Este artículo es parte del newsletter exclusivo La Semana del pasado sábado 24 de diciembre de 2022, y ahora se comparte para todos los lectores.
'El arte de la guerra' de Sun Tzu es uno de los libros históricos más influyentes en el campo militar, dado que tempranamente -en el siglo 6 a.c.- sistematizó el conocimiento marcial de la época de una China cruzada por la guerra, sentando los principales elementos de análisis involucrados en las decisiones bélicas en cualquier tiempo y lugar.
Pasaron muchos siglos, las armas cambiaron, así como las escalas y los escenarios bélicos, pero 'El arte de la guerra' no perdió la virtud de hacer las preguntas básicas que todavía debe hacerse cualquier comando, al punto que incluso ese conocimiento rebasó lo militar hacia la política y los negocios, una vez que el libro llegó a Occidente (siglo 18, mediante una traducción al francés).
De tal modo, muchas de las frases del libro -y reelaboraciones no exactas- han sido tomadas por sí solas y dispuestas como sentencias de sabiduría popular que abundan en redes sociales. En particular por estos días resuena aquella que dice: "aparenta ser débil cuando eres fuerte y fuerte cuando eres débil", dado que, de manera inédita, rusos y ucranianos han dado señales públicas de debilidad (acá hay una versión en español del libro en pdf de la Biblioteca Virtual Universal de Argentina).
La frase no está escrita así en el libro. Su idea principal forma parte de una sentencia mayor, esta vez literal e igual de conocida: "Todo el arte de la guerra se basa en el engaño". Bajo ese aserto es que se encuadra la siguiente frase que sí es textual: "si quieres fingir debilidad para inducir la arrogancia en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil".
Vladimir Putin lo hizo, al reconocer de manera inédita ante la comunidad de defensa de su país que el Ejército ruso tiene problemas a nivel logístico y en la conscripción de 300.000 nuevos soldados. Y lo hizo Valery Zaluzhny, el comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, y para muchos, el sucesor natural del presidente Volodímir Zelensky, quien prestó sorpresivas declaraciones a The Economist, en las cuales advierte de una posible nueva ofensiva rusa exitosa, incluso sobre Kíev (la referencia del artículo está más abajo).
Estos dos eventos no quieren decir que tanto ucranianos como rusos se sientan fuertes, porque se muestran débiles, como sugiere la comprensión literal de la sentencia atribuída a Sun Tzu.
De partida, la frase no está escrita así en el libro. Su idea principal forma parte de una sentencia mayor, esta vez literal e igual de conocida: "Todo el arte de la guerra se basa en el engaño". Bajo ese aserto es que se encuadra la siguiente frase que sí es textual: "si quieres fingir debilidad para inducir la arrogancia en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil".
Entonces ¿cuáles son los objetivos detrás de esas muestras de debilidad, sean estas verdaderas o fingidas?
Desde el lado ruso, Putin hizo este reconocimiento en un contexto en el que probablemente no es aconsejable presumir fortaleza. Esto, porque el liderazgo ruso debe lidiar con la opinión pública del país, la que -a diferencia de lo que dicen los medios occidentales- no está moldeada al pie de la letra por la propaganda gubernamental, siendo un artefacto complejo. De tal modo, en la opinión pública rusa convive un amplio apoyo a Putin, a la guerra y a la no renuncia a los territorios conquistados, pero con diferencias crecientes respecto a la valoración acerca de cómo va ésta (bien o mal), pues han crecido la crítica respecto de los resultados militares, y también las señales de impaciencia por terminarla, lo que se expresa -por ejemplo- en el aumento del apoyo a iniciar pronto una fase diplomática.
Al respecto, recomiendo revisar esta encuesta de Chicago Council on Global Affairs; Muchos rusos apoyan conversaciones de paz con Ucrania, pero sin dejar ir territorios, realizada por Dina Smeltz, Emily Sullivan, Denis Volkov y Stepan Gancharov.
Seguramente la exitosa contraofensiva ucraniana que permitió la recuperación de territorios en los oblast de Járkov y Jersón, está teniendo un efecto negativo para Putin ante la opinión pública rusa, la cual resiente particularmente la movilización de 300.000 nuevos soldados, pues eso recuerda los más duros momentos de su historia, cuando debieron hacer un sacrificio de guerra para frenar a la Alemania nazi que costó la vida de 27 millones de soviéticos.
De ahí que uno de los mensajes principales de Putin en dicha ocasión fuese asegurar que el Ejército cuenta con financiamiento suficiente como para satisfacer todas sus necesidades y las de los soldados movilizados, con lo que ofreció garantías a los combatientes y mostró disposición a enmendar errores.
Desde el lado ruso, Putin hizo este reconocimiento en un contexto en el que probablemente no es aconsejable presumir fortaleza. Esto, porque el liderazgo ruso debe lidiar con la opinión pública del país, la que -a diferencia de lo que dicen los medios occidentales- no está moldeada al pie de la letra por la propaganda gubernamental, siendo un artefacto complejo.
