“Si se rechaza el nombre de Raúl Mera, no saben con qué chicha se están curando”, afirmó un alto funcionario público a nuestro medio hace más de un mes. “La que sigue es la jueza Ravanales, y esa sí que es de derecha dura”.
Derecha dura o no, lo cierto es que la magistrada está poco sintonizada con la actual realidad chilena. En 2014, por ejemplo, la organización Movilh la puso en su ránking Top 10 de personajes más homofóbicos del país.
Pero el viernes pasado, el pleno de la Corte Suprema eligió a esa magistrada de la Corte de Apelaciones de Santiago, Adelita Ravanales, para completar la quina que había quedado coja tras la caída de Mera.
Aunque el gobierno no ha dado señales aún sobre a quién escogerá de la nueva quina propuesta por la Suprema, hay señales que Ravanales podría ser la carta. Dentro del acuerdo tácito del antiguo duopolio político, este cupo debería corresponder a alguien del oficialismo. Eso deja afuera a al menos dos jueces: Mario Carroza, que ha investigado varios casos de derechos humanos, y a Roberto Contreras, quien desempeño un papel importante en destapar las redes de la DINA y crímenes cometidos por herederos de ese organismo hasta adentrados en los años 90.
Pero más allá de las posturas políticas, lo que llama la atención del ‘ascenso’ de Ravanales son sus redes de amistad. Y una de estas amistades es la que tiene con Juan Eduardo Fuentes, miembro de la Corte Suprema y presidente de la primera sala de ese tribunal.
Según varios testimonios recogidos por nuestro medio, Fuentes fue el padrino de bodas de Ravanales cuando contrajo matrimonio en 2002 con Luis Werner Medina, el cual hoy se desempeña como administrador del 4° Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago. Pero no sólo eso, actualmente Fuentes y Ravanales serían vecinos en un mismo condominio en la comuna de La Reina, donde también reside la ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago, Jessica González, quien también figura en la quina.
INTERFERENCIA contactó anoche al magistrado Fuentes vía whatsapp para verificar o desmentir esa información. Pese a que vio los mensajes, nuestro medio no obtuvo respuesta.
Lobby supremo
Por nueve votos contra cuatro, el viernes pasado el pleno de la Suprema escogió a Adelita Ravanales para reemplazar el cupo de Mera en la nueva quina. Lo curioso es que obtuvo los votos de los cinco magistrados de la primera sala del máximo tribunal, la misma que preside su amigo Fuentes. Además de su padrino de bodas, votaron a favor de ella los otros cuatro jueces de esa sala: Rosa María Maggi, Rosa Egnem, Carlos Aranguiz y Arturo Prado Puga, este último un ministro que llegó hace tres años después de ser el fiscal del Banco BCI.
De ser nominada por el gobierno y pasar por la aprobación del Senado, Adelita Ravanales, titulada de la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica, sería una de las juezas que probablemente vote para que Juan Eduardo Fuentes -quien en su whatsapp tiene una foto de un cruz cristiana y encabeza su cuenta con la frase “Jesús es el camino”- sea el próximo presidente de la Corte Suprema.
Si La Moneda propone el nombre de Ravanales, es probable que el Senado lo apruebe. “No hay agua en la piscina para un segundo rechazo”, afirma una fuente al tanto. “Y menos cuando se trata de una mujer”.
No hay que olvidar que el año pasado el Senado ya había bloqueado la nominación a la Corte Suprema de otra jueza, Dobra Lusic.
Para algunos personajes que forman parte de este mundo, lo que está sucediendo es una muestra más de que el Poder Judicial está fuera de cualquier control.
“¿Cómo puede ser que por amistad, simpatías o afiliación familiar, los y las juezas se auto-reproduzcan dentro de este poder del Estado?”, se pregunta una de estas personas. “¿Cómo nadie les puede aplicar chequeos?
Comentarios
Aquí al parecer prima más el
Siempre a sido lo mismo. Los
Debieran investigar y
Aparte de la.red de amiguismo
Están demoliendo las
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