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Viernes, 15 de Agosto de 2025
[Jueves de medios]

Perfecto gris

Marcos Ortiz F., director de Ojo del Medio (@ojodelmedio)

Chile no es el mismo que hace dos años y la prensa más tradicional del país vuelve a sentirse cómoda con el tono al que ha regresado el debate público. La sesión que dio inicio a la Comisión Experta para una nueva Constitución volvió a los ternos grises y a los nombres conocidos de la política de los últimos 30 años, cuestión que fue celebrada por los medios tradicionales.

“Al mediodía, los 24 miembros del órgano –todos con tenida formal– iniciaron la ceremonia con la entonación del himno nacional”. La lectura de foto en la portada de El Mercurio del martes 7 de marzo dejó en claro los principales atributos que buscaba destacar el Decano tras la “Solemne sesión en el hemiciclo del Senado” de la Comisión Experta: cumplimiento de los horarios preestablecidos, formalidad en el vestuario y estricto apego a las tradiciones.

Dos páginas más adelante, en el editorial, el diario de los Edwards entregó más pistas: “Lograr un contraste con la Convención, y su posterior fracaso, puede ser una buena guía de conducta para los participantes de los comités y del futuro consejo”. Un día más tarde, La Tercera agregó que “el proceso constitucional que se inicia debe tomar las enseñanzas que dejó la fracasada experiencia anterior, dejando de lados los maximalismos y privilegiando los espacios de acuerdo”.

Así, a través de sendos textos emanados del seno del comité editorial de los dos medios escritos más influyentes del país, quedó establecida la hoja de ruta de la que posiblemente seamos testigos durante los próximos meses. Se celebrará la mesura y se castigará la informalidad; se premiará todo lo que se parezca a lo que ya hemos visto en tiempos pasados y se repudiará lo que huela diferente.

Chile no es el mismo que hace dos años y la prensa más tradicional del país vuelve a sentirse cómoda con el tono al que ha regresado el debate público. La presencia de esos invasores espaciales que hablaban con un tono que dejaba entrever su origen popular parece haber quedado atrás. Ya no hay más presencias disruptivas que desorientaban las expectativas de los históricos dueños de la palabra.

Ahora sí que nos parecemos. Nos vestimos parecido, fuimos a las mismas universidades y cualquiera podría ser columnista en nuestras páginas sin que los lectores de toda la vida arruguen la nariz. ¿Hay paridad de género? No hay problema, mientras los tonos de piel sean los correctos y predominen los trajes de dos piezas.

A través de sendos textos emanados del seno del comité editorial de los dos medios escritos más influyentes del país, quedó establecida la hoja de ruta de la que posiblemente seamos testigos durante los próximos meses. Se celebrará la mesura y se castigará la informalidad; se premiará todo lo que se parezca a lo que ya hemos visto en tiempos pasados y se repudiará lo que huela diferente.

Que no quepa duda: todos queremos lo mejor y que este segundo proceso logre redactar una nueva Constitución transformadora, moderna y que convenza a la mayoría del país. Lo necesitamos y lo merecemos. Pero el fracaso de la Convención no significa –como parece desprenderse de los editoriales ya citados– que todo lo ocurrido en esa instancia deba ser tirado por la borda y que mientras más distancia haya de ese proceso mejor será.

Los colores, acentos, vestuarios y diversidad de la Convención original no son sinónimos de falta de rigor y amor por Chile, así como tampoco las corbatas y mayor homogeneidad de la Comisión Experta de este segundo proceso reflejan necesariamente algún tipo de virtud.

Escribíamos en esta tribuna hace algunos meses que a la prensa del país le acomoda la composición del grupo de expertos ya que se parece necesariamente a las fuentes que consultan a diario. Pegarle un telefonazo a un “experto” –o un reducido grupo de ellos– se ha convertido en la manera que nuestros medios tienen para zanjar un debate (o para iniciar uno nuevo). Son ellos quienes sientan las bases de lo que es correcto y lo que no y ya veremos si se les da cabida a otro tipo de voces para que opinen a partir de esas verdades reveladas.

El proceso constituyente actual se ubica en las antípodas del anterior. Así parecen entenderlo los medios de comunicación y por eso goza todavía de su simpatía. Si antes hubo un exceso de interés por cada uno de los detalles que ocurrían en el hemiciclo, hoy el desgano de la ciudadanía es evidente. Si en el anterior proceso los partidarios del Apruebo se esmeraron por bajarles el volumen a las menudencias que con gran esmero habían destacado los sectores más conservadores, esta vez todo indica que estos mismos grupos terminarán recurriendo a agencias de publicidad para dotar al proceso de un sex-appeal del que –al menos hasta ahora– carece del todo.

El Consejo Constitucional que comenzará a funcionar el 7 de junio necesitará tiempo y espacio para demostrar que va bien encaminado. Es de esperar que, a diferencia de la Convención, no sea boicoteado a priori y sea víctima de titulares como el publicado en julio de 2021, cuando El Mercurio tituló “En Cañete se produjo el primer atentado tras instalarse el órgano constituyente”.

Las formas serán importantes, por cierto. Siempre lo han sido y comunican tanto como los artículos que se redacten. Pero, insistimos, no nos equivoquemos. No le atribuyamos al recato, la parsimonia y monocromía de la sesión inaugural de la Comisión Experta más mérito del que verdaderamente tiene.

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Comentarios

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Es que lo que los chilenos quieren, según expertos de la derecha, es tener una comisión de expertos para redactar la Constitución del experto, manteniendo la formalidad y las tradiciones que sólo un experto de Santiago puede tener, siendo representantes tan exclusivos que nadie los eligió aún estando en democracia. En el preámbulo citarán alguna frase de Diego Portales para introducirnos a un articulado lleno de tradiciones que no alteren el alma de la excluyente constitución actual.

perfecta columna, no sé por qué me viene a la mente que perfecto gris rima con status quo, hm…

Para mi es una lastima que el pueblo no vea todavía la forma en que se maneja la información por parte de la élite, significa que todavía como sociedad no hemos crecido mucho, es de esperar que la gente se informe mejor.

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