Cuando en marzo de 2006 Óscar Izurieta Ferrer recibió el bastón de mando del Ejército de Chile de manos de Juan Emilio Cheyre -quien hasta entonces era comandante en jefe de la institución- evitó mencionar a Augusto Pinochet como uno de sus predecesores, ensalzando -por el contrario- el ejemplo de ex jefes del Ejército como Carlos Prats y René Schneider. Algo que fue considerado por la opinión pública como un nuevo intento del Ejército por desligarse del pesado legado del dictador.

A 16 años de su nombramiento como comandante en jefe del Ejército (2006-2010), Izurieta, deberá cumplir prisión preventiva en dependencias del Batallón de Policía Militar de Peñalolén a causa del proceso que la ministra Romy Rutherford lleva en su contra por malversación de caudales públicos en el Ejército, por una cuantía estimada de más de $6,3 mil millones de pesos cuando estaba al mando de la institución.

Recientemente, una publicación de La Tercera reveló que Izurieta además enajenó sus bienes en favor de su familia una vez que estuvo al tanto de que la jueza Rutherford iba a ordenar un embargo por un monto de $6,5 mil millones de pesos, de manera que su patrimonio se encontraba en cero cuando se realizó dicha gestión.

En su primer año, Izurieta tuvo que hacerse cargo de contener los coletazos de la tragedia de Antuco, acontecimiento en el que fallecieron 45 conscriptos y 1 suboficial del Ejército a mediados de 2005. Y también le tocó afrontar el fallecimiento de Augusto Pinochet Ugarte, instancia que no estuvo exenta de polémicas para el mundo político y militar. 

Acontecimientos impensables en noviembre de 2005, cuando el entonces presidente Ricardo Lagos Escobar tuvo en sus manos la designación del nuevo jefe del Ejército. Lagos eligió a Izurieta, quien encabezaba en antigüedad una quina propuesta por Juan Emilio Cheyre para sucederlo en el cargo.

"La experiencia en tropa, el conocer el Ejército, son las condiciones principales", mencionó Cheyre en la época, quien celebró el ascenso de Izurieta, quien proviene de familia militar; tanto su padre -Óscar Izurieta Molina- como su primo -Ricardo Izurieta Caffarena- fueron también comandantes en jefe de esta rama de las Fuerzas Armadas..

Si bien la designación correspondió a Lagos, Michelle Bachelet conocía de cerca a Izurieta, debido a que mientras ella era ministra de Defensa de Lagos (2002-2004), Izurieta era general de división, rango que precede a la comandancia en jefe del Ejército. Posteriormente, Bachelet sería presidenta de Chile los mismos cuatro años en los que Izurieta estuvo a la cabeza de la institución, y los mismos cuatro años en los que habría cometido los delitos por los que se le investiga.

En su primer año, Izurieta tuvo que hacerse cargo de contener los coletazos de la tragedia de Antuco, acontecimiento en el que fallecieron 45 conscriptos y 1 suboficial del Ejército a mediados de 2005. Y también le tocó afrontar el fallecimiento de Augusto Pinochet Ugarte, instancia que no estuvo exenta de polémicas para el mundo político y militar. 

En la ocasión, se desempeñaba como ministra de Defensa Vivianne Blanlot (PPD), la cual fue abucheada por los asistentes al funeral de Pinochet, al mismo tiempo que Michelle Bachelet negó rendirle honores de Estado por considerarlo un personaje que divide al país, además de haber sido un gobernante de facto. 

Izurieta entregó una nueva señal de distanciamiento respecto de la herencia de Pinochet para las instituciones armadas en ese momento. Augusto Pinochet Molina, nieto del dictador, oficial de Ejército, pronunció un discurso en el que destacó que su abuelo había sido "un hombre que derrotó en plena Guerra Fría al modelo marxista que pretendía imponer su modelo totalitario no mediante el voto, sino más bien derechamente por el medio armado".

Izurieta decidió sancionar a Pinochet Molina, de manera que en un par de días tramitó la baja del nieto de Pinochet, lo que fue aprobado por Michelle Bachelet. Augusto Pinochet Molina había tenido además duras palabras para los jueces, los que habían perseguido penalmente a su a buelo en el exterior, pero también en Chile, por malversación de caudales públicos en el marco del denominado Caso Riggs.

Mismo delito por el que actualmente está siendo procesado Izurieta en el marco del Milico-Gate, el cual 'heredó' de los comandantes en jefe anterriores, y por el caso FAM -el cual se inició en 2008, bajo su comandancia en jefe- en el que se desviaron ilegalmente al menos $3.000 millones de pesos para compensar a los militares de Aysén estafados por el Fondo de Ayuda Mutua (FAM), asociado al Ejército, que operaba en dicha región. 

Los ministros y subsecretarios que debían vigilar a Izurieta

Además de Blanlot, Óscar Izurieta tuvo como ministros de Defensa -y control político- a José Goñi (PPD) y Francisco Vidal (PPD). A este último le tocó el último tramo del gobierno de Bachelet en dicha cartera luego de haberse desempeñado como ministro de la Secretaría General de Gobierno anteriormente y también como ministro del Interior durante el gobierno de Lagos. 

Blanlot venía del mundo privado, aunque había tenido también cargos públicos. Durante 2005 estuvo en el consejo directivo del BancoEstado y había sido consultora sobre temas de energía, medio ambiente y telecomunicaciones en la empresa IGT. 

Los tres ministros de Defensa responsables políticos del quehacer de Izurieta militaban en el PPD.

