Independientemente de cuál sea el resultado del plebiscito del 4 de septiembre, el periodo de campaña que lo precedió será motivo de estudio desde diferentes aristas. Una de ellas –qué duda cabe– será la mediática: académicos y especialistas recurrirán a recortes de diarios, archivos de sitios web, audios y videos para entender cómo se alinearon las fuerzas en un momento crucial para los destinos del país.
En sus búsquedas se encontrarán con figuras que recibieron insospechada vitrina y, al adentrarse en sus discursos, se percatarán de que muchos de ellos brillaron pese a nunca haberse sometido a una elección popular y a diseminar mayoritariamente falsedades. En palabras de Óscar Contardo, “algunas son inventos de cabo a rabo, y otras se desprenden de medias verdades desarticuladas”. Sus resultados mostrarán también que un buen número de medios tendió a alinearse hacia un sector. Mientras El Mostrador, por ejemplo, dio más cabida a las voces apruebistas, los diarios de la cadena El Mercurio se inclinaron con escaso pudor hacia el Rechazo. Habrá, finalmente, curiosidades e ironías, como la dada a conocer por INTERFERENCIA: es justamente El Mercurio, el diario rechacista por excelencia, el que se adjudicó la millonaria impresión de casi 700 mil ejemplares de la nueva Constitución.
Sergio Micco, exdirector del Instituto de Derechos Humanos. El abogado y académico DC se convirtió en fuente útil luego de dar a conocer su apoyo al Rechazo en una entrevista dominical en El Mercurio. Tras ella, el diario de los Edwards se encargó de exprimir sus declaraciones al máximo, con una seguidilla de notas y columnas.
A continuación, una serie de elementos que sustentan la tesis de que la que vivimos por estos días es una campaña sin caretas, en la que las vergüenzas han quedado de lado para dar paso a la propaganda pura y dura.
Micco el micrófono del Rechazo
Hace una semana nos explayábamos en esta tribuna sobre la existencia de las “fuentes útiles”, es decir, de aquellos personajes cuyo punto de vista de alinea con el de determinados medios y que reciben en consecuencia generosa tribuna para verter sus ideas.
El ejemplo más reciente es Sergio Micco, exdirector del Instituto de Derechos Humanos. El abogado y académico DC se convirtió en fuente útil luego de dar a conocer su apoyo al Rechazo en una entrevista dominical en El Mercurio. Tras ella, el diario de los Edwards se encargó de exprimir sus declaraciones al máximo, con una seguidilla de notas y columnas.
A saber. El lunes, el diario recogió la positiva recepción que sus declaraciones tuvieron en sectores del Rechazo. El martes fue el turno de exconsejeros del INDH, quienes lamentaron que Boric no se hubiera reunido con Micco. El miércoles, finalmente, fue el editorial del diario el que opinó sobre el caso. “¿Cómo es posible que en una institución encargada de la defensa de los derechos humanos se entronice la intolerancia?”, se preguntó su comité editorial.
Tras la entrevista mercurial, Micco sería entrevistado, entre otros, por CNN Chile y radios Bío-Bío, Cooperativa y Pauta, declaraciones que serían recogidas por la gran mayoría de los demás medios. Micco asumía así su rol de rol de flamante fuente útil de aquí a inicios de septiembre
El protagonismo adquirido durante los últimos meses por Amarillos por Chile es uno de los fenómenos más decidores de esta campaña. Su omnipresencia no solo responde a la necesidad de encontrar nuevas voces en favor del Rechazo, sino a la estrategia de esconder a los dirigentes de derecha que espantan al electorado moderado.
Amarillo opaco
El protagonismo adquirido durante los últimos meses por Amarillos por Chile es uno de los fenómenos más decidores de esta campaña. Su omnipresencia no solo responde a la necesidad de encontrar nuevas voces en favor del Rechazo, sino a la estrategia de esconder a los dirigentes de derecha que espantan al electorado moderado. “Las dirigencias de la derecha se ocultan, por impresentables, entregando la vocería del rechazo a organizaciones de la sociedad civil”, explicó hace poco Hugo Herrera.
Entre las innumerables apariciones en medios de los cabecillas de los Amarillos, una de las más llamativas fue la ocurrida en la más reciente edición de Tolerancia 0, de Chilevisión. En ella uno de los invitados fue Mario Waissbluth, quien asegura en su perfil de Twitter que su objetivo es “proponer ideas que permitan mejorar la propuesta constitucional, que hoy adolece de severos defectos”. En el programa, el otrora fundador de Educación 2020 tuvo serios problemas para dar a conocer sus puntos de vista sin la ayuda de un vistoso ayuda memoria y, arrinconado por Daniel Matamala, debió admitir al menos una de las noticias falsas que ha diseminado en sus redes sociales.
“Desgraciadamente y fue un error mío. Esto fue un tuit anterior de otra persona que yo lo tomé y en lugar de retuitearlo, lo escribí yo (...) cuando fui a recuperar el origen estaba desaparecido, yo creo que no es cierto”, señaló Waissbluth, incurriendo en otra mentira: el tuit en cuestión sigue estando publicado.
¿El poder de los medios?
La teoría del chorreo, tan defendida por un modelo hoy en jaque, parece también aplicarse al sistema mediático, donde un par de diarios pone la música que luego bailan –con mayor o menor entusiasmo– el resto de los invitados a su fiesta.
Con la carrera desatada y los diversos actores intentando copar cada espacio disponible, vale la pena preguntarse, una vez más, qué poder ejercen los medios de comunicación a la hora de influir sobre las percepciones de la ciudadanía frente a procesos eleccionarios.
En Inglaterra, donde el conservadurismo se apronta a elegir a su próximo primer ministro, el especialista en poder mediático Des Freedman señaló hace pocos días: “El periodismo de élite debe ser uno de los pocos sectores donde aquellos con influencia real sobre cómo se enmarca y lleva a cabo la política dominante utilizan su dominio de las principales plataformas para hablar sobre la poca influencia que tienen. Esa es la belleza del poder de los medios: la capacidad de negar que existe”.
En el Chile de 2022, el verdadero alcance del poder mediático está siendo puesto a prueba a diario. Más allá de lo que suceda el 4 de septiembre, su capacidad para instalar voceros, discursos y narrativas es difícil de cuestionar. La teoría del chorreo, tan defendida por un modelo hoy en jaque, parece también aplicarse al sistema mediático, donde un par de diarios pone la música que luego bailan –con mayor o menor entusiasmo– el resto de los invitados a su fiesta. Esta vez, al menos, la fiesta es sin disfraces ni caretas.
Comentarios
Añadir nuevo comentario