Su curriculum en la página oficial del Poder Judicial es discreto. Menciona que fue relatora de la Corte de Apelaciones de Santiago, de la Corte Suprema, y que luego fue ministra de ambos tribunales, a partir de 2002 ejerciendo en el tribunal de alzada capitalino, y a partir de 2013 en el máximo tribunal, al que llegó seleccionada por el presidente Sebastián Piñera y aprobada por 26 senadores en su minuto.
La ministra Gloria Ana Chevesich encabezará la Corte Suprema desde comienzos de enero de 2026. Es la primera mujer que ocupará el cargo de presidenta de esa entidad en sus más de 200 años de antigüedad. En su primera conferencia de prensa, luego de que el pleno la ratificara por decisión unánime, habló de recuperar las confianzas dentro del Poder Judicial:
“Tenemos que tomar decisiones para recuperar la confianza que debe tener la sociedad en su conjunto respecto del trabajo que hacen los tribunales de justicia, las cortes de apelaciones, la Corte Suprema, y para eso es menester conversar, ver qué decisiones debemos adoptar, pero creo que el camino que se ha tomado por ahora ha sido apropiado”.
Y es que la Corte Suprema atraviesa una de las mayores crisis que ha tenido desde el retorno a la democracia, por situaciones de tráfico de influencias vinculadas a nombramientos dentro del Poder Judicial. No solo eso: también se investiga la posible participación de ex ministros y ministros en fallos que favorecieron a empresas privadas, con evidentes conflictos de interés entre los abogados que litigaban en favor de esas empresas privadas, y los mismos ex ministros y ministros.
La jueza Gloria Ana Chevesich ha atravesado por momentos duros a lo largo de su carrera en el Poder Judicial. Según resaltaron varios medios, tuvo notoriedad en julio de 2000 cuando, siendo relatora de la Corte Suprema, redactó el fallo que luego permitió desaforar al ex senador y dictador Augusto Pinochet Ugarte.
Aunque su historia con la dictadura también tiene un poco de polémica. Eso acorde a una investigación del periodista Jorge Escalante, publicada por El Mostrador en 2013, en donde se afirma que el año 2004 estuvo en dos ocasiones por no desaforar al dictador. “En la primera de ellas, la jueza destacó el débil estado de salud del dictador como tesis. En la segunda, repitió su negativa, a pesar de declaraciones como las de Manuel Contreras sobre el funcionamiento de la DINA”, señala el mencionado artículo periodístico.
Pero todos dentro del Poder Judicial la conocen por su seriedad y por ser estudiosa. Ninguna de las fuentes consultadas por Interferencia se animó a realizar una crítica sobre su labor.
Su perfil fue ampliamente conocido a inicios de los 2000, por el conocido caso de corrupción en el gobierno conocido como MOP-Gate, donde se descubrieron sobresueldos a funcionarios del Ministerio de Obras Públicas. Entre sus condenados por fraude al fisco, estuvo el ex ministro Carlos Cruz.
Hoy en día, presidirá una Corte Suprema en la que ya han salido dos ex ministros: Sergio Muñoz y Ángela Vivanco. Esta última está siendo investigada por el Ministerio Público, donde se indaga supuestas coimas que habría recibido para favorecer al consorcio bielorruso Bellaz-Movitec, en un millonario juicio que tuvo en contra de la empresa pública Codelco.
En una situación similar, pero todavía como ministro de la Corte Suprema, se encuentra Diego Simpertigue, investigado por sus vínculos y conflictos de intereses con los abogados de Bellas-Movitec y la inmobiliaria Fundamenta, tal como han reportado los medios CIPER y Reportea.








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