El 1 de agosto de 1985, en un rincón del cuerpo “Economía y Negocios” de El Mercurio, venía una brevísima nota sobre una reunión celebrada en el Club de la Unión por los agentes de valores y a la que asistió el Superintendente del sector. Según la nota, el principal orador del encuentro fue Sebastián Piñera, quien planteó la posibilidad de que los intermediarios financieros constituyeran un gremio.
Eran tiempos duros para los agentes de valores y para el país. Ese mismo día había renunciado el general César Mendoza a la Junta Militar, tras conocerse la participación de Carabineros en el caso degollados. “El mercado" aún no se reconstruía de la debacle de 1983, los bancos seguían intervenidos, las AFP estaban casi quebradas, con sus carteras de bonos bancarios prácticamente sin valor alguno.
Sebastián Piñera salió de aquella reunión en el Club de la Unión elegido por sus pares para elaborar el proyecto gremial. Fue su primer cargo de elección “popular” pero quedó en nada: la idea no prosperó.
Según un anuncio publicitario publicado por BTG Pactual en El Mercurio a fines de enero, la corredora del mismo nombre controló un quinto de todas las transacciones bursátiles anuales que se realizaron en Santiago durante 2021.
En aquella reunión de 1985 participaron dieciocho agentes de valores. 36 años más tarde, según el listado de la CMF, son 31. “Antiguamente había que ser accionista de la bolsa para ser corredor”, explica Álvaro Gallegos, exsuperintendente de Pensiones.
El requisito ya no corre y explica el mayor número de corredoras chicas que no influyen mucho.
Según un anuncio publicitario publicado por BTG Pactual en El Mercurio a fines de enero, la corredora del mismo nombre controló un quinto de todas las transacciones bursátiles anuales que se realizaron en Santiago durante 2021. Es decir, uno de cada cinco pesos transados en la Bolsa fue gestionado por BTG. La cifra parece enorme y no se puede verificar, puesto que la CMF dejó de publicar su informe estadístico trimestral hace más de un año.
De acuerdo con ese último informe, que recoge datos del tercer trimestre de 2020, apenas cinco corredoras controlaban el 60 por ciento del mercado de intermediación financiera. Por los terminales computacionales de LarraínVial, Banchile, BTG, y las corredoras de los bancos Santander y BCI, se gestionaron 6 de cada 10 pesos invertidos en acciones transadas en la Bolsa entre julio y septiembre de 2020. La presencia de las corredoras pequeñas al parecer solo sirve para maquillar la situación oligopólica del mercado.
Como recuerda Álvaro Gallegos, en los noventas los bancos quisieron levantar una competencia a la calle Nueva York creando la bolsa electrónica y sus propias corredoras.
“Siempre fueron un agregado, esa pelea terminó y ahora probablemente se fusionen”, dice Gallegos.
Chicos Buenos
Esta tendencia a la concentración se replica en otras áreas del sector financiero. Bancos y AFP son casos emblemáticos. El Banco de Chile siempre fue el mayor de la plaza, pero mantuvo esa posición tragándose al Edwards y al Citi. Santander compró al Banco Osorno y Santiago. Scotiabank con Corpbanca.
"Como estos operadores están vinculados con el sector productivo, la concentración y colusión financiera se transmite al resto de la economía, al sector real”, explica Ramón López.
Pasó también el tiempo en que sindicatos y agrupaciones de trabajadores crearon algunas AFP como Labora, Aporta, Cimenta. No podían sostener el encaje exigido por la ley y terminaron compradas por las que dominan actualmente el mercado.
Las administradoras generales de fondos muestran un paisaje similar. Según cifras de la Superintendencia de Pensiones, a septiembre de 2021, cinco AGF (de un total de 24) administran el 66,2 por ciento de toda la cartera previsional del país.
El economista Ramón López advierte sobre los efectos nocivos del carácter oligopólico de la industria financiera: “como estos operadores están vinculados con el sector productivo, la concentración y colusión financiera se transmite al resto de la economía, al sector real”.
El alto nivel de concentración y el bajo número de operadores facilitaría acuerdos contrarios al dogma de la libre competencia.
Esta situación se ve agravada por la composición de los órganos reguladores y la fluidez de la puerta giratoria en cargos entre el sector público y privado. Abundan los ejemplos. Un caso paradigmático es el de Joaquín Cortez, presidente de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) nombrado por Sebastián Piñera, quien antes de ejecer el cargo fungió como presidente de AFP Provida.
¿Qué nivel real de autonomía e independencia puede tener un profesional a cargo de la agencia estatal que regula y supervisa la industria en la que él mismo estuvo empleado justo antes de asumir el cargo?
El caso de Cortez también es un buen ejemplo de los altos niveles de endogamia presentes en la industria financiera: está casado con Cristina Cox, hermana de la presidenta de la Asociación de AFP. Alejandra Cox, a su vez, está casada con Sebastián Edwards, uno de los economistas favoritos del sector. Edwards, director de Moneda Asset, es así concuñado de Joaquín Cortez, la máxima autoridad que regula la empresa en la que el prestigioso economista trabaja como alto ejecutivo.
