto 2.2 letra A) del acuerdo, el cual estipula que "GENER acepta que [Aguas Andinas] explotará, operará y administrará el Embalse El Yeso, de su propiedad, de acuerdo a la forma en que históricamente lo ha hecho, tomando en consideración los mecanismos de dirección y políticas propias para el abastecimiento de agua potable de acuerdo con los planes generales que [Aguas Andinas] determine y velando por la prestación de los servicios públicos de producción y distribución de agua potable”. 

Sin embargo, dicho punto se somete a los puntos ya explicitados en este artículo, los cuales apuntan a que Aguas Andinas debe contar con la aprobación de AES Gener para cualquier modificación al ducto del embalse El Yeso y su uso en caso de emergencia.

Por su parte, Aguas Andinas, al ser contactado por este medio, indicó a través de un comunicado público que “el único y principal objetivo de participar en éste es garantizar y velar porque el uso del agua para el consumo humano tenga siempre la prioridad por sobre otros usos”.

Dicho comunicado hace referencia a los mismos argumentos que presentaron inicialmente el 2008 y que presentaban a la empresa como opositora al proyecto. Independiente del cambio de postura de la empresa a través del convenio que firmó con Alto Maipo tres años después, durante ese mismo periodo ocurrieron cambios importantes en la dirección de la sanitaria que vale la pena reflotar.

El factor Luksic

En junio de 2011, el presidente Sebastián Piñera, a través de Corfo, dispuso la venta de gran parte del 29,98% de participación que tenía el Estado en Aguas Andinas, con tal de obtener fondos para la reconstrucción posterior al terremoto de 2010.

Esta movida –que significó obtener US$153 millones para el fisco a los pocos meses, según publicó El Mostrador en su momento–, fue aprovechada por Andrónico Luksic Craig, quien participó de manera bastante suspicaz en el contrato entre la sanitaria y Alto Maipo, proyecto hidroeléctrico que en el que en esos momentos aún participaba el Grupo Luksic.

Según publicó Ciper Chile en su reportaje El negocio del agua: los vacíos de la ley que disparan las millonarias ganancias de Aguas Andinas, en junio de 2011 el grupo Luksic aumentó su participación en la sanitaria comprando parte de estas acciones a través de Inversiones Arizona S.A. y el Banco de Chile.

Gracias a esta transa, el grupo Luksic pudo ingresar al directorio a Rodrigo Manubens Moltedo, uno de los ejecutivos más cercanos a Andrónico Luksic y que permanece hasta hoy en dicho cargo. 

Aguas Andinas se oponía al proyecto Alto Maipo hasta junio de 2011, pero con la entrada de Manubens en dicho mes el asunto cambió, y de inmediato se comenzó a negociar con AES Gener, lo que culminó con la suscripción del convenio.

Pasó el tiempo y, en junio de 2013, Antofagasta Minerals, una de las más grandes empresas la familia Luksic, compró el 40% de Alto Maipo por 300 millones de dólares. Pero este negocio a largo plazo no rindió frutos y terminó en 2017, cuando el magnate vendió el 40% a AES Gener, afectado por el aumento en los costos de la materialización del proyecto.

En una entrevista con el diario La Tercera, Andrónico Luksic indicó que “sin lugar a dudas que Alto Maipo ha tenido un tremendo costo para la familia Luksic y para mí en particular”.



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