Además, Blanlot ha sido miembro de los directorios de importantes empresas, entre las que se encuentran algunas de los Luksic, como Antofagasta Minerals, y también del grupo Matte, como Colbún, la firma dedicada al rubro energético de la familia.

Antes de 2010 no existía la subsecretaría de Defensa, la cual fue creada para la primera presidencia de Sebastián Piñera, siendo el mismo Izurieta quien inauguró el cargo. Mientras Izurieta fue comandante en jefe, interactuó con la Subsecretaría de Guerra.

Los tres ministros de Defensa responsables políticos del quehacer de Izurieta militaban en el PPD.

Durante todo el gobierno de Bachelet, el subsecretario de Guerra fue el actual ministro del Tribunal Constitucional y militante decé, Gonzalo García Pino. El abogado contaba con experiencia anterior en el trato con el mundo castrense, luego de haber fungido como asesor de Edmundo Pérez Yoma en el Ministerio de Defensa entre 1994 y 1997, y como subsecretario de Marina de Lagos entre 2005 y 2006.

Poderosas redes empresariales

En 2007 Óscar Izurieta hizo noticia debido a que desde ese año comenzó a realizarse el denominado Curso de Aspirantes a Oficiales de Reserva (Caor), programa de reclutamiento selectivo del Ejército, en el que han participado distintos personajes de la élite empresarial y política de Chile, además de periodistas y ejecutivos de medios, para convertirse en parte del Ejército. 

Tal como informó una publicación de INTERFERENCIA, el Ejército mencionó vía correo electrónico que el propósito de este programa es que las personas conozcan la institución “y vivan una experiencia que les permita empaparse de la realidad del mundo militar, logrando que a posteriori, puedan transmitir los conocimientos y experiencias de las actividades realizadas por el Ejército, al tiempo de aportar en acciones, por ejemplo, de apoyo a la comunidad con sus mismas profesiones”

También fueron parte del programa personeros ligados al mundo de las comunicaciones, como José Miguel Sánchez (hasta 2012 director ejecutivo de Mega), y también Guillermo Turner, actual gerente de asuntos corporativos de CMPC y ex director de La Tercera, Pulso y Diario Financiero.

Entre los Caor, se encuentran empresarios de la talla de Andrónico Luksic y Pablo Granifo, uno de sus ejecutivos más relevantes; Patricio Contesse, ex gerente general de SQM; además de numerosos ejecutivos y miembros de directorios de importantes empresas (ver el listado completo en el artículo Estos son los encumbrados ‘reservistas’ VIP de las Fuerzas Armadas).

También hubo políticos, como Alfredo Moreno Charme, empresario y ministro de Obras Públicas, y también ex ministro de Desarrollo Social, o el propio ex ministro Francisco Vidal.

Poder comunicacional

También fueron parte del Caor personeros ligados al mundo de las comunicaciones, como José Miguel Sánchez (hasta 2012 director ejecutivo de Mega), y también Guillermo Turner, actual gerente de asuntos corporativos de CMPC y ex director de La Tercera, Pulso y Diario Financiero, siendo este último periódico el cual dirigió la mayor parte de la comandancia en jefe de Izurieta..

Un detalle que cobra actualidad si se considera que recientemente Óscar Izurieta declaró ante ante la ministra Romy Rutherford el pasado lunes 14 de febrero que "era importantísimo para el Ejército que el secretario general se relacionara muy bien con los editores generales de los distintos medios de comunicación, que se anticipara a cualquier columna relativa al Ejército, que se relacionara con los medios de comunicación, con los editores y periodistas, a veces influir en una columna, armar una red de información que no pudiera perjudicar al Ejército”.

Según el ex comandante en jefe, era necesario anticiparse a la actividad periodística para evitar que se diera a conocer información que afectara la imagen institucional del Ejército. Para tal fin, Izurieta podía disponer de los gastos reservados para "hacerles regalos [a los periodistas], reunirse en varias oportunidades y pagar las cenas y comidas, comprar un paper, hacerles invitaciones, etc.”.

Durante ese periodo, además de ministro de Defensa, Francisco Vidal (PPD), fue presidente de TVN, entre 2006 y 2007. En diciembre de ese año, Vidal dejó la televisora para hacerse cargo de la Secretaría General de Gobierno y, dos años más tarde, en 2009, llegó a ser ministro de Defensa al mismo tiempo que Izurieta era jefe del Ejército. En todos estos cargos, Vidal pudo mantener comunicación directa con el ex comandante en jefe.

En la competencia, Chilevisión había sido adquirido en 2005 por Sebastián Piñera a través de Bancard. El futuro presidente decidió mantener a Jaime de Aguirre como director ejecutivo, quien ejercía el cargo desde 2002.

Por otra parte, Canal 13 aún no había sido adquirido por Andrónico Luksic, por lo que todavía pertenecía a la Universidad Católica. Durante la gestión de Izurieta, la señal contó con Pilar Bernstein como directora de prensa entre 2005 y 2010. 

En tanto, Mega estuvo bajo la presidencia del empresario Ricardo Claro hasta 2008, año en que asumió Baltazar Sánchez como nuevo mandamás.

En los diarios, La Tercera estuvo bajo la dirección de Cristian Bofill los cuatro años de la administración Izurieta. El periodista había asumido la dirección del medio del empresario Álvaro Saieh desde 1999 y recién saldría en 2013, cuando dejó el diario para integrarse a Canal 13 como director de prensa. 

En ese mismo periodo, el director de El Mercurio fue Cristián Zegers, quien relevó a Agustín Edwards en 2008. Zegers era un histórico en los medios de Edwards, habiendo ejercido como subdirector en 1978 y director de La Segunda en 1981.