Cada política económica es evaluada desde la óptica del “mercado”, y así presidentes, ministros y parlamentarios esperan ansiosos su veredicto.
Según el cientista político del MIT, Ben Ross Schneider, en Chile -así como en el resto de América Latina- se ha desarrollado una variante jerárquica del capitalismo. Se refiere a economías dominadas por un escaso número de grandes conglomerados controlados a su vez por clanes familiares que poseen posiciones dominantes en distintos sectores.
Schneider señala que esta estructura económica oligopólica está a su vez integrada a un sistema político que favorece a los incumbentes (i.e. grandes grupos económicos familiares), quienes presionan a gobiernos y parlamentos con el objetivo de preservar las instituciones económicas fundamentales para sus intereses (por ejemplo, las AFP).
¿Quiénes son?
En el periodismo de finanzas es común recurrir a la muletilla de “el mercado” como una entelequia despersonalizada, objetiva y científica. “Cuidar la confianza de los mercados” es una discurso que se repite como advertencia de un límite imaginario que los tomadores de decisión no podrían traspasar. Quebrar la confianza del mercado significaría para un político caer por el despeñadero. Cada política económica es evaluada desde la óptica del “mercado”, y así presidentes, ministros y parlamentarios esperan ansiosos su veredicto. El futuro político de un gobierno completo puede llegar a depender de hacia qué lado se mueva el pulgar del mercado.
Recientemente el mercado bendijo con el pulgar hacia arriba la nominación de Mario Marcel como futuro ministro de Hacienda: el IPSA -el índice que mide las variaciones en el precio de las acciones de la Bolsa- subía como la espuma y el dólar finalmente tenía una baja significativa.
El mercado hablaría así en un lenguaje axiomático: sus juicios no son discutibles y solo cabe aceptarlos, nada más ni nada menos.
Pero la verdad es más pedestre.
Cuando el “mercado habla” en realidad se están expresando los intereses de un puñado de operadores financieros que con sus recomendaciones canalizan e influyen en las decisiones de inversiones de sus clientes.
El mercado son un puñado de bancos, corredoras y AGF cuyas posiciones compradoras, vendedoras, cortas o largas en todos los valores de renta fija o variable inciden en las demás. Es una cuestión de volumen monetario y semántico.
Cuando el “mercado habla” en realidad se están expresando los intereses de un puñado de operadores financieros que con sus recomendaciones canalizan e influyen en las decisiones de inversiones de sus clientes. Cuidar la “confianza del mercado” significa en buena medida cuidar los intereses de BTG Pactual, Moneda Asset, LarraínVial, BanChile, Santander, Provida, BCI, y Habitat, entre otros.
Lo curioso es que muchas veces esta “voz del mercado” choca contra las decisiones de otros agentes económicos, como los inversionistas extranjeros que toman posiciones vendedoras mientras “el mercado” solo emite señales de alarma y preocupación por “la incertidumbre”.
El Mercado HablazX
Ramón López hace hincapié en la necesidad de comprender la influencia bidireccional que ejerce el “mercado”. “El mercado es un ente político. No es que el mercado -que es básicamente los grandes inversionistas locales- reaccione solamente al cambio político potencial, sino que además sus movimientos están dirigidos a influir sobre el cambio político. Es una relación doble y nadie habla de eso”, señala el profesor López.
Sebastián Piñera y su círculo utilizaron el mercado como arma de campaña. En 2017, en un seminario de Moneda Asset, instalaron la narrativa de “los tiempos mejores”, una quimera de crecimiento económico sin fundamento alguno en la productividad del país. El boom de la bolsa sirvió como profecía autocumplida en las urnas. En realidad, se trataba de una burbuja que no alcanzó a vivir seis meses: en marzo de 2018 se desinfló para siempre.
Cuando las perspectivas electorales van en el sentido contrario, el mercado se encoge como una forma de marcar la cancha.
Son muy pocos, pero ¿cuántos? Menos de mil, aventura una fuente consultada para este artículo. Lo que está claro es que ya no se juntan en el viejo Club de la Unión, sino entre Sanhattan y la cota mil.
“Lo que va a hacer o dejar de hacer este gobierno [de Gabriel Boric] va a ser en gran parte influido por el miedo que les imponen las elites”, afirma López. “Es muy fácil para ellos actuar en forma coordinada porque son muy pocos y tienen intereses comunes para preservar el modelo. Ellos actúan para influir sobre el Gobierno. Y la gran amenaza es la huelga de los inversionistas”.
Son muy pocos, pero ¿cuántos? Menos de mil, aventura una fuente consultada para este artículo. Lo que está claro es que ya no se juntan en el viejo Club de la Unión, sino entre Sanhattan y la cota mil. Desde allí elaboran sus veredictos sobre el futuro, el bien y el mal, las políticas públicas, la constituyente y el programa de Boric.
(*) Miembros de la “Fundación por la Transparencia” y autores del libro “Todo Legal: Los Grandes Zarpazos de la Elite Financiera Chilena, 1973-2021”.
Comentarios
Cada día me felicito por, el
muy novedoso
Ramincito Lopez... quien
Añadir nuevo comentario