Estas declaraciones, de algún modo, sintonizan con ideas occidentales que intentan mostrar al Ejército ruso como uno decadente e incapaz, lo que ha servido para convencer a los gobiernos de la OTAN -y a la opinión pública de sus países- de que Ucrania puede vencer a Rusia, si es que es armada hasta los dientes por el arsenal occidental.
El último esfuerzo -en ese sentido- fue un amplio despliegue periodístico por parte de The New York Times, titulado La Guerra de Putin, en el cual se muestra -mediate fuentes y documentos de inteligencia- una serie de deficiencias rusas en el frente de combate, que estarían llevando a Rusia a la catástrofe.
El artículo preludia la reciente visita de Zelenski a Washington, donde el líder ucraniano insistió en que su objetivo es la derrota completa de los rusos, y donde consiguió el compromiso de Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, de proveerlo c0n el sistema anti misiles Patriot.
Sin embargo, hay razones políticas y militares para pensar que en realidad Rusia no está débil, al menos no como plantea la inteligencia estadounidense a través del Times, o Zelenski ante el Congreso de los Estados Unidos.
De partida, la respuesta a las retiradas rusas en el frente de batalla fue una intensa campaña aérea y misilística para devastar el sistema eléctrico de Ucrania, lo que significó dejarlo a la mitad de su capacidad, acarreando una serie de problemas logísticos y políticos, en tanto, no es fácil argumentar ir ganando una guerra sin luz, calefacción ni comunicaciones, en medio del invierno.
Algo que contrasta fuertemente con la resiliencia de la economía rusa, que ha conseguido zafar de las peores consecuencias esperadas de las sanciones, y que -pese a que decrece- se encuentra en mejor estado relativo que las economías europeas, lo que implica que es capaz de proveer recursos al frente e imponer un ritmo de combate sin prisa, pero sin pausa.
Esto ha implicado que -aún antes de que se sienta la movilización de 300.000 soldados rusos al frente- el Ejército ruso poco a poco haya recuperado la iniciativa en el frente, y hoy existe la expectativa de que en los próximos días la temida división rusa Wagner ocupe Bajmut, un fortín clave para el c0ntrol militar del Donbás.
"La movilización rusa ha funcionado", dice Zaluzhny, en el contexto del artículo que plantea que ha sido erróneo menospreciar el esfuerzo ruso a través de "innumerables historias de equipos inadecuados y reclutas descontentos", pues la nueva tropa ha permitido una mayor rotación del personal en las líneas del frente.
Además, cada vez los rusos empiezan a comprender y aceptar más como correcta la doctrina de la defensa de su país en esta guerra, la que indica que Rusia busca cumplir con sus objetivos (obtener territorios, y desmilitarizar y cambiar el régimen de Ucrania) priorizando minimizar las bajas propias, maximizando las del enemigo, por sobre la ocupación rápida de territorio (lo que explicaría los retiros ordenados de Kíev, Járkov y Jersón), y generando el menor daño posible a civiles y a la infraestructura civil.
Pero, tal vez la mayor fuente que indica que Rusia y Putin gozan de buena salud son las palabras del comandante ucraniano Valery Zaluzhny.
En el artículo de The Economist Volodímir Zelenski y sus generales explican por qué la guerra pende de un hilo, Zaluzhny reconoce que el daño a la infraestructura elécrica ucraniana por parte de los rusos podría ser decisiva si es que se desactiva por completa, en tanto afecta a la tropa en el frente de batalla, preocupada no solo por su vida, sino que también por que no se congelen sus familiares.
Si bien ante esa preocupación los anti misiles Patriot ofrecen un antídoto, el artículo cita a otros militares que tienen más fuentes de preocupación, como lo es la pérdida de la iniciativa en Bajmut, y los movimientos militares que ha hecho Bielorrusia, un país al norte de Ucrania, aliado de Rusia, que ha desplegado sus fuerzas armadas en torno a las fronteras con Ucrania y Polonia, ante una posible escalada del conflicto, y -según algunos asumen- para facilitar el paso de tropas rusas con las cuales reabrir el frente de Kíev, como fue en marzo.
"La movilización rusa ha funcionado", dice Zaluzhny, en el contexto del artículo que plantea que ha sido erróneo menospreciar el esfuerzo ruso a través de "innumerables historias de equipos inadecuados y reclutas descontentos", pues la nueva tropa ha permitido una mayor rotación del personal en las líneas del frente.
De tal modo, este militar ucraniano advierte que los rusos "están 100% preparados" para una nueva ofensiva, la que espera para febrero, enero o marzo, como máximo, en la cual -a juicio de este general- se intentará conquistar el Donbás, avanzar hasta Dnipro desde el sur, e incluso "no tengo ninguna duda de que tendrán otra oportunidad en Kíev", dice.
También se acusa a Irán y Corea del Norte de estar proveyendo armas y municiones a Rusia, lo que ha sido desmentido, pero, si fuera cierto, de todos modos muestra un ventaja de provisión de pertrechos que puede resultar clave en esta guerra.
Desde luego, lo que intenta hacer Zaluzhny es mostrar la urgencia de la situación y lo clave que resultarán los meses venideros para el resultado de la guerra, y así allanar la llegada masiva de armas occidentales en un volumen muy superior que el hasta hoy ofrecido por sus aliados, lo que incluye los Patriot.
Algo que se ve difícil de realizar, pues, poco a poco, el esfuerzo bélico occidental está produciendo serios problemas de stock en los distintos ejércitos aliados, algo que no parece ocurrir en el lado ruso, al cual han vaticinado quiebres de stock de municiones desde abril, sin que haya pasado.
También se acusa a Irán y Corea del Norte de estar proveyendo armas y municiones a Rusia, lo que ha sido desmentido, pero, si fuera cierto, de todos modos muestra un ventaja de provisión de pertrechos que puede resultar clave en esta guerra.
Pero así y todo, entre líneas, Zaluzhny reconoce que es posible que no se produzca la victoria total ucraniana, lo que implique negociaciones en las cuales Ucrania deberá ceder parte de su territorio, de partida Crimea.
Esto último contradice la postura oficial de Zelenski, quien fue a Estados Unidos con un discurso triunfalista al plantear que su objetivo es volver a las fronteras de 1991, lo que implica recuperar Crimea, perdida en 2014. Algo que en ningún momento avaló Biden, ni tampoco sirvió para contener una última fuente de preocupación de los ucranianos: en breve cambiará la legislatura estadounidense y los republicanos tendrán el liderazgo de la Cámara.
Este semi desdén de los republicanos a Zelenski ha sido recogido profusamente la prensa rusa, en especial la escena en la que el presidente ucraniano se queja de que el respaldo estadounidense no ha sido suficiente, lo que desata la risa de los congresistas de Washington.
Si bien hasta ahora el apoyo a Ucrania por parte de Estados Unidos ha sido 'bipartisano' -es decir demócrata y republicano- son estos últimos mucho más escépticos con Zelenski y con la idea de que Estados Unidos promueva guerras en el mundo, por lo que es de esperar que haya más controles sobre los recursos entregados, tanto para evitar que se dilapiden en escándalos de corrupción y tráfico de armas, como para disminuir los montos de la ayuda militar.
Respecto de los ánimos republicanos, recomiendo este artículo de The Hill: El discurso de Zelenski se encuentra con los republicanos divididos en la Cámara, preparándose a tomar el control de ella, donde Emily Brooks muestra un panorama político interno que indica que, si el objetivo de Zelenski fue asegurar el respaldo bipartisano incondicional a su causa, el resultado estuvo lejos de lo óptimo. Como dato relevante, Brooks destaca que solo 86 de los 213 representantes republicanos fueron a escuchar a Zelenski al Capitolio.
Este semi desdén de los republicanos a Zelenski ha sido recogido profusamente la prensa rusa, en especial la escena en la que el presidente ucraniano se queja de que el respaldo estadounidense no ha sido suficiente, lo que desata la risa de los congresistas de Washington.
Volviendo a Sun Tzu, no es claro si es que detrás de todos estos movimientos está el 'arte del engaño' y los débiles se muestran fuertes y los fuertes, débiles. Por eso tal vez valga la pena ir sobre otra reflexión: del libro:
"Si un pequeño ejército no hace una valoración adecuada de su poder y se atreve a enemistarse con una gran potencia, por mucho que su defensa sea firme, inevitablemente se convertirá en conquistado. 'Si no puedes ser fuerte, pero tampoco sabes ser débil, serás derrotado'.
La pregunta que cabe es si el 'pequeño ejército' es el ucraniano frente al ruso, o es el ruso frente a la OTAN.
Otros artículos interesantes vinculados al tema:
- Putin admite una situación "complicada" en la ocupación rusa de Ucrania, por Pjotr Sauer en The Guardian.
- Vladimir Putin promete al Ejército todo lo que pida, mientras la invasión entra en su 11° mes, de Pjotr Sauer en The Guardian.
- La visita de Zelensky a Estados Unidos contra el surgimiento de una oposición al apoyo a Ucrania, de Luke Harding en The Guardian.
- Los republicanos elogian a Zelenski, pero se resisten a entregar ayuda en el futuro, por Shayna Greene y Sarah Ferris en Politico.
- En medio de una muestra de unidad, Zelenski y Biden difieren respecto de algunas necesidades de la guerra, de Karen DeYoung y Señorita Ryan, en The Washington Post.
- Cómo evadir otra guerra mundial, de Henry Kissinger, el ex secretario de estado de Richard Nixon, en The Spectator, donde el autor insiste en que la negociación con Rusia es deseable, pues no se puede obviar su carta nuclear ni los graves problemas de seguridad que devendrían si es derrotada y fraccionada en múltiples estados compitiendo por hacerse una parte del arsenal nuclear ruso.
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