Entrevistado en la radio, luego de exponer sus argumentos en la corte, el abogado de Luis Hermosilla, su hermano Juan Pablo, respondió así: "Déjeme hacer un breve discurso contra la hipocresía.... Luego de abrir el teléfono de Luis Hermosilla, y de usarse en esas cosas que usted está señalando (dijo a la periodista), bueno, mejor, ábranlo al tiro y veamos qué fiscales le pedían favores a Luis Hermosilla, veamos qué ministros le pedían favores a Luis Hermosilla... veámoslo completo, y no vayan haciendo cherry picking como se dice, o sea, escogiendo las cosas que a él lo sancionan, o lo disminuyen. Qué pasa si hay fiscales que están relacionados con la causa, que le han pedido también favores a él".
Juan Pablo Hermosilla, tarde, pero tiene profunda razón en gran parte de sus invocaciones. En primer lugar, y lo sé porque lo he padecido, claro que es un problema el poder sin contrapesos que tienen los fiscales en Chile, porque pueden usar ese súper poder, al mismo tiempo que para hacer el bien, hacer el mal. Para perseguir sospechosos, pero también para perseguir y meter en la cárcel gente, saltándose los derechos que la humanidad ha ido conquistando a lo largo de su existencia, para garantizar que cuando tengamos que enfrentar a la justicia, sea sin abusos, como el derecho al debido proceso, a la presunción de inocencia, el derecho a la igualdad ante la ley, etc.
Porque dice claramente que su hermano, uno de los aceiteros del tráfico de influencias, y con el que se han manejado las élites durante décadas, habría prestado servicios no solamente a las empresas de factoring, que es por lo que se le persigue, sino que también al negocio de la política, de la democracia, porque dice, amenazante, el abogado: Veamos qué Ministros y Fiscales le pidieron favores a Luis, a ver si son tan choritos cuando pongamos todas las cartas sobre la mesa.
Y tiene también razón en ese mañoso procedimiento de las filtraciones, cuya mecánica consiste, como también lo he señalado, en lo mismo que hacen los reducidores con las teles o las radios de autos. Robar es un delito, reducir también lo es. Sacar información que debiera estar custodiada, vale decir, robarla, para pasársela a alguien para que la difunda periodísticamente, es peor que reducir una tele en el persa, porque, y tiene razón de nuevo Juan Pablo, va en contra del debido proceso. La persona que roba información hace precisamente un "cherry picking", como dice el abogado, porque lo que busca es tratar de poner a la opinión pública en contra del acusado, así que filtra lo que le conviene o descontextualiza. Y así, ladrón y reducidor, cometen delitos, dirán ellos, en nombre de la libertad de prensa, presionando a los jueces y transformandolo todo en una tole tole, y al sistema en las brujas de Salem.
Juan Pablo Hermosilla apunta más allá, sin embargo. El está yendo en contra de la hipocresía. Alguna vez yo también lo denuncié, cuando exigí a la justicia que abriera las cuentas de los gastos ocultos de todos los candidatos, no solo las mías, para que supiéramos quién estaba financiando a qué campaña y con cuanto. Mi llamado de hace diez años no fue tomado en cuenta. Claro que esta situación, la que denuncia Hermosilla, es un vértigo porque su llamado en contra de la hipocresía lo que quiere es lo contrario: amenazar con develar la verdad, pero para mantenerla oculta. Porque dice claramente que su hermano, uno de los aceiteros del tráfico de influencias, y con el que se han manejado las élites durante décadas, habría prestado servicios no solamente a las empresas de factoring, que es por lo que se le persigue, sino que también al negocio de la política, de la democracia, porque dice, amenazante, el abogado: Veamos qué Ministros y Fiscales le pidieron favores a Luis, a ver si son tan choritos cuando pongamos todas las cartas sobre la mesa